12 operaciones y 29 cicatrices tras ser rociada con ácido por 'El melillero', que estará libre en 23 años

El abogado jerezano Manolo Hortas ha sido el defensor de las víctimas del salvaje ataque de terror machista en Cártama (Málaga) hace ahora dos años. El principal agresor, José Arcadio D. N., ha sido condenado a 41 años de prisión, pero solo cumplirá un 60% de esa pena

'El melillero', en una imagen de Canal Sur, durante el juicio en la Audiencia Provincial de Málaga, en noviembre pasado.
'El melillero', en una imagen de Canal Sur, durante el juicio en la Audiencia Provincial de Málaga, en noviembre pasado.

Sandra G. B. tuvo que ser intervenida hasta en doce ocasiones cuando estaba ingresada en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, donde estuvo 41 días en estado crítico. El parte detallado con la asistencia médica y quirúgica que precisó, hace ahora dos años, un 12 de enero de 2021, provoca escalofríos al leerlo. Sufrió quemaduras de tercer grado en parte del rostro con grave afectación del ojo izquierdo, cuello, ambas manos y antebrazos. Aunque quiere olvidar, no lo consigue.

Ahora tiene 29 años y su vida estará marcada para siempre no por la relación tóxica, de "celotipia incontrolada" y de dominación machista que sufrió durante unos meses de 2020, sino por el episodio que casi la mata a comienzos de 2021.

El bote de ácido sulfúrico con una concentración del 98% con el que le roció José Arcadio D. N., alias El melillero, no solo le abrasó su piel, el 45% de su cuerpo, sino que le ha dejado secuelas de por vida.

El violento agresor, con una colección en sus 28 años de edad de más de una decena de antecedentes penales —robo, conducción temeraria, violencia de género...—, había urdido el intento de asesinato con dos cómplices, la esperó aparcado en Cártama (Málaga) tras instalar un localizador de posición en el vehículo de su exnovia (con la que mantuvo una relación de apenas medio año, entre mayo y junio del año antes), y cuando ésta llegó con una amiga las roció con el bote de ácido directamente en el interior del coche.

'El melillero' y el coche de las chicas a las que roció con ácido el pasado martes. Autor: Canal Sur
'El melillero' y el coche de las chicas a las que roció con ácido el pasado martes. Autor: Canal Sur

Sandra tiene 18 secuelas físicas y 29 perjuicios estéticos, cicatrices, como consecuencia del salvaje y despiadado ataque, que además le ha dejado un daño psico-físico y un transtorno postraumático que, probablemente, será irreversible.  Su abogado, el letrado jerezano Manolo Hortas, insistía en los días del juicio en que las víctimas, Sandra iba acompañada de su amiga Cristina S. —a la que el ácido hirió con menor virulencia—, quieren olvidar lo antes posible esta página tan terrible de sus vidas. Pero es imposible olvidar.

No podrá cumplir más de 25 años entre rejas por el total de las penas

La sentencia de la Audiencia Provincial de Málaga, a la que ha accedido lavozdelsur.es y que se ha hecho pública hace unos días, condena a El melillero a 17 años por el intento de asesinato de su exnovia, a otros 16 años por el intento de asesinato de la amiga de esta, a tres años por un delito de maltrato habitual, a un año y tres meses por un delito de acoso y a cuatro años por dos delitos de amenazas.

Del total de 41 años, no podrá cumplir más de 25 años entre rejas por el total de las penas, reza el fallo judicial, que será recurrido ante el TSJA. Lleva en prisión provisional desde su detención, en enero de 2021. Como máximo, con 51 años podría estar de nuevo en la calle.

El fallo también condena a un total de 31 años de prisión a Juan José G., alias El poti, que acompañaba a El melillero en el momento de la agresión, y también condena a diez años a Víctor M. A., que fue quien compró por interner el ácido sulfúrico. Tanto El melillero como El poti deberán indemnizar, de forma solidaria entre ambos, a Sandra con 1.103.401euros y a su amiga Cristina con 312.522 euros.

Sandra, víctima con ácido del 'Melillero', en la imagen que ha acompañado su carta.
Sandra, víctima con ácido del 'Melillero'.

