Elecciones rurales en La Ina para creer de nuevo en la verdadera política: "El uno votaría por el otro"

Los vecinos ponen sobre la mesa problemas de peso, como la vivienda o la sanidad. Pero Mónica y Carlos, con estrechas relaciones con PSOE y PP, concurren como independientes con una premisa similar: "Primero está La Ina"

Mónica Castellet y Carlos Vidal, en el cartel de entrada a La Ina.
Mónica Castellet y Carlos Vidal, en el cartel de entrada a La Ina. MANU GARCÍA

A esta hora, hace un mes, caía el sol. Hoy aprieta. La Ina, una barriada rural a unos kilómetros del núcleo urbano de Jerez, tiene apenas 400 habitantes, todos relacionados con el campo. Aquí se venía la gente a vivir porque quedaba más cerca de las fincas donde se labraba. Las máquinas lo van cambiando todo, y ese común de los pueblos en los que se dice que antes estaban peor no se oye. La vida no ha cambiado demasiado. Dos días por semana va un médico, y otros dos, un enfermero. El colegio pelea por no perder líneas. Se crece sano, pero alejado del mundo. Por eso, aunque las competencias de los delegados rurales son pocas, las elecciones del próximo domingo 30 de mayo son importantes. Este cargo se percibe como el de un alcalde, aunque nada más lejos. La gran labor son las reuniones con el Ayuntamiento, del que dependen, y de otras administraciones, si es que alguien coge el teléfono en la Subdelegación o en la Junta. Pueden administrarse algunos recursos, pero, de fondo, se parecen más a presidentes de asociaciones de vecinos.

Las candidaturas registradas esta semana -salvo sorpresa- son dos. Por un lado, el actual delegado, Carlos Vidal; por otro, Monica Castellet, exdelegada rural que abandonó el cargo por un problema personal y casi una década después optará a ser elegida de nuevo. Ambos se presentan como independientes, sin representar a ningún partido. Pero Vidal fue en las listas del PP al Ayuntamiento en 2019 y Castellet contará con el respaldo, más o menos oficioso, del PSOE. Podrían hacerlo por las siglas, pero ambos coinciden: "Primero va La Ina, luego la ideología que tengamos". Y en una España polarizada, tensa y que a veces da miedo, según hablan sus líderes o sus seguidores -los papas y los papistas, ya saben-, aquí en La Ina se respiran las cosas de otra manera. Hay seguidores viscerales, claro, y hasta puñeteros. Pero Vidal confiesa: "Si no me presentara yo, la votaría a ella". Castellet, por su parte: "Di su nombre para que me relevara y luego lo eligieron".

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Javier y Andrés, en el Bar Reme de La Ina, esta semana.   MANU GARCÍA

Javier es un chico joven que se dedica al campo. Le preocupa la vivienda. La Ina está rodeada de fincas, por lo que las calles están apegotonadas. "Vivo con mis padres. Vivir aquí no se puede". Hay dos formas: o se autoconstruye sin licencia o se compra para reformar, o se apaña algo en el patio de la casa de los padres, si éste da para tanto. "A ver si pueden hacer casas o algo. Hay muchísimos muchachos de 25 a 35 años que se han tenido que ir fuera a trabajar y a vivir porque no hay manera". No pasa en otras zonas del Jerez Rural.

Andrés, al borde de la jubilación, vive en una casa con "mi hijo, mi nuera, mi mujer, mi hermana y yo. Vivimos como cochinos". Nada más levantarse de la silla en la terraza de un bar se queja de la rodilla. Muchos años en el tajo. Al menos tiene la escritura y está regularizado. "Hay tantas viviendas... ¿Por qué se meten por ahí de okupa? No hay dinero. Aquí se ha metido uno pero han negociado con él". Aquí en La Ina, dice, el pueblo ha ido "a peor. No hay trabajo. Mi hijo no encuentra y con 400 euros, ¿cómo come? ¿Cómo paga? Hay tierras, se podrían comprar y construir para poner un alquiler con derecho a compra".

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Las empinadas e irregulares calles de La Ina.   MANU GARCÍA

Rosa tiene 31 años y cuatro hijos. "Criar una familia aquí es difícil. Nos vamos a La Barca o a Jerez cuando tenemos un problema, no hay médicos". O si lo hay para una urgencia, poco puede hacerse desde un consultorio rural, porque "pediatras no hay. El otro día tuve que ir porque el niño se había clavado un bastoncillo en el oído y me dijo que me fuera para Jerez". "Cada vez viene uno distinto". A los 14 años, comienza el problema de la falta de aulas. Hay que irse a Jerez o a La Barca, también. Con los kilómetros que supone. Está de baja maternal, trabaja en servicios auxiliares del Puerto de Algeciras. "Eso sí, sanos crecen aquí". Diego, en cuya familia ha habido problemas de covid graves, recela de los cambios de médico. Tiene un dependiente en casa, y éstas, en cuesta y autoconstruidas, no están preparadas para las sillas de ruedas.  

Remedios es la propietaria del Bar Reme. Se sienta en una de sus mesas, que por una pequeña vía interna tiene vistas a la carretera que une la zona rural de Jerez. "Nos comen las cucarachas y las garrapatas", dice. "El pueblo lo veo fatal. Se avisa de los problemas y no se hace nada". 

