El dueño de un centro veterinario de Madrid ha sido detenido en una finca de humanes acusado de prácticas "doloras y crueles" contra animales. El individuo en cuestión, que responde al nombre de Luis Miguel V.F., ha podido sacrificar a más de cien perros y gatos con el objetivo de extraer la sangre para venderlas a hospitales y clínicas veterinarias.
Los animales llegaban a manos del empresario a través de los propios propietarios, que a lo mejor no podían seguir cuidándolos por determinadas razones, y de protectoras.
La sangre que se extraía de los animales, cuyos cadáveres eran congelados e incinerador posteriormente en un crematorio de un pueblo de Toledo, se vendía a un precio bastante elevado: 80 euros por 400 mililitros de sangre de perro y 85 euros por 40 mililitros de sangre de gato.
Tras la operación llevada a cabo, un total de 240 animales han podido ser liberados. El empresario, que no carecía de título veterinario ninguno, ofrecía sus servicios de hemoterapia por toda España. Para obtener más sangre, el detenido pinchaba directamente en el ventrículo izquierdo del corazón, provocando la muerte inmediata del animal.
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