La "operación biquini" de Konecta: hace "contratos basura" de 18 horas semanales a sus trabajadores

CGT denuncia a la compañía por una práctica que incurre en fraude de ley y que permite a la empresa jugar con el "miedo" para disponer de sus empleados según necesidad empresarial

Una protesta de CGT contra las prácticas empresariales de Konecta.
Una protesta de CGT contra las prácticas empresariales de Konecta.

Konecta, una compañía que ofrece servicios de telemarketing y atención al cliente, y que emplea a 5.000 trabajadores en los cuatros centros con los que cuenta en la provincia de Sevilla, incluyó a 600 de estos empleados en el ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo) ejecutado con motivo del estado de alarma aprobado por el coronavirus. En todo el país, unos 3.000 trabajadores fueron incluidos en ERTE de los 17.000 que tiene la empresa, que ha dado varias “sorpresas” a los sindicatos desde el inicio de la alarma, ninguna de ellas positiva.

Sindicatos como CGT ya denunciaron que las empresas del Grupo Konecta incurrieron en mala praxis al intentar aplicar un ERTE negociado con la representación legal de los trabajadores donde el 90% de afectación se encontraba en situación de incapacidad temporal. Además, interpuso una demanda por conflicto colectivo ante el impago del 100% de salarios a las personas que causaron baja médica por contagio, exposición o cuarentena durante la pandemia del coronavirus. “La mutua en estas situaciones realiza, a través de la nómina de la empresa, el pago del 75%, teniendo Grupo Konecta que complementar el otro 25%, el concepto que debe aparecer en nuestras nóminas, concretamente, es: complemento accidente 25%. y desde el primer día de esta baja”, explicaba el sindicato.

Ahora, critica que Konecta inicia su particular “operación biquini” a la plantilla, implantándole unilateralmente jornadas de 18 horas semanales. “Konecta presume de dar miles de puestos de trabajo en la capital hispalense mientras esconde que sus empleados sobreviven con contratos basura a 18 horas semanales, muchos de ellos en fraude de ley, sueldo que ni para comer da y mucho menos para pagar”, señala el sindicato. Estos contratos, además, se renuevan mes a mes, durante años, “para poder así, bajo la batuta del miedo, disponer de sus empleados según necesidad empresarial, pues desde mayo ha dejado de ampliar jornadas a estos trabajadores que llevaban años a jornada completa, una modificación sustancial de las condiciones de trabajo impuesta unilateralmente”. Esta situación ha sido denunciada por CGT, junto al SAT, que está esperando señalamiento de juicio.

CGT Sevilla está estudiando la convocatoria de movilizaciones, paros o incluso de una huelga para que la empresa recapacite y “deje de abusar de su bien más preciado, su línea de producción, los teleoperadores, ya que no estamos dispuestos a pagar más crisis”. El sindicato asegura que la imposibilidad de cumplir con las medidas preventivas llevó a Konecta a aplicar los ERTE y acusa a la compañía de cometer “infinidad de irregularidades con su plantilla”, ya que aún no cumple con las medidas necesarias para prevenir el contagio, por eso piden que “no sea un mero trámite de cara a que Inspección de Trabajo dé el visto bueno a la parte empresarial, la prevención en el trabajo va más allá del postureo empresarial”.

La plantilla, señala el sindicato, está cansada de vivir bajo el miedo a “señalarse” por reclamar sus derechos, ya que en tres meses han sufrido falta de medidas preventivas, ERTE comunicados mediante SMS —“con nocturnidad y alevosía”—, modificaciones sustanciales de las condiciones de trabajo con reducciones horarias de más de la mitad de las jornadas que realizaban durante años, falta de medios para teletrabajar por parte del empresario, discriminaciones de trato, asignación de vacaciones forzosas, se han visto obligados a solicitar excedencias ante el miedo al contagio por la ausencia de medidas preventivas, han vivido desalojos o visitas de los cuerpos de seguridad del Estado.

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Francisco Romero

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Antes de terminar la carrera, empecé mi trayectoria, primero como becario y luego en plantilla, en Diario de Jerez. Con 25 años participé en la fundación de un periódico, El Independiente de Cádiz, que a pesar de su corta trayectoria obtuvo el Premio Andalucía de Periodismo en 2014 por la gran calidad de su suplemento dominical. Desde 2014 escribo en lavozdelsur.es, un periódico digital andaluz del que formé parte de su fundación, en el que ahora ejerzo de subdirector. En 2019 obtuve una mención especial del Premio Cádiz de Periodismo, y en 2023 un accésit del Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García de la Asociación de la Prensa de Jerez.

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