Alberto Núñez Feijóo, candidato del Partido Popular, será la primera persona que se presente a la investidura en esta legislatura. Así lo decidió el rey Felipe VI tras la ronda de consultas con los diferentes grupos parlamentarios. Ante la ausencia de una mayoría absoluta clara, el jefe del Estado optó por encomendar la tarea a la lista más votada.
No obstante, los argumentos de la Casa Real en su comunicado son discutibles, a pesar de que la decisión puede tener fundamento. "Salvo en la Legislatura XI, en todas las elecciones generales celebradas desde la entrada en vigor de la Constitución, el candidato del grupo político que ha obtenido el mayor número de escaños ha sido el primero en ser propuesto por Su Majestad el Rey como candidato a la Presidencia del Gobierno. Esta práctica se ha ido convirtiendo con el paso de los años en una costumbre", señalaba el comunicado.
En cualquier caso, la decisión del rey tiene consecuencias. El Partido Popular tiene asegurados 172 votos después de que Vox anunciara su apoyo bajo ciertas condiciones. A los populares aún les faltan cuatro apoyos para lograr que Feijóo sea el próximo presidente del Gobierno. Una tarea que se antoja prácticamente imposible.
La potestad para fijar la fecha del debate y de la votación recae sobre la presidenta de la Mesa del Congreso, Francina Armengol (PSOE). Algo que es clave para los hechos posteriores ya que una vez se vote la candidatura de Feijóo, si no logra ser investido (como está previsto) comenzaría a correr el reloj para una repetición electoral.
Antes de acudir a las urnas, la Constitución Española establece la posibilidad de que el líder del Partido Popular vuelva a intentar recabar apoyos todas las veces que él lo desee, pero la Carta Magna también contempla esto para el resto de candidatos. Es decir, una vez que Feijóo no consiga el apoyo de la Cámara llegará el turno de Pedro Sánchez, que podrá buscar los 176 votos necesarios para seguir siendo presidente del Gobierno.
En su artículo 99, la Constitución establece que "si efectuadas las citadas votaciones no se otorgase la confianza para la investidura, se tramitarán sucesivas propuestas en la forma prevista en los apartados anteriores".
Este mismo artículo menciona los requisitos para una repetición electoral, que se producirá dos meses después de la primera votación en caso de que nadie logre posteriormente los apoyos necesarios. "Si transcurrido el plazo de dos meses, a partir de la primera votación de investidura, ningún candidato hubiere obtenido la confianza del Congreso, el Rey disolverá ambas Cámaras y convocará nuevas elecciones con el refrendo del Presidente del Congreso".
De ahí viene la importancia de Armengol para fijar el debate y la correspondiente primera votación (luego habrá una segunda en la que el candidato necesitará la mayoría simple). Los plazos podían haber provocado que una posible repetición electoral coincidiera con las Navidades.
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