La Sierra vive en esta segunda ola un momento clave. Los casos bajan a menor ritmo que en otros distritos andaluces por las restricciones sanitarias. La situación no es de alerta máxima como Granada, pero las localidades serranas cuentan muchos de ellos con tasas superiores a los 500 casos por cada 100.000 habitantes.
A los problemas de la sanidad en el mundo rural, donde es más difícil acceder a especialistas y hay más dependencias de consultorios, se une que el hospital de Villamartín es concertado, y que en una parte de la Sierra acuden más al de Ronda, fuera del distrito sanitario al que pertenece pero mucho más cerca que Villamartín o Jerez.
Los alcaldes de Villamartín, Prado del Rey y Setenil dan su visión de la situación.
Juan Luis Morales, Villamartín, tasa de 1.341
La localidad es referencia para su zona, una pequeña capital de 12.150 habitantes. En las pasadas dos semanas han dado positivo 163 perso,ad de un total de 447 casos desde que empezó la crisis a 25 de noviembre. El regidor andalucista cree que deberían darse mejores datos sobre la situación de presión hospitalaria en el hospital de su localidad. "Recientemente se han dado traslados a Jerez de pacientes de covid. No hay nada oficial, pero se habla de un problema para contratar enfermeras. A eso se une une que los médicos no vienen a la Sierra, no se les puede contratar porque no hay, sobre todo para las guardias". Con todo, "en la primera ola había miedo a que no hubiera respiradores. Hoy se atiende a todos".
"La sensación es que todos los pueblos sufrimos picos altos, unos antes y otros después. El epidemiólogo nos dice que espera una baja que se note en 10 días. El futuro no lo conocemos, pero la evolución ha sido esa", señala sobre la situación en la zona. "En la primera ola las medidas aquí fueron más tempranas", señala en relación a que, con la excepción de Alcalá del Valle, cuando llegó el confinamiento no existían muchos casos en la Sierra.
"Las razones actuales creo que son el desembarco de turistas en la Sierra en el Puente del Pilar. A partir de ahí vinieron todos los males. Además, en la Sierra estamos muy interconectados, en lo laboral y en las familias. Parte de mi familia es de Bornos, por ejemplo", subraya. "Y en los pueblos pequeños, hablar de tasa de 500 tiene un efecto perverso. Con dos familias afectadas, la tasa se dispara. En Villamartín no son pocas 162 personas, pero dan un pico muy alto".
A ello se suma que, a su juicio, "tuvimos dos semanas o tres en que no echamos cuenta al virus. El compartamiento ese tiempo no ha sido ejemplar", lamenta. "Hoy sí". Y no quiere, en perspectiva de la mejoría que viene, un cierre. "No estamos en ese nivel. Si las perspectivas no se cumplieran, quizás debiera tomar la Junta cartas en el asunto, como limitar horarios, porque los ayuntamientos no tenemos herramientas. Pero ahora no estamos en ese nivel", remacha.
Rafael Vargas, Setenil, tasa de 794
Un brote en su residencia ha resultado atroz, aunque oficialmente solo se ha dado una muerte en toda la pandemia. Muchas personas mayores han ingresado en los hospitales de Cádiz, San Fernando y la vecina Ronda, con la que limita pero que es, como se sabrá, provincia de Málaga y está por tanto fuera de su distrito sanitario.
"Según los datos, la situación se ha estabilizado. Cada vez hay más negativos entre las personas ingresadas. Hay unas 10 en San Fernando, dos en Cádiz y tres en Ronda. Otros están directamente en Setenil en la residencia. Estamos ya esperando que vuelvan cuatro o cinco después de dar negativo", indica sobre el brote.
De los que están en Ronda, "estamos intentando que a alguno no le den el alta porque aunque hayan dado negativo no están para volver a casa en estos momentos, entendemos, aunque estamos deseando que vuelvan ya todos". El hospital al que acuden es precisamente al malagueño salvo otras razones. "A Villamartín para algo concreto, o a Jerez, pero por sistema vamos a Ronda cuando hay un problema, está al lado. Ahora, sabemos que siguen aceptando enfermos aunque estuvieron saturados".
De esta ola indica que nota que es gente joven, por lo general, y que las localidades de alrededor, incluyendo las malagueñas, tienen muchos casos, "están minados en Cuevas, Almargen, Teba...". "Ha venido bastante fuerte en municipios que estaban sin casos. No te sé decir las causas".
Porque, a su parecer, "la gente cumple. Hicimos un llamamiento por 15 días a que la gente se quedara en casa. Ahora hay respeto, con muy pocos bares abiertos y la movilidad es mínima. Este virus es pólvora, con una chista surge todo. Hemos bajado ahora la tasa a la mitad de lo que tuvimos, pero puede volver a subir por otro brote", advierte.
Las medidas, celebra, "han funcionado. Pedí un cribado masivo pero ya no creo que lo hagan por cómo evoluciona la cosa. Hay que seguir así, y si hay que volver a limitar, volveremos".
Vanesa Beltrán, Prado del Rey, tasa de 767
Su localidad hará un cribado masivo ordenado por la Junta, para conocer la incidencia real del virus. "Esta mañana", por el miércoles, "han empezado con el estudio para elegir a los vecinos que entrarán en el cribado, es vital". En general, ha oído, dice, "rumores de falta de enfermeras en el Hospital de Villamartín. Me llegan quejas, pero hay que valorar todas las posturas, porque creo que todos estamos crispados por la situación". Otras de esas quejas, "por la atención primaria que no es presencial. No todo es covid", recuerda, "y entendemos que la situación de los sanitarios es complicada, pero también que a veces es importante esa atención presencial y no telefónico para otras enfermedades".
Sobre las razones de las altas tasas de contagios, señala también al Puente del 12 de octubre, por vecinos que estuvieron fuera esos días. "Al principio teníamos los focos controlados, pero luego fueron multitud de familias que no se sabía concretamente de dónde procedía el contagio. Lo cierto es que sabemos que la mayoría lo hacen en reuniones familiares o con amigos. Tenemos que evitarlo".
Por suerte, dice, las personas ingresadas "en Villamartín de Prado del Rey no han ido con una carga viral muy alta y salen adelante". Pero la responsabilidad es clave. "Tenemos que evitarlo para que nadie nos falte o que nadie llegue a pasarlo mal por un contagio".
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