En verano, normalmente, descansa la política. Se buscan temas recurrentes para rellenar y seguro que ocurre algo en Gibraltar. Sin embargo, durante el mes de julio es posible que en Andalucía esté en juego la legislatura. Esto también es recurrente. El propio portavoz del Ejecutivo autonómico, Elías Bendodo, lo comenta de vez en cuando. “Desde antes de echar a andar ya estaban intentando desestabilizar a este Gobierno”, ha repetido en varias intervenciones. Pero alguna vez tiene que ser cierto.
Para el portavoz del Gobierno de PP y Cs, y consejero de Presidencia, no hay ningún problema en que surja otro partido de izquierdas con aspiraciones a entrar en el arco parlamentario en referencia a la refundación reciente de Adelante Andalucía con Teresa Rodríguez al frente tras la ruptura con Unidas Podemos. Entre la media sonrisa de Bendodo se podía leer “divide y vencerás”. Aunque en política la división no siempre es un problema. Y si no que le pregunten al Partido Popular si le perjudicó la aparición de Vox el 2 de diciembre.
Sin embargo, Adelante Andalucía no tendrá un papel relevante, a través de sus diputados no adscritos, el próximo 8 de julio cuando se vuelva a votar la Ley del Suelo. Es sabido que junto a Unidas Podemos, estos diputados votarán en contra de que el proyecto de ley prospere. Precisamente, Teresa Rodríguez ha mostrado en una entrevista reciente en Canal Sur su preocupación porque el primer paso del nuevo candidato a la Junta por parte del PSOE-A, Juan Espadas, haya sido mostrarse abierto a pactar esta ley con Juan Manuel Moreno.
El propio PSOE-A no se había mostrado demasiado contrario al texto. De hecho, la única enmienda a la totalidad fue presentada por el grupo parlamentario de Unidas Podemos. Pero de repente Vox giró, cumplió una amenaza que llevaba repitiendo durante dos años sin llegar a ejecutarla, y permitió a las izquierdas, que juntas suman más que la coalición, asestar al Gobierno de PP y Ciudadanos el mayor golpe de la legislatura.
Vox o el PSOE-A
Ahora, la situación es distinta. Los socialistas con su nuevo liderazgo parecen tener una estrategia, se acabó la parranda que diría Mario Jiménez tras su vuelta a la primera línea parlamentaria. Tras dos años ausentes, sin asimilar la pérdida de San Telmo, el PSOE vuelve a tener iniciativa y así lo mostró su cabeza visible en el grupo parlamentario, Ángeles Férriz, con un estreno en el que dio a elegir a Juanma Moreno entre Vox y ellos para sacar la ya mencionada Ley del Suelo. La ultraderecha también se sumó a esto, pero como viene siendo habitual, con el adelanto electoral de por medio “mire a la bancada de enfrente, están afilando el colmillo, están frotándose las manos, no les dé la oportunidad de rearmarse”, advirtió Manuel Gavira a Moreno Bonilla.
Y en cierto modo tiene razón. Porque el PSOE necesita tiempo para consolidar a una nueva dirección que, al menos, sabe lo que hace y hacia donde va. La propia Férriz repitió en un par de ocasiones que el único objetivo de los socialistas era volver a la Junta más pronto que tarde. Y si para ello hay que aprobar una ley que liberaliza el suelo, los socialistas no van a tener ningún problema en hacerlo siempre que los populares cedan y den muestras de la fragilidad de la relación con Vox.
Por ello, Bendodo no da pistas e intenta que los pasos en falso los den el resto. Del “hablamos con todos” a “las tres patas del cambio son Ciudadanos, PP y Vox”. Ciudadanos está en descomposición y Vox cada vez que puede sacar tajada agita el árbol. Por ello, la presión para los socialistas “con esta nueva postura, el PSOE tiene una oportunidad que no sea solo un titular”, afirmaba el portavoz del Ejecutivo. “Si aprueba la ley, será consecuente con las palabras de Espadas”, continuaba, pero sin dar pistas de hasta qué punto iba a tender la mano el Partido Popular. Porque tender la mano hacia la izquierda puede reforzar el perfil moderado de Moreno Bonilla, pero también significa sacrificar la tercera pata del cambio.
La Junta, pendiente de la reunión entre Sánchez y Aragonès
El portavoz, Elías Bendodo, ha declarado que desde el Gobierno andaluz están muy atentos del encuentro entre el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el President de la Generalitat, Pere Aragonès. En la Junta hay malestar porque Sánchez sólo ha tardado 39 días en recibir al presidente catalán mientras que, con Moreno Bonilla, tardó 881 días.
Sin embargo, el principal temor del Ejecutivo andaluz es que esta relación suponga favores a Catalunya en plena reivindicación por un nuevo modelo de financiación autonómica. Para Bendodo, “los indultos han sido el primer plato del pacto a fuego con los independentistas. Los privilegios económicos y el referéndum son el segundo plato y el postre. Lo vamos a ver” y ha anunciado que “Andalucía será un muro de contención a los pactos insolidarios”.
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