Un nuevo episodio entre Irán e Israel pone en vilo a los ciudadanos de ambos países y, en general, al mundo. Porque Israel ha bombardeado esta noche instalaciones militares y nucleares iraníes, matando incluso al jefe de la Guardia Revolucionaria, la rama del ejército que fue fundada por al ayatolá Jomeini y que son la teórica 'protección' política e ideológica del país. Además, han muerto otros militares y científicos.
El casus belli de Israel es el teórico avance de Irán en su programa nuclear. Un asunto que lleva décadas en la agenda de Teherán. Dice Israel que, ahora sí, Irán estaba en condiciones de poner en marcha un programa nuclear. Y aunque Irán siempre quiso decir que era para poder poner en marcha centrales, su acceso al mayor armamento que conoce el ser humano, el nuclear convertiría al gigante persa en un jugador de primer nivel en Oriente y una amenaza para Israel.
El golpe recibido por Irán no es menor. Han caído instalaciones que están en ese plan de producción nuclear. Ali Jamenei lo ha reconocido. Pero ha prometido una respuesta también "contundente" contra Israel. La primera respuesta ha sido un lanzamiento de al menos un centenar de drones hacia Israel. Las autoridades israelíes han lanzado un mensaje a la población a través de los teléfonos móviles en los que pide ponerse a salvo.
Un año de tensiones entre Israel e Irán
Este episodio es la continuación de los ataques que ya se han cruzado las potencias en dos ocasiones en los pasados meses. Son ataques sin precedentes que comenzaron con el posicionamiento militar de Irán para apoyar a Gaza y al Líbano. Cuando Israel bombardeó en abril de 2024 el consulado de Irán en Damasco, mató a 16 personas, entre ellas altos oficiales iraníes.
Aquello inició una escalada donde Irán no mostró toda la fuerza sobre Israel, pero el asunto no quedó cerrado y el Gobierno de Netanyahu argumenta que si bien en aquellos días se interceptaron los misiles y drones sobre territorio israelí, lo preocupante sería que estos llevaran carga nuclear en el futuro.
Es lo que ha provocado un incremento de las tensiones que llegan en el contexto no solo de la guerra en Gaza, sino también en el que hay dudas importantes sobre el papel de otras potencias. Estados Unidos está en repliegue y, de hecho, la administración de Trump ha hablado primero de que sus soldados están bien. Netanyahu dice que tiene el apoyo estadounidense, y sin haberlo perdido, no está claro que ese escudo occidental que ha sido durante décadas quiera seguir siéndolo. Esto podría abrir y motivar una escalada mayor, si bien el ejército israelí es de los más avanzados no solo de la región, sino del mundo.