Tres periódicos de tirada nacional –es muy bonito seguir utilizando la jerga antigua–, El País-SER, El Mundo y La Razón, han publicado este lunes sus respectivos sondeos electorales. Mucho sondeo electoral, ¿no? si quedan casi dos años para las elecciones. Los tres sondeos dan ganador al PP –es curioso que el CIS no le haya dado ganador en ninguna de sus oleadas, lo que no ha pasado con prensa, digamos, afín al PSOE– con diferencias y matices de los que cabe extraer distintas lecturas.
En primer lugar, El País y la SER plantean el resultado más ajustado, con poco más de un punto a favor de la formación de Núñez Feijóo sobre la de Pedro Sánchez (30,5% frente a 29,4%), mientras que las otras dos encuestas dan una victoria más cómoda para el PP (de 6,6 El Mundo, y de 7,8 puntos de diferencia La Razón).
Con todo, la cuestión está en el techo que Feijóo parece haber alcanzado en los sondeos e incluso el leve retroceso que ha iniciado. En qué va a pasar a partir de ahora. En ningún momento en el PP han soñado con una mayoría absoluta (176 escaños) pero sí en una mayoría suficiente, cómoda, tal vez alrededor de 155, que les permitiera gobernar recurriendo a Vox lo mínimo posible, y eso es lo que parece esfumarse. La ultraderecha está muy fuerte, hay una auténtica ola europea –no en vano gobierna en Italia y es la fuerza más votada en la Asamblea Nacional francesa– y sigue en pleno ascenso, lo que esta causando una hemorragia de votos al PP por su derecha (El País le da a Vox ni más ni menos que el 16,7% de los votos). De hecho, el endurecimiento de las declaraciones de Feijóo sobre la inmigración habría que entenderlas en ese sentido, porque el partido ha detectado que buena parte de sus votantes, cuando se plantea este tema, que se perfila como clave en una hipotética campaña, están en realidad más cerca de los postulados radicales de la formación de Abascal que de la suya propia.
Pedro Sánchez hasta cierto punto rentabiliza su liderazgo en el tema de Gaza, por lo menos lo suficiente para taponar la herida que se abrió en julio con el caso Cerdán-Ábalos-Koldo.
El tablero de ajedrez de la política nacional está en un momento apasionante. El PSOE intenta eludir los supuestos casos de corrupción que le cercan, tanto los de partido como los que afectan a la propia familia del presidente; utiliