Claudio superó el covid tras 20 días en coma: "A los negacionistas les daba una vuelta por una UCI"

Este sevillano, de 47 años, sin patologías previas y que no fuma ni bebe, pasó 50 días en el hospital tras contagiarse de coronavirus. Seis meses después continúa con su rehabilitación y arrastra diversas secuelas

Claudio Lama estuvo 20 días en coma tras contagiarse de coronavirus y aún tiene secuelas.
Claudio Lama estuvo 20 días en coma tras contagiarse de coronavirus y aún tiene secuelas. MANU GARCÍA

Claudio empezó a sentirse mal un día en el trabajo. Es comercial y él dice que ese empleo es “artístico”, que tiene que pillarte inspirado. Y en ese momento no lo estaba. Por eso decidió tomarse la jornada con tranquilidad. Al día siguiente no mejoró. Cuando fue al hospital, le recetaron Ventolin. Pero no mejoraba. Ni a él, ni al personal médico, se le pasó por la cabeza que podía ser coronavirus. En ese momento, a principios de marzo, Sevilla apenas contaba un caso confirmado, una docena en toda Andalucía. Pero él ya lo tenía, aunque no lo supiera.

“Estaba reventando, respiraba fatal, me costaba mucho”, cuenta Claudio Lama (Coria del Río, Sevilla, 1973), que llegó a llamar 107 veces al Servicio Andaluz de Salud, para pedir cita y solicitar atención médica, aunque terminó acudiendo al hospital por su propio pie. Allí estuvo 50 días ingresado en el hospital, 20 de ellos en coma inducido, otros 15 días en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y 15 más en planta, en Nefrología, porque sus riñones no respondían, como el resto de sus órganos, ya que sufrió un fallo multiorgánico. “Sólo el corazón me funcionaba”, cuenta, cuando recibe a lavozdelsur.es en su vivienda, en el Aljarafe sevillano, de donde sale sólo para lo imprescindible.

A su llegada al hospital, tras hacerle una radiografía, decidieron ingresarlo. “Pensaba que intubarme era ponerme una mascarilla para respirar mejor, pero cuando me desperté tenía tubos por todos sitios”, cuenta Claudio. Una sonda nasogástrica en la nariz, una traqueotomía en el cuello, le habían puesto un catéter para someterlo a diálisis y suplir así la función de sus riñones…  “He salvado el brazo izquierdo porque me daban por muerto y el cirujano dijo que no me iban a enterrar a pedazos”, relata con dureza. Una necrosis —disminución del flujo sanguíneo en los huesos de las articulaciones— le ha dejado marcas en su antebrazo izquierdo, no puede mover bien ese brazo, el pulmón izquierdo funciona al 30% y, los riñones, al 60%. Son las secuelas del covid contra las que todavía lucha, seis meses después de salir del hospital.

El brazo de Claudia Lama, con secuelas tras sufrir una necrosis.
El brazo de Claudia Lama, con secuelas tras sufrir una necrosis. Autor: Manu García

Claudio no sabe dónde se contagió. Unos días antes estuvo en Madrid, en un tanatorio, y poco después en un bautizo de donde salieron varios casos, aunque ahí ya se encontraba mal. Él no fuma, no bebe y no tenía patologías previas. A sus 46 años, fue al hospital sólo, pensando que saldría en breve, y desde allí tuvo que llamar a su mujer para despedirse de ella. “Si llego a saber lo que me iban a hacer me da un infarto”, señala. “Deduzco que me cogieron tarde y tenía mucha carga vírica, el virus se hinchó conmigo”, expresa.

Cuando Claudio despertó, tras estar 20 días en coma inducido, se sentía como un lagarto en un terrario. "Veía a todo el mundo asomado por los cristales, mirándome, saltando y llorando de alegría. Aquello era una fiesta y yo quería saber qué pasaba, hasta que me enteré de que era por mí. Era un triunfo para los sanitarios que hubiera despertado", cuenta. "No sabemos los sanitarios que tenemos", dice, agradecido. Ellos le animaron a seguir porque, confiesa, en ocasiones hasta pensó en rendirse. "Tengo muy buen humor, pero en el hospital me venían las bajonas y lloraba más que Jeremías. ¿Qué mierda de vida voy a llevar?, pensaba. Con diálisis, una traqueotomía, cagándome encima... No quería eso". Hasta calculó mentalmente qué pensión le quedaría a su mujer en caso de fallecer, "pero los médicos me decían que espabilara". Y así lo hizo.

Mientras, en redes sociales, su pueblo y localidades de alrededor, con famosos como Pastora Soler —a la que conoce de la infancia en Coria—, Joaquín el futbolista del Betis, José Manuel Soto... le mandaban ánimos en redes sociales, donde los mensajes de ánimo se contaban por cientos. "Mis hermanos empezaron a moverse porque creían que me moría", cuenta Claudio, por lo que inciaron una campaña en redes sociales para que la ciudadanía escuchara y compartiera una canción que a él le encanta, Soy rociero, que se escuchó desde muchos balcones. "Cuando recuperé el móvil me dijeron que no viera las redes sociales, para no alterarme. Un día entré y tenía cientos de mensajes en WhatsApp y muchos más en Facebook. Yo veía eso y el corazón se me ponía a 2.000, me lo tuvieron que quitar", recuerda.

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Claudio Lama, en el patio de su casa, tras atender a lavozdelsur.es. Autor: Manu García

En su casa, su mujer, con la que estuvo 31 días sin hablar, vivía pegada al teléfono, "esperando los diez minutos de mediodía y los diez de minutos de la noche, cuando le contaban cómo estaba". Sus dos hijos también estaban aislados en casa. "Los médicos nunca los engañaron, les dijeron que se pusieran en lo peor", cuenta Claudio, aunque sus padres pensaban que tenía "un resfriado fuerte" y que por eso se encontraba en el hospital. A él le dijeron que fue un "milagro". "Te ha salvado la ciencia pero la fe ha aportado mucho", señala, ya que es creyente. "Había tenido muchos atascos del respirador y hay veces que estaba diez o doce minutos sin aire, porque los sanitarios tenían que ponerse el EPI (Equipo de Protección Individual). Cuando me desperté me hicieron pruebas por si me había afectado neurológicamente", dice. 

Andalucía tiene casi 108.000 casos activos de coronavirus en estos momentos. Desde el inicio de la pandemia, casi 234.000 andaluces se han contagiado, poco menos de 1.900 han pasado por la UCI y más de 130.000 se han curado. Claudio Lama es uno de ellos. Seis meses después de salir del hospital, continúa con su rehabilitación, con sesiones de fisioterapia y clases de Pilates. "No he hecho deporte en mi vida", confiesa Claudio. Eso sí, "los médicos me dijeron que si llego a fumar o a beber no lo cuento".

"Yo quiero trabajar ya, pero la empresa no me deja", cuenta el comercial sevillano, al que no le da miedo salir a la calle tras su experiencia. "Ahora mismo tengo anticuerpos y sé que no me voy a contagiar, pero temo pegárselo a mi mujer", dice. Su paso por el hospital y las secuelas que le ha dejado el coronavirus han cambiado a Claudio. "Ahora soy más respetuoso", señala. "Ahora me paro siempre en los pasos de peatones para que pase una señora mayor, porque pienso: a lo mejor esa abuelita ha rezado por mí". ¿Y a los negacionistas, qué les diría? "Los metía en un autobús y les daba una vuelta por una UCI para que vieran el panorama".

 

 

Sobre el autor:

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Francisco Romero

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Antes de terminar la carrera, empecé mi trayectoria, primero como becario y luego en plantilla, en Diario de Jerez. Con 25 años participé en la fundación de un periódico, El Independiente de Cádiz, que a pesar de su corta trayectoria obtuvo el Premio Andalucía de Periodismo en 2014 por la gran calidad de su suplemento dominical. Desde 2014 escribo en lavozdelsur.es, un periódico digital andaluz del que formé parte de su fundación, en el que ahora ejerzo de subdirector. En 2019 obtuve una mención especial del Premio Cádiz de Periodismo, y en 2023 un accésit del Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García de la Asociación de la Prensa de Jerez.

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