Las primarias celebradas el pasado domingo en el PSOE-A dieron la victoria al alcalde de Sevilla, Juan Espadas, como próximo candidato a la Junta, una derrota para Susana Díaz, la expresidenta andaluza, que vio cómo de nuevo la militancia, como pasó con su intento de asalto a la política nacional, cortaba su trayectoria.
Este viernes o sábado, según adelanta El País, será la primera reunión entre ambos. Espadas es ya de facto el líder andaluz, aún más cuando Díaz ya anunció que no se presentaría a su reelección para la secretaría en Andalucía, que se decidirá en el próximo congreso del partido a final de año. Hasta entonces debería esperar Espadas, pero los tiempos se van acelerando, porque Ferraz no quiere una bicefalia sobre el papel.
Por el momento, Díaz espera que sea Espadas quien le pida la dimisión de la secretaría general, lo que implicaría la imposición de una gestora para controlar el partido hasta que se celebre el citado Congreso. Una vez decidida la marcha de la expresidenta andaluza, queda por ver cuándo y cómo. Felipe González, aquel que propició el salto nacional de Díaz, un gran padrino político, también quiere su renuncia a corto plazo.
Lo más a corto plazo es el control del grupo parlamentario, con una terna de espadistas que ejercerán ya en las próximas sesiones como la nueva oposición a Moreno Bonilla. Después, qué pasa con muchos miembros de la candidatura de Díaz, muchos de los rostros de su máxima confianza, que mantienen poder en el partido, en el grupo parlamentario, e, incluso, en las provincias en último término.
Y la salida personal de Díaz es algo que hay que tener en cuenta. La expresidenta nunca ha trabajado en el sector privado. Desde que perdiera el poder en la Junta ha ido rechazando posibles salidas de Andalucía: desde ministerios hasta la presidencia del Senado. Ahora, la opción de Madrid para ser senadora rasa, como muchos otros expresidentes, vuelve a estar presente a través de la designación autonómica. Empresas del sector público son otra opción, e incluso se habla del Consejo Consultivo, el comité de sabios andaluz, con funciones de asesoramiento y consulta donde cobraría solo por desplazamientos y dietas a Granada por el momento.
La opción última sería aguantar la legislatura en el Parlamento en la última fila, acudiendo a comisiones y poco más. Alargar la agonía sin resolver su futuro. Sus opciones tras dos derrotas de la militancia de volver algún día a tener responsabilidad en Andalucía son ya escasísimas. El encuentro de Espadas y Díaz se centrará en el trasvase de poderes para que el alcalde ejerza desde ya como líder único. La colaboración de la expresidenta es importante. Pero ya no requisito necesario. Eso dijeron las urnas.
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