Quedan menos de 24 horas. El ajetreo se palpa en la parroquia de San Joaquín en El Puerto, donde varios hermanos ultiman los preparativos. Claveles sangre toro, iris statis y calas moradas envuelven a Nuestro Padre Jesús en su Prendimiento, a punto de realizar su salida procesional este viernes de Dolores. Nervios a flor de piel en un año especial para esta agrupación parroquial que está a las puertas de convertirse en hermandad. Acaban de entregar toda la documentación requerida para que la Diócesis de Asidonia-Jerez la reconozca como tal. “Llevamos toda la vida prácticamente dedicada a esto”, dice Jesús Peral, uno de los “chiquillos cofrades” que hace unos 25 años soñaron con crear una hermandad desde cero.
Una auténtica locura. “Completamente, no lo vamos a negar”, asegura Francisco José Ullén, actual presidente de la agrupación que cuenta con 124 hermanos. El portuense, de 33 años, se unió a esta aventura hace una década y, desde entonces, él y sus compañeros han vivido en sus carnes el largo proceso en el que derivó aquel bonito atrevimiento que tuvo un grupo de alumnos del colegio de La Salle.
Todo comenzó en una clase donde muchos docentes cofrades transmitían ese espíritu a unos adolescentes que ya sentían la pasión por la Semana Santa. “Empezó como un juego de niños, todos tenían esa ilusión por sacar a su Cristo y a su Virgen. Uno se pica, el otro tiene el gusanillo y así salió todo”, explica Francisco José.
"La primera Virgen era de cartón"
En el año 2000 los alumnos vivieron sus primeras salidas por los alrededores del colegio. Con entusiasmo acompañaban a una imagen sencilla, una pequeña Virgen. “La primera era de cartón, pero los padres de los fundadores encargaron un boceto en barro y fue Ángel Pantoja, que entonces tenía 20 años, quien esculpió el busto de un virgen pequeñita”, detalla el presidente. Llegó la Virgen, y, al año, el Cristo, que comenzaron a salir juntos por las calles durante varios años en los que el grupo aún era una asociación civil.
El cariño y el apoyo incondicional de las familias fueron clave para que, cada viernes de Dolores, El Puerto contemplara a los hermanos mecer a sus titulares. “Fueron años muy bonitos”, recuerda Jesús, que comparte con el 90% de sus familiares esta predilección y cientos de anécdotas acerca de los orígenes que el grupo siempre guardará en su memoria.
Ahora, la que llaman “virgen pequeñita” y el Cristo permanecen en la casa de hermandad de La Salle. Cuando lograron establecerse como agrupación parroquial en 2015, “la idea empezó a tomar un poco de más seriedad, ya se planteaba la formación cristiana y no solo el folclore de sacar un paso”. Francisco José explica que en ese momento se planteó la sustitución de las imágenes debido a que las iniciales no cumplían con los requisitos establecidos en el Reglamento de Hermandades y Cofradías de la Diócesis Asidonia-Jerez.
Esta vez, el escultor Ángel Pantoja, antiguo alumno de La Salle, se encargó del Cristo y, posteriormente, de la Virgen. Volvía a darle forma a ese rostro al que tanta devoción profesan hermanos y fieles de la ciudad. “El autor se inspiró en la que hizo hace 20 años para hacer la nueva, con una tez mucho más madura y grande. Vemos en la Virgen grande el reflejo de la pequeñita, es como si ella hubiera madurado también”, sostienen los cofrades.
El Cristo fue bendecido en 2019 mientras que la Virgen, en 2022, aunque solo el Señor sale del Monasterio del Espiritu Santo, donde ambos permanecen todo el año para recibir culto. “Poquito a poco, cuando la Virgen quiera saldrá en su paso”, comenta Francisco José, que sabe lo que cuesta sacar uno a la calle.
“Son muchos miles de euros. Parece que no, pero las hermandades funcionan prácticamente como si fueran empresas, y si no hay economía, la agrupación se queda estancada”, reflexiona el presidente, consciente de que cada flor o cada elemento de orfebrería es “muchísimo dinero, y más con la inflación”.
"Somos una familia de familias"
No solo es una cuestión económica. María Santísima del Perdón debe esperar a su hijo en el monasterio hasta que la Diócesis diga lo contrario. Ya han cumplido mínimo cinco años como agrupación parroquial, pero este no es el único requisito. “Son muchas directrices las que la Diócesis te exige para poder abrir el expediente de elección canónica. Gracias a Dios ya se ha tramitado todo y hemos presentado los estatutos, nuestro trabajo ya está hecho, ahora toca esperar, todo queda en manos de la delegación de Hermandades y del Obispo, que dictamina si va a ser en un año, en dos, en tres o en más”, explica Francisco José.
Aquellos chicos que soñaron con una hermandad, en poco tiempo la verán hecha realidad gracias a su esfuerzo y perseverancia. Un largo camino de entrega y dedicación que habrá merecido la pena. Cuando la Diócesis se pronuncie, los hermanos podrán vestirse de nazarenos con el velillo azul lasaliano y la capa y la túnica de color beige, y realizar su penitencia un día concreto de la Semana Santa.
“A El Puerto le cuesta mucho crecer en cofradías. Aparte de todas las trabas, los templos no son muy partidarios a la creación y fundación de nuevos grupos. Somos muy poquitos en comparación con otras localidades de alrededor. Por ejemplo, Sanlúcar tiene una cantidad increíble y es más pequeña”, expresa el presidente tras colocar un clavel.
La agrupación ha superado los obstáculos, está en la recta final de un viaje de puro sacrificio, horas, desgaste, disgustos y alegrías que quedan en el fuero interno de cada persona que pone su granito de arena. Esas que, como dice Francisco José, forman parte de “una familia de familias”, padres que siguen apuntando a sus hijas, primos, amigos y tíos. Todas ellas ya tienen la cabeza en este viernes a las 18.00 horas, momento en el que saldrá de la parroquia de San Joaquín y se dirigirá a la carrera oficial, por la que pasa desde 2019 “extraoficialmente”, iniciando así una semana de oración y sentimiento.
Comentarios