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La finca frente a la barriada rural, con sus siembras modernas y sistema de riego automatizado.   MANU GARCÍA

Justo en frente, Juan, de 62 años, en una terraza, insiste en que "aquí no hay nada. Nos quitan el médico. Estaba mejor cuando los caminos eran de tierra. No hay derecho que llevemos 70 años pidiendo un sitio para aparcamiento". Manuel, de 84 años "y cinco meses", apostilla, dice que lleva "más operaciones que Manolete, quince pastillas me tomo todos los días y borracho todas las mañanas", bromea. Habla con vigor y convencimiento. Esto está fatal, dice. Trabajaba haciendo botas en Jerez hasta que cambió a La Ina. Carmen ha criado "a Carlitos como un hijo mío" y a Mónica "como una sobrina". Está con el corazón partido. Casi prefiere irse a andar antes de mojarse, dice en pleno paseo. "Voy a echar las dos papeletas". Pronostica el empate.

Independientes rurales

La historia del inicio de ambos en política es la siguiente: Carlos es animado por Mónica, con eso de que estudiaba entonces derecho, para ser el nuevo delegado. Mónica, por su parte, llegó tiempo atrás a presentarse porque estaba involucrada en el colegio y conoció a Pilar Sánchez, delegada de Educación que luego sería alcaldesa de Jerez. "Te decían que si no tienes padrino... Pero al final los partidos no te hacen el favor, sino al contrario, se lo haces tú por presentarte por ellos. Eres tú el que acabas poniendo la cara por los partidos". De esta forma, ambos, que mantienen sus ideologías, prefieren ser independientes. "Primero está La Ina. Por quien doy la cara es por los vecinos", dice Carlos. "Donde se hace política es aquí". 

¿En el día a día puede haber ideología?, se les pregunta. En el sentido de que, quizás, aunque sea esa llamada micropolítica, la ideología acompaña a todo ser humano, quiera o no. ¿Pero se toman decisiones diferentes en función de ella cuando se habla de los problemas de 400 vecinos? "Aquí no cabe política de izquierdas o de derechas. Aquí cabe mejorar servicios... En un pueblo más grande, sí, puedes prestar servicios de forma pública o privada, pero aquí no. Hay tantas necesidades que da igual cómo se haga", señala Carlos. Mónica indica: "No me interesa. Si te presentas por un partido, ¿no voy a poder llamar a la Junta a preguntar o a quejarme? ¿O al Ayuntamiento? ¿Nos tenemos que limitar? Puedes posicionarte en una línea, pero un alto cargo del Ayuntamiento de Jerez, por quejarme en un pleno, me dijo que le había dado una puñalada trapera", cuando fue delegada rural. "Pides algo concreto. La que se queja hoy es la que vinisteis a buscar porque era peleona. Que pelee pero que no chille. Pues no".

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Mónica Castellet, con los vecinos.   MANU GARCÍA

Reunidos en la plaza, se improvisa una especie de debate electoral. Pero "no hay tensión. Yo no tengo Facebook", dice ella. "Aquí es más tranquilo. A lo mejor el reportaje es lo que le da vidilla", responde Carlos. No sabrían decir qué haría uno qué, por su parte, no haría el otro. Mejor, en modo constructivo, hablar de prioridades. No sacan rencillas. No las hay. "Yo me marcaría de prioridad mejorar la vivienda, pero hay que ser realistas": Realizado un estudio sobre qué costaría unir a vecinos interesados en adquirir una parcela para hacer una promoción, el precio es similar a la compra a una constructora e irse a Jerez. La vivienda significa despoblación rural. 

"Yo no tengo programa electoral", dice Mónica. "La prioridad es que haya gente. La vivienda y los servicios sociales, todo lo que suponga atender a los demás es mi prioridad". Carlos, mientras, asiente. Si ella empezó en política rural por el colegio, no ha sido menos Carlos en los últimos años. "Muerto el colegio, muere La Ina". El sistema que idearon fue atraer a familias jerezanas, bajo la premisa de que si el riesgo de cierre implicaría kilómetros hasta al núcleo urbano cada día, por qué no iba a haber familias que, sin necesitarlo, sí decidieran llevar a sus hijos a una escuela rural. "Y al final, si no das contenido y pones en valor lo que hay en La Ina, esos niños que crecen estudiando en Jerez hacen vida allí y no van a querer volver. Me siento muy identificada con eso de la España vaciada", añade la candidata.

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Carlos Vidal, actual delegado y candidato.   MANU GARCÍA

Ambos cuentan con sus bazas. Carlos nunca se ha presentado contra una rival, y le ha tocado tiempos feos, de crisis económicas, recortes que no controla y el mayor problema sanitario para el mundo en un siglo, con lo que supone en cuanto a financiación pública o recursos personales de las familias. A la vez, tiene sintonía con el PP, que está en la Junta y, por ende, en delegaciones territoriales de diversas materias importantes como Salud o Educación. Mónica, por su parte, tiene a favor que por problemas personales renunció, pero nunca dejó de ser delegada rural por perder el apoyo de La Ina. Pase lo que pase, le dan el justo valor a las elecciones. "Si no gano, me preocuparé igual", dice ella. "Yo seguiré, seguro, ayudando, porque como delegado, teniendo la carrera de Derecho, me han pedido muchas veces que les ayude a arreglar papeles. No voy a dejar de hacerlo si no soy delegado", reamacha él.  

Sobre el autor:

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Pablo Fdez. Quintanilla

Licenciado en Periodismo y Máster en Comunicación Institucional y Política por la Universidad de Sevilla. Comencé mi trayectoria periodística en cabeceras de Grupo Joly y he trabajado como responsable de contenidos y redes sociales en un departamento de marketing antes de volver a la prensa digital en lavozdelsur.es.

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