Cinco años después de la huelga nacional que sacudió el sistema sanitario en pleno agotamiento postpandémico, los médicos españoles vuelven a salir a la calle. Esta vez, su rechazo va dirigido al borrador del nuevo estatuto marco del Ministerio de Sanidad, que consideran un ataque directo a su profesión, y por el que exigen un estatuto propio que reconozca su singularidad y ponga fin a años de precariedad laboral.
Ni las últimas reuniones entre el Comité de Huelga y el equipo de la ministra Mónica García han logrado evitar el paro, convocado por la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) y el Sindicato Médico Andaluz (SMA). Ambos sindicatos aseguran que el nuevo documento “empeora incluso la situación actual” de los facultativos.
Exclusividad obligatoria y reclasificación profesional
Entre los puntos más criticados del borrador se encuentra la exclusividad obligatoria para los médicos especialistas durante sus cinco primeros años de contrato en la sanidad pública, así como para los jefes de servicio, jefes de sección y coordinadores. Además, introduce un sistema de clasificación profesional que, según denuncian, “equipara a los médicos con otros graduados, devaluando su formación y responsabilidad”.
También reprochan que el texto omite aspectos clave como la regulación de la jubilación y el cómputo de las horas de guardia en relación a esta. Unas carencias que han encendido a un colectivo que ya mostraba señales de hartazgo tras años de reformas parciales y promesas incumplidas.
La protesta cuenta con el respaldo del Foro de la Profesión Médica, integrado por entidades como el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM), Facme, la Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Medicina (CNDFM) y el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM). Para ellos, esta movilización “es necesaria” ante un estatuto que perpetúa la precariedad.
Concentraciones en varias comunidades
El Foro insiste en que la única vía eficaz para mejorar sus condiciones laborales es un estatuto propio, que regule con claridad aspectos como la jornada laboral, los horarios, el régimen de incompatibilidades y una clasificación profesional ajustada a la realidad del ejercicio médico.
La plataforma Apemyf, que agrupa a otras 16 organizaciones médicas, aún no se ha sumado oficialmente a la huelga, pero ha señalado que está a la espera de “compromisos de unión” por parte de CESM y SMA. En todo caso, respetará la decisión de aquellos médicos que decidan parar.
Uno de los sindicatos más activos, Amyts, sí ha respaldado con firmeza la convocatoria. Además, ha organizado una concentración a las 10 de la mañana frente al Congreso como acto central de la jornada de protesta, rememorando la última gran huelga médica de octubre de 2020.
Desde el Ministerio, sin embargo, niegan que el nuevo estatuto dañe al colectivo. Alegan que el texto introduce mejoras, como reducción de las guardias a 17 horas, compensación directa del descanso en la jornada ordinaria y límites a la atención urgente que no superan las 45 horas semanales, tres menos que lo estipulado por la normativa europea.
Sanidad también afirma que ha eliminado la exclusividad para los profesionales recién egresados de la formación especializada, aunque la mantiene para cargos directivos y mandos intermedios. La ministra Mónica García ha asegurado este jueves que sigue negociando con todos los sindicatos y que respeta “todas las reivindicaciones”, pero defiende que su propuesta “responde a las necesidades reales de los profesionales”.
Las movilizaciones previstas se extenderán por casi una decena de comunidades autónomas, entre ellas Extremadura, La Rioja, Cantabria y Baleares. Un nuevo pulso entre médicos y administración que vuelve a poner en el centro del debate el futuro del sistema sanitario español.


