Irene es una joven que simboliza el hartazgo y cansancio que sufre una profesión, la de enfermería, golpeada por el sistema. Ella ha dicho basta, ha decidido no renovar su contrato como interina por la sobrecarga de trabajo en urgencias.
"Llegamos a tener 15 pacientes a cargo por enfermera. No se puede trabajar así", destaca Irene a Nius.
La joven, que trabaja en las urgencias del madrileño hospital de La Paz, lleva meses con estrés y ansiedad. Ha tenido que ir incluso al psicólogo. "Te vas guardando todo y te llevas a casa a los pacientes. Tienes miedo de haber cometido algún error. Ya no podía más. Jamás pensé que me llegaría a tocar. ¿La profesión que tanto he amado me estaba castigando? No. La profesión no castigaba, es el sistema el que nos castiga"
Su renuncia a renovar le supondrá la penalización de estar un año sin entrar en la bolsa, pero esto no es algo que en estos momentos le preocupe. Tras cinco años en oncología y pasar por urgencias, tiene claro que cuando vuelva a entrar en la bolsa pedirá plaza para un centro de salud.
En el hospital, como narra, había "una sala a la que yo llamo el infierno, porque desde el puesto de enfermería no se ve a los pacientes cuando hay acumulación. Cualquier cosa se te puede pasar. Puedes tener a la vez un infarto que hay que monitorizar, una insuficiencia respiratoria que hay que vigilar, y otras decenas de cosas".
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