Ya se han cumplido 200 días desde que el periodista español Pablo González fuera detenido en Polonia mientras cubría las migraciones de refugiados desde Ucrania. La detención se produjo por acusaciones de ser un espía ruso. Las autoridades polacas se han basado en los vínculos de González con Rusia, al haber nacido en Moscú, para esta detención.
Ahora, Público, el periódico para el que trabajaba mientras fue detenido, ha publicado una carta del periodista dirigida al Tribunal Europeo de Derechos Humanos en Estrasburgo en el que pide amparo por la situación que está viviendo en prisión. En ella, señala este medio que "apenas tengo contacto con mis familiares y amigos. No se me permite contactar con mis hijos menores de edad. Además, como viven en otro país, en España, y yo estoy detenido en Polonia, sufro una mayor presión psicológica y una mayor sensación de soledad".
"Las autoridades polacas alegan que no pueden autentificar quién se encuentra al otro lado del teléfono y se necesitaría un intérprete para saber de lo que se habla en esa conversación", señala Publico a través del entorno de la familia de Pablo González. Además, el periodista denuncia que con esta situación sólo puede comunicarse a través del correo postal, pero que dichas cartas son abiertas y traducidas.
Entre las denuncias que realiza el periodista español está el llevar esposas en todo momento o unas condiciones en la celda que no cumplen los estándarse, "la celda y el baño son monitoreados constantemente por cámaras, lo que provoca una gran incomodidad y sensación de humillación por la falta de intimidad". Además, González considera que ha sido sometido a un aislamiento "excesivo" en una celda que ni siquiera tiene ventilación.