El papa León XIV emitió este jueves su primer mensaje de Navidad, en el que pidió "justicia, paz y estabilidad" para el Líbano, Palestina, Israel y Siria, y exhortó a encontrar "el valor para dialogar de manera sincera, directa y respetuosa" con el fin de poner fin a la guerra en Ucrania. Las declaraciones se realizaron antes de la tradicional bendición ‘Urbi et Orbi’ desde la fachada de la basílica de San Pedro, donde se presentó como pontífice el pasado 8 de mayo.
Desde el balcón, León XIV subrayó la responsabilidad de cada individuo frente a la violencia. "Cada uno de nosotros puede y debe hacer lo que le corresponde para rechazar el odio, la violencia y la confrontación, y practicar el diálogo, la paz y la reconciliación", afirmó ante miles de personas congregadas en la plaza de San Pedro pese a la lluvia.
En su primer mensaje navideño, el pontífice de origen estadounidense y peruano envió un saludo especial a los cristianos que viven en Medio Oriente, recordando su reciente viaje a Líbano. Señaló que comprende "el sentimiento de impotencia ante las dinámicas de poder que los superan" y pidió a Dios estabilidad para los países de la región.
León XIV también dedicó parte de su mensaje a Ucrania, instando a rezar por el cese del conflicto. Reclamó que las partes implicadas, con apoyo de la comunidad internacional, hallen "el valor necesario para dialogar de forma sincera y respetuosa". Asimismo, encomendó a Europa para que siga fomentando "un espíritu comunitario y solidario, fiel a sus raíces cristianas".
Otros territorios olvidados
El papa recordó otras guerras y conflictos olvidados, como los de Sudán, Sudán del Sur, Malí, Burkina Faso y la República Democrática del Congo, así como la violencia en Haití. Subrayó la necesidad de "paz y consuelo para quienes sufren a causa de la injusticia, la inestabilidad política, la persecución religiosa y el terrorismo".
Además, León XIV hizo mención a la situación en Birmania, la restauración de la amistad entre Tailandia y Camboya, y las recientes catástrofes naturales en el sur de Asia y Oceanía. Señaló que Jesús "asume sobre sí nuestra fragilidad" y se identifica con quienes padecen hambre, pobreza o desplazamiento, citando específicamente a los habitantes de Gaza y Yemen, así como a refugiados y migrantes.
El mensaje concluyó destacando que "el Nacimiento del Señor es el Nacimiento de la paz". El pontífice deseó a todos "de corazón una Navidad serena", incluyendo a quienes enfrentan dificultades laborales, explotación, prisión o condiciones de vida precarias, y resaltó la importancia de que las autoridades políticas actúen con diálogo y responsabilidad por el bien común.