Abusos en el comedor social de El Puerto: "Vienen en coche y se paran en la puerta"

La asociación Sol y Vida se ha visto obligada a pedir documentación durante la entrega de las bolsas, algo que nunca había hecho en más de 15 años, tras detectar que algunas personas se aprovechan del servicio

Una persona con una bolsa de comida recogida en un comedor social.
Una persona con una bolsa de comida recogida en un comedor social. MANU GARCÍA

Dar alimentos a quiénes más lo necesitan es la labor que desde hace más de 15 años lleva por bandera la asociación Sol y Vida de El Puerto. Un comedor que se esfuerza en que las personas en riesgo de exclusión social tengan algo que llevarse a la boca en su dura rutina. 

En los últimos días, un vecino ha mostrado su indignación con respecto al funcionamiento de este servicio que lleva desde 2003 velando por los más desfavorecidos. Según difunde en redes sociales, los voluntarios piden DNI, certificado del SEPE y un certificado de Pensiones a aquellos vecinos que se acercan. “Es vergonzoso e inhumano”, señala.

La entrega de las bolsas con primer y segundo plato, postre y pan se realiza de lunes a viernes de 12.45 a 13.45 horas desde la calle Cruces. Comida que prepara un matrimonio mayor con cariño para ayudar a los demás, sin recibir nada a cambio.  

Solidaridad de la que muchas familias se quieren aprovechar. Los voluntarios han detectado “abusos” que han llevado a María del Carmen Lara, concejala de de Servicios Sociales del Ayuntamiento de El Puerto, encargada del comedor, a tomar medidas.

"La entrega tan solo dura 10 minutos"

“Desde que empezamos, nunca hemos pedido nada para comer. A una persona que tiene hambre, no le voy a pedir un papel”, expresa la edil. Sin embargo, la situación se ha vuelto insostenible desde que la entrega tan solo dura 10 minutos, según le comentan. 

“Hasta ahora siempre había hecho vista gorda aunque supiera quién cobraba y quién no”, dice Lara. Pero el viernes 25 de febrero, “me sentí agobiada” y decidió tomar cartas en el asunto para “evitar los abusos y no dejar sin comer a quien más lo necesita”.

María del Carmen le dijo al voluntario que empezara a pedir el DNI con el fin de poner orden al observar el descontrol desatado. “No voy a estar dando comida a gente que no lo necesita. No es el objetivo”, comenta a lavozdelsur.es.

“No voy a estar dando comida a gente que no lo necesita. No es el objetivo”

En cuanto el encargado comenzó a solicitar la documentación, “muchos no llegaron a ponerse ni en la cola”.  En los últimos días, la delegada asegura que el voluntario ha sido testigo del descaro de algunas familias. 

Algunas personas acuden en coche y se bajan en la puerta para pedir la comida “en tu cara”. Además, la edil alguna vez ha escuchado a las vecinas comentar: “Pide la comida en el centro de emergencia y no tienes hoy que guisar”.

Sol y Vida prepara alrededor de 45 menús diarios y reparte 250 bolsas mensualmente gracias a la colaboración de entidades como el Banco de Alimentos o Mercadona, que en más de una ocasión ha dado cajas enteras de fresas a cada beneficiario.  

A raíz de los últimos episodios, Lara se puso en contacto con una trabajadora social para intentar solventar el problema. “Es muy difícil, pero tengo que llevar un control mínimo porque, al final, se queda sin comer el que realmente lo necesita. No quiero ni que el voluntario se enfrente ni poner a la Policía allí”, sostiene.

María del Carmen lamenta que algunas personas utilicen las redes sociales “para hacer daño”. Pero asegura que “para tirar la toalla soy muy dura” y seguirá adelante pese a los quebraderos de cabeza y los disgustos que, a veces, le supone. Ni los impagos municipales en legislaturas anteriores ni las críticas harán que frene su intensa labor que, en esta ciudad, se suma a la de las congregaciones religiosas. 

Sobre el autor:

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Patricia Merello

Titulada en Doble Grado en Periodismo y Comunicación audiovisual por la Universidad de Sevilla y máster en Periodismo Multimedia por la Universidad Complutense de Madrid. Mis primeras idas y venidas a la redacción comenzaron como becaria en el Diario de Cádiz. En Sevilla, fui redactora de la revista digital de la Fundación Audiovisual de Andalucía y en el blog de la ONGD Tetoca Actuar, mientras que en Madrid aprendí en el departamento de televisión de la Agencia EFE. Al regresar, hice piezas para Onda Cádiz, estuve en la Agencia EFE de Sevilla y elaboré algún que otro informativo en Radio Puerto. He publicado el libro de investigación 'La huella del esperanto en los medios periodísticos', tema que también he plasmado en una revista académica, en un reportaje multimedia y en un blog. 

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