“Para mí ser comunista y cristiano es defender la fraternidad universal entre hombres y mujeres libres”

El economista Carlos Sánchez Mato presenta en Jerez '919 días, ¡Sí se podía!', donde cuenta cómo durante el mandato de Carmena y con mayor inversión pública, llegó a reducir en 4.000 millones de euros la deuda madrileña: "Hemos demostrado que la izquierda también sabe gobernar en grandes ciudades"

Carlos Sánchez Mato posando para lavozdelsur.es. FOTO: MANU GARCÍA.
Carlos Sánchez Mato posando para lavozdelsur.es. FOTO: MANU GARCÍA.

Economista, cristiano de base y comunista. Así es Carlos Sánchez Mato (Madrid, 1970), que recibe a lavozdelsur.es en Jerez, donde presenta 919 días, ¡Sí se podía!, un retrato de su gestión al frente del área de gobierno de Economía y Hacienda en el Ayuntamiento de la capital de España. Allí llegó tras la victoria de Manuela Carmena en mayo de 2015 con la candidatura de Ahora Madrid, que arrebató la alcaldía al PP tras 24 años de gobierno.

“Desgraciadamente, fue Manuela Carmena la que nos dejó”, dice en referencia al desenlace del gobierno de Ahora Madrid (2015-2019), que derivó en dos candidaturas diferentes en las pasadas municipales de mayo. Las discrepancias del sector de Sánchez Mato con el gobierno provocaron que Manuela Carmena les apartara del proyecto, después de haber conseguido una histórica reducción de más de 3.000 millones de euros de deuda (un 53% del total), sin dejar el gasto social y la inversión pública de lado. El economista lo califica de “claudicación” de Carmena frente a la llamada Ley Montoro que son, en realidad, dos leyes, La Ley Orgánica 2/2012 del 27 de abril de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera y la Ley 27/2013 de 27 de diciembre de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local. Para él, la sumisión del gobierno local de Carmena ante aquellos que sembraron el “austericidio” impidió desarrollar las políticas de gasto público necesarias durante el último año.

La candidatura de Madrid en Pie,  que Carlos Sánchez Mato lideró como alcaldable integrando a independientes, Izquierda Unida, Anticapitalistas y Bancada Municipalista (Ganemos), no consiguió el 5% de los votos necesarios para obtener un edil en el pleno del Consistorio de la capital. Así, y pese haber ganado Manuela Carmena las elecciones, la izquierda no sumaba, la derecha regresaba al poder municipal y José Luis Martínez-Almeida (PP), con el apoyo de Ciudadanos Vox, se hacía con el bastón de mando. Sin embargo, para él la experiencia demostró que la izquierda “también sabe gobernar en ciudades grandes”.

Ha escrito la obra '919 días, ¡Sí se podía!', junto a Eduardo Garzón, asesor del gobierno de Ahora Madrid en la pasada legislatura. ¿Qué se pudo?

Realmente, muchísimas cosas. Conseguimos hacer una auditoría económica absolutamente brillante. Y evidentemente si puedo decir hoy que fue brillante es por el trabajo colectivo de mucha gente, de Izquierda Unida, de Podemos y de personas sin adscripción política que entendieron que era el momento de realizar otro tipo de políticas económicas a las que habíamos vivido en Madrid durante más de dos décadas.

El ex edil de Ahora Madrid durante el encuentro con lavozdelsur.es. FOTO: MANU GARCÍA.

Una de las que más impacto mediático tuvo fue la de la reducción de la deuda…

Es precisamente de la que menos orgulloso me siento…

¿Mantra neoliberal?

Bueno, porque reducir la deuda no tiene ningún tipo de mérito si lo haces a costa de los servicios públicos, si lo que haces es apretar el cinturón a quienes tienen que ser los objetivos prioritarios de la izquierda transformadora. Es verdad que los titulares de los medios de comunicación de masas iban orientados hacia la deuda. Reducimos más de un 50% la monstruosa deuda que dejó el Partido Popular, algo más de 3.000 millones de euros. El mérito es que lo hicimos compatible con el incremento de una inversión social descomunal, aunque menos de lo que nos hubiera gustado. Una inversión de 1.000 millones de euros en los cuatro años de legislatura, 850 millones más con respecto al PP. Eso es de lo que realmente nos sentimos orgullosos. Una tarea que hicimos compatible con el superávit presupuestario y con el hecho de pagar en tiempo récord a los proveedores. La derecha, que siempre dice que apoya a los pequeños empresarios y autónomos, pagaba a 300 días. El día que salí por la puerta de la concejalía se pagaba a 17 días.

Cuando se habla de poner la economía en servicio de la gente, ¿a qué se refiere? ¿Qué se hizo en Madrid?