Agresiones previas: hasta un corte con cuchillo

El fatídico día de enero de 2021 cuando se produjo lo que, en palabras de El melillero en el juicio solo quería ser "un susto", fue el cúlmen de meses tormentosos para Sandra. "En cuanto que intentaba resistirse, los actos de control se volvieron más tajantes acompañados de agresiones en distintas ocasiones, llegando a emplear la fuerza para impedir que saliera de la casa. Igualmente frecuentes eran los insultos relativos a su libertad sexual, que culminaron con amenazas de muerte que llegaron a materializarse en el intento de acabar con su vida. Se generó con ello un clima de dominación permanente" sobre Sandra, reza la sentencia de la Audiencia Provincial de Málaga. 

Con insultos diarios, con decisiones sobre dónde podía o no ir, el fallo recoge que el agresor "tenía necesidad de saber lo que hacía en todo momento, por lo que tuvo que irse a vivir con él. Tomó la decisión presionada por ese control continuo al que la sometía. Relata con detalle tres ocasiones en las que el procesado intenta acceder a su móvil (forcejeo en los que resulto herida en la mano con un cuchillo, en la ducha y en la cama), acompañados de agresiones físicas y comportamientos compulsivos. Igualmente controlaba los sitios a los que pretendía ir".

'El melillero', siendo detenido por la Guardia Civil.
'El melillero', siendo detenido por la Guardia Civil, tras su fuga.

El temor de Sandra, que llega incluso a temer que su exnovio la persigue en un coche con las luces apagadas, fue detectado por sus amigas e incluso ella intuía que El melillero le había instalado un geolocalizador en el coche, pues aparecía con frecuencia por sorpresa donde ella se encontraba. "Queda acreditado por el informe de la Guardia Civil que Sandra cambió de número de teléfono así como bloqueó a José Arcadio en sus cuentas de instagram no obstante lo cual siguió recibiendo mensajes de este en el mes de enero de 2021, valiéndose para ello de identidades ocultas", mantiene el escrito judicial.

12 de enero de 2021: unos minutos de terror machista

Son las 14.10 horas del 12 de enero de 2021. Conocedor del lugar por el que tenía que pasar el vehículo Mini conducido por Sandra, en el que iba como copiloto su amiga Cristina, José Arcadio El melillero estacionó el que él conducía, uno de marca Volkswagen, en una calle de Cártama, esperando el paso por el lugar del coche de su exnovia.

Juan José G., en el asiento del copiloto, portaba dentro de una bolsa de plástico un bote de un litro de ácido sulfúrico de 98% de pureza, que la había entregado José Arcadio, que pensaba arrojarle a Sandra. Todo esto está incluido como hechos probados en la sentencia de la Audiencia Provincial de Málaga.

"Al aproximarse a ellos en sentido contrario el vehículo conducido por Sandra, José Arcadio colocó el suyo en paralelo, procediendo uno de los ocupantes a presionar el bote que contenía el ácido sulfúrico, dirigiéndolo a la parte superior del cristal correspondiente al piloto del vehículo conducido por la víctima. Al tener esta, bajado el cristal varios centímetros, el ácido penetró en el vehículo cayendo sobre su cuerpo, afectando especialmente al lado derecho de su cara y extremidades. Parte de las sustancia alcanzó el cuerpo de Cristina".

Ambas mujeres tuvieron que salir precipitadamente del turismo para evitar la asfixia por el ácido, gritando por efecto del fuerte dolor que las quemaduras en la piel les provocaban, quedando Sandra prácticamente desnuda, por efecto corrosivo del ácido. "José Arcadio se reía mientras las miraba, antes de darse a la fuga. El vehículo Mini se desplazó sin control cuesta abajo impactando contra otro vehículo y después contra una farola pública. A Juan José le salpicaron varias gotas de ácido en la cara tras la manipulación del bote que contenía ese fluido.

La médico forense confirmó en el juicio que el vertido del ácido causó un riesgo vital para ambas mujeres, y que solo la rápida intervención médica, por entubación de Sandra, impidió la muerte por asfixia. No murió, pero las secuelas de ese día de terror la marcan para el resto de su vida.

Hace solo unos días, en una videollamada con su actual pareja, madre de su hijo y que estuvo presente en el juicio celebrado en noviembre pasado, José Arcadio El melillero reaparecía en la cárcel jactándose de infringir las normas de la prisión en la que se encuentra. "Estoy vivo, vivito, ¡vivito!", dice sin pudor, sin arrepentimiento alguno, mientras fuma y canta rodeado de reclusos. 

Sobre el autor:

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Paco Sánchez Múgica

Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

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