El PSOE encara una semana de alta tensión política con la primera reunión de su ejecutiva federal desde la dimisión de Santos Cerdán, hasta ahora secretario de Organización. La cita de este lunes marca un punto de inflexión para el partido y también para el Gobierno, en un contexto marcado por las investigaciones judiciales que salpican al núcleo del aparato socialista. Cerdán, implicado por un informe de la Unidad Central Operativa (UCO) en una presunta trama de corrupción vinculada al exministro José Luis Ábalos y su exasesor Koldo García, tiene previsto entregar hoy su acta de diputado. Aunque mantiene su inocencia, deberá comparecer ante el Tribunal Supremo el próximo 25 de junio.
En este escenario, el ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, ha adelantado que el secretario general del partido y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, prepara "anuncios importantes de remodelación" de los que hablará en la comparecencia que tiene prevista ofrecer tras la reunión de la Ejecutiva. El propio Torres ha respaldado las decisiones adoptadas hasta ahora por el líder socialista, señalando que Sánchez "pidió perdón, reconoció que se sentía engañado" tras conocer las conclusiones del informe policial que afecta a su exnúmero tres.
Sánchez sondea a sus socios mientras prepara cambios internos
Moncloa ha confirmado que Sánchez iniciará una ronda de contactos con los socios parlamentarios que apoyaron su investidura, con el objetivo de comprobar si mantiene el respaldo necesario para garantizar la estabilidad de la legislatura. Las conversaciones se realizarán de forma directa, con encuentros presenciales, y ya este domingo pasado comenzaron los primeros movimientos desde Presidencia del Gobierno para concertar estas citas. Se trata de un gesto que busca fortalecer la cohesión del bloque progresista en un momento especialmente delicado.
Desde Sumar, uno de los principales aliados del Ejecutivo, se ha reclamado “resetear” la legislatura, mientras que Junts per Catalunya ha exigido una reunión con el propio Sánchez para abordar el nuevo escenario. Cabe recordar que Cerdán era quien lideraba las negociaciones con la formación que encabeza Carles Puigdemont, lo que añade un grado más de complejidad a la actual situación. La pérdida de esa interlocución obliga al presidente a reconfigurar los canales de diálogo con sus socios en el Congreso.
Sánchez compareció el pasado jueves en la sede de Ferraz, donde anunció la puesta en marcha de una auditoría externa para revisar las cuentas del partido y prometió una renovación profunda en la Ejecutiva Federal, cuyos detalles se concretarán el próximo 5 de julio en el Comité Federal. La estrategia del presidente busca frenar la erosión interna y reforzar su liderazgo en un momento en que la credibilidad del partido está siendo cuestionada.
Desde el Gobierno se insiste en que la legislatura debe llegar hasta 2027, como estaba previsto, y se alerta del riesgo que supondría un adelanto electoral. En palabras de Torres, "hay que decidir si se quiere continuar o si se quiere una convocatoria electoral en la que se dice que la ultraderecha saldría beneficiada". La frase refleja la preocupación creciente en el Ejecutivo por el posible desgaste ante una oposición que podría capitalizar la actual crisis.
La decisión de Cerdán de dejar su escaño en el Congreso se interpreta como un intento de reducir la presión sobre el Ejecutivo y evitar un daño mayor a la imagen del partido. No obstante, la cercanía de su declaración ante el Supremo mantiene vivo el foco mediático y político. En paralelo, el PSOE busca lanzar una nueva etapa con cambios que transmitan control, renovación y compromiso con la transparencia.