Dar un impulso al presupuesto público. Las políticas públicas son el salario indirecto, las nóminas el directo y las pensiones, el diferido. A la élite, a las personas que tienen una renta muy elevada, esas políticas públicas les importan poco y son solo una pequeña porción de los que ellos ganan. Sin embargo, para la mayoría, esas políticas públicas pueden ser la diferencia entre poder vivir de manera digna o no vivir. Por eso para la izquierda transformadora tiene que ser una prioridad en la agenda. Poner al servicio de la gente la economía supone dar prioridad a las políticas públicas y utilizar otras palancas, como la contratación desde las administraciones públicas, para mejorar la vida de la gente. Las políticas que hemos realizado han permitido que se tengan en cuenta los convenios colectivos, o elementos de conciliación y de mejora de las condiciones laborales de las personas que trabajan de manera indirecta para el Ayuntamiento.

La derecha, que siempre dice que apoya a los pequeños empresarios y autónomos, pagaba a 300 días. El día que salí por la puerta de la concejalía se pagaba a 17 días

Unas políticas que se vieron mermadas por la llamada Ley Montoro. ¿Qué se puede hacer desde un Ayuntamiento y qué no?

Nosotros demostramos que incluso con una legislación absolutamente hostil, con una legislación en la línea de sabotear la economía en servicio de la gente, pudimos incrementar el gasto público. Y lo hicimos teniendo en cuenta el marco legal vigente, lo que fastidiaba mucho al Partido Popular y al señor Montoro que incluso con su ley, logramos superarlo. Muchas veces lo que se intenta es que nos creamos ese mantra, de que la izquierda transformadora cuando se enfrenta a presupuestos considerables de grandes ayuntamientos no puede. Dicen: a lo mejor en sitios pequeñitos, como en tantos pueblos de Andalucía donde gobierna o ha gobernado IU, sí pueden gobernar pero en ciudades grandes no. Hemos demostrado que la izquierda transformadora también puede gobernar en ciudades grandes. Ahora bien, nosotras y nosotros pensamos que ese marco hay que desmontarlo, que no podemos seguir esquivando disparos y saltando obstáculos.

Carlos Sánchez Mato es también un reconocido miembro de Attac. FOTO: MANU GARCÍA.

Ahora que hay un gobierno central de PSOE y Unidas Podemos, ¿se van a modificar estas leyes de racionalización, sostenibilidad y estabilidad presupuestaria que tanto afectan a la autonomía municipal?

De hecho, en el acuerdo de gobierno con el Partido Socialista tenemos firmado que hay que derogar la Ley de Racionalización y Sostenibilidad de las Administraciones Locales, que es una de las dos Leyes Montoro. Unas leyes que atan de pies y de manos a los Ayuntamientos y que hay que derogar porque con ese marco de igual quien gane las elecciones. No puede ser que nos presentemos a las elecciones con programas de gobierno diferentes y que los marcos legales costriñan la acción política. Precisamente quienes se erigen en paladines de la estabilidad presupuestaria son los mismos que jamás han sido capaces de cerrar un presupuesto en la vida. Yo le decía al señor Montoro: usted no fue capaz, en sus once años de vida pública, de cerrar un presupuesto. Nosotros tres de tres. Lo que ellos hacían es enterrar en montones de deuda a la ciudadanía. Sobre la otra Ley Montoro [Ley de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera], hay que decir que tendría que haber sido ya derogada, ya que fue la que visibilizó una posible moción de censura en noviembre de 2017 y sobre la que el PSOE está haciendo, como se dice coloquialmente, la cobra.

Que hoy gobierne la ultraderecha en Madrid es el resultado de lo que se hizo en el último ejercicio, un recorte brutal de 550 millones de euros sin culminar las inversiones que se estaban realizando

919 días y después, ¿qué...? ¿Cómo valora el desenlace de la legislatura?

Lo que hubo fue una claudicación. Desgraciadamente, Manuela Carmena aceptó el chantaje de Montoro y eso tiene unos resultados muy concretos. Que hoy gobierne la ultraderecha en Madrid es el resultado de lo que se hizo en el último ejercicio, un recorte brutal de 550 millones de euros sin culminar las inversiones que se estaban realizando. En la izquierda, y en la izquierda transformadora en particular, tenemos que ser muy conscientes de que no venimos hacer las políticas de la derecha, para eso están ellos. Tenemos que hacer las políticas a las que nos han impulsado las personas que han participado en nuestros programas electorales y que han dejado bien claro, como decía el maestro Julio Anguita, aquello de “programa, programa y programa”:

Se da la circunstancia de que ahora Anticapitalistas, la fuerza con la que fue a las elecciones municipales bajo el paraguas de Madrid en Pie, ha anunciado su salida de Podemos. ¿Cree que hace bien esta división de la izquierda?

