“El que me da fuerza es él, desde que me levanto hasta que me acuesto me sale la fuerza del corazón”, dice Antonia Castro, madre de Juan Holgado, el joven jerezano asesinado en una gasolinera hace justo ahora 24 años, el 24 de noviembre de 1995. Castro sujeta en sus manos una foto de su hijo en blanco y negro con la frase “Justicia para Juan Holgado”, que tantas veces ha pronunciado desde aquella fatídica madrugada en la que le arrebataron a su hijo. A sus 71 años, Antonia sigue gritando a los cuatro vientos que debe hacerse Justicia y que los culpables del asesinato de Juan deben pagar por ello. Este 24 aniversario lo hace en la plaza del Arenal, acompañada de una decena de amigos y amigas.
“No voy a perder nunca la esperanza”, dice Castro, “mientras pueda andar voy a ir a ver la jueza, tienen que darme una explicación”. “Lo que pedimos nada más es Justicia, Justicia para Juan Holgado. No se merecía lo que le hicieron”, dice la madre del joven que fue asesinado de 33 navajazos una noche que se encontraba trabajando en la gasolinera de la calle Martín Ferrador de Jerez. La última operación de la caja se registró a las 4:02 de la madrugada, poco antes de que fuera asaltado, atracado y acuchillado.
Un joven Juan, vestido con la equipación del Xerez CD, posa con los brazos cruzados, serio, en una foto que preside la pancarta que sostienen los presentes en la concentración celebrada en el 24 aniversario de su muerte. Antonia, con manos temblorosas, cuenta mientras los demás guardan silencio que sigue guardando la ropa de su hijo, al que anoche le pidió “que nos dejara diez minutos sin lluvia para defenderte”. Y así fue. El agua caída del cielo frenó su ímpetu cuando, pasadas las once de la mañana, Antonia se concentró para volver a pedir Justicia. “No queremos dinero”, repite una y otra vez. “Solo Justicia”.
Antonia, acompañada de amigos y amigas, en la concentración por el 24 aniversario de la muerte de Juan. FOTO: MANU GARCÍA
La madre Holgado lamenta la prescripción del caso, en 2015, cuando se cumplieron 20 años del crimen, momento en el que la Audiencia Provincial de Cádiz archivó la causa, una decisión que el padre, Paco Holgado, recurrió ante el Tribunal Constitucional. Lo cierto que el crimen, tras varios juicios, se saldó sin condenados. Los fallos se sucedieron pocas horas después del crimen, cuando personas ajenas a la investigación accedieron a la gasolinera, que incluso se limpió, eliminando posibles pruebas.
Las únicas huellas dactilares, encontradas en un tetrabrik, pertenecen a Agustín M. R-B., alias El Gata, pero no fueron suficientes para dar con los culpables. Uno de los supuestos autores de los hechos falleció en 2006 en prisión, tras acumular 17 detenciones, llevándose a la tumba los nombres de sus supuestos compinches. “He ido a aclarar lo del tetrabrik muchas veces”, dice Antonia tras la pancarta, asegurando que seguirá “en la lucha”. “Donde tenga que ir voy a seguir yendo, no tendrían que prescribir los delitos”, señala.
El primer juicio se celebró en 1999, tras el que los cuatro imputados salieron absueltos. En 2003 se volvió a judicializar el caso tras un recurso de la familia, que pedía que fueran admitidas las grabaciones realizadas por Paco Holgado, el Padre Coraje, que se infiltró en los bajos fondos jerezanos para lograr pruebas que dieran con los culpables. Pero los supuestos autores de los hechos fueron absueltos de nuevo. El análisis de 23 huellas dactilares, por orden del Juzgado de Instrucción número 1 de Jerez en 2016, determinó que una de ellas era de El Gata. “Más de 20 años de lucha esperando hacer Justicia”, se puede leer en la pancarta. La familia de Juan, a pesar de todo, no pierde la esperanza.
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