Las olas de calor han provocado un repunte alarmante en la mortalidad en Andalucía. Entre el 16 de mayo y el 13 de julio de 2025, se han registrado 111 fallecimientos atribuidos al calor en la región, frente a los 18 del mismo periodo del año anterior. El incremento, del 516%, se enmarca dentro de una tendencia nacional preocupante. A nivel estatal, el sistema de Monitorización de la Mortalidad diaria (MoMo), del Instituto de Salud Carlos III, ha vinculado 1.180 muertes a las altas temperaturas, un dato que contrasta con las 70 contabilizadas en 2024 durante las mismas fechas.
Por género, el calor ha afectado especialmente a las mujeres en Andalucía, con 71 víctimas frente a 40 hombres. El perfil de los fallecidos se concentra en personas mayores: 108 de los 111 tenían más de 65 años, lo que subraya la vulnerabilidad de este grupo ante fenómenos meteorológicos extremos. Según los datos analizados en el Observatorio de Salud y Cambio Climático (OSCC), esta tendencia refleja un patrón que se consolida con cada verano.
Un verano de récord con consecuencias letales
Sanidad ha descrito lo vivido en las últimas semanas como un "episodio térmico de intensidad excepcional", con un aumento "sin precedentes en las temperaturas medias y un incremento notable de la mortalidad atribuible a las olas de calor". Los registros de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) revelan que junio ha alcanzado una temperatura media mensual de 23,6 grados, superando en 0,8 grados el anterior máximo histórico de 2017 y en 3,5 grados la media del periodo 1991-2020. Las previsiones apuntan a que julio continuará por encima de la media histórica, con una probabilidad superior al 70%.
La gravedad del fenómeno queda reflejada también en los 76 niveles de riesgo rojo activados por calor extremo en diversas zonas del país, frente a ninguno en el mismo periodo del año anterior. Además, desde la puesta en marcha del plan de vigilancia, las comunidades autónomas han notificado diez muertes por golpe de calor, cinco de ellas en mayores de 65 años, cuatro en personas entre 52 y 62 años, y una más sin datos conocidos.
En cifras relativas, el incremento de la mortalidad por calor en España alcanza el 1.300% respecto al mismo periodo de 2024. Solo en la primera semana de julio, las muertes se han disparado un 47% en comparación con todo el mes anterior, consolidando una tendencia ascendente que alerta tanto a autoridades sanitarias como a expertos en climatología.
El norte peninsular, nuevo epicentro de vulnerabilidad climática
El impacto del calor ha sorprendido especialmente en regiones que tradicionalmente no registraban temperaturas extremas. Galicia, La Rioja, Asturias y Cantabria se encuentran entre las comunidades más afectadas, un cambio que, según Sanidad, podría deberse a una menor adaptación estructural y social frente al calor extremo. Esta falta de preparación agrava la vulnerabilidad de una población que no está habituada a estos fenómenos.
Los responsables del OSCC han subrayado la necesidad urgente de implementar estrategias de adaptación y mitigación que protejan a los colectivos más sensibles. “Estamos observando una combinación de envejecimiento poblacional, desigualdad climática y falta de resiliencia ante un calor que ya no es excepcional, sino cada vez más habitual”, advirtieron durante su reunión. La persistencia de estos episodios plantea un reto sanitario y climático de primer orden para los próximos veranos.