Es un disparate que repartamos ese esfuerzo y que nos dividamos. Está claro que la heterogeneidad es rica y es muy adecuada que exista, pero desde el punto de vista electoral no se puede traducir en una división…

¿Entonces se arrepiente de Madrid en Pie?

No, en absoluto, porque nosotros no nos presentamos porque quisiéramos. Nosotros no queríamos ir separados en este caso de Manuela Carmena, pero fue Manuela Carmena quien abandonó la confluencia que existía. Somos absolutamente partidarios, tanto en Madrid como en el conjunto del Estado [IU] de buscar alianzas, más allá de los elementos puramente electorales. Pretendemos relaciones estables desde el punto de vista político porque este tipo de divisiones la gente no las entiende, ni las entenderá en Andalucía si se llega a producir una división en el futuro que espero, y estoy confiado, en que no se produzca. Si se llega a realizar y finalmente vamos como organizaciones diferentes, tenemos que tener la capacidad e inteligencia para trabajar conjuntamente para lo que la gente nos quiere. La gente quiere a la izquierda transformadora para transformar la vida de los de abajo, y los de abajo somos más que de los de arriba.

Como comunista y como economista, ¿qué opinión le merece el término austeridad?

La austeridad es una palabra preciosa, la aplico personalmente…

¿Cree que está pervertida?

Absolutamente. Para los que además tenemos base cristiana, la austeridad es algo precioso. La austeridad no es esa política implementada por el PP y pactada con el PSOE para modificar la Constitución. Eso no es la austeridad, eso es austericidio. La austeridad es esa palabra tan bonita que jamás puede ser impuesta a los demás, una opción proactiva por parte de quien quiera vivir de esa manera su vida y que lógicamente como término se ha pervertido. Lo que hay que hacer desde el punto vista político es dar sentido a la austeridad, hay que vivir con menos…

El economista se define como marxista y cristiano de base. FOTO: MANU GARCÍA.

Un concepto muy ligado al ecologismo…

Claro, porque tenemos un planeta finito y los recursos son finitos. Pero no le puedes decir a la gente que no tiene servicios públicos, a la gente que tiene una renta similar a la que tenía hace once años, que tiene que apretarse el cinturón. Y sobre todo cuando el número de ricos en este país se ha triplicado y hay gente que vive muy por encima de las posibilidades del resto. Además, si ampliamos la vista y miramos al planeta entero claro que hay utilizar el término austeridad pero de forma diferente a cómo lo hace la Unión Europea o la derecha en este país.

¿Y ‘crecimiento económico’? ¿Cree que se puede crecer siempre?

Es algo imposible. Es absolutamente imposible que un planeta finito pueda tener un sistema capitalista que precisa de un crecimiento infinito que pueda subsistir de manera eterna. Nadie puede pensar que las ganancias futuras conseguidas, como no puede ser de otra manera en el capitalismo, a base de explotar los seres humanos, puedan construir sociedad estables y seguras. Se habla muchas veces de que la seguridad tiene que ver con que te no den un tirón en el bolso en la plaza del pueblo, pero la seguridad también tiene que ver con que haya vidas dignas de ser vividas. Eso solo es posible en sociedades donde el objetivo no es el crecimiento económico, poniendo la economía al servicio de la gente y no al revés. En este caso soy un discípulo de un grande que la gente solía conocer por sus virtudes literarias, José Luis Sampedro. Él decía que había dos tipos de economistas: los que se dedicaban a hacer más ricos a los ricos y los otros. Estoy muy orgulloso de estar entre los otros.

En un mundo donde Dios parece ser el dinero, ¿qué es ser cristiano?

En mi caso está fuera absolutamente del pensamiento mágico. Respeto a quien lo tenga, pero yo soy materialista, soy comunista, soy marxista y lógicamente mi planteamiento tiene que ver con la fraternidad universal. Sentirme hermano de cualquier ser humano y actuar como tal es para mí ser cristiano.

¿Hay dogma?

(Ríe) En absoluto. Para mí ese es el dogma. El resto de cosas me dan igual. No me importa cómo le llames a los seres superiores, para mí el ser superior es la fraternidad universal entre mujeres y hombres libres que queremos un futuro mejor para todos y todas.

Sobre el autor:

Sebastián Chilla.

Sebastián Chilla

Jerez, 1992. Graduado en Historia por la Universidad de Sevilla. Máster de Profesorado en la Universidad de Granada. Periodista. Cuento historias y junto letras en lavozdelsur.es desde 2015. 

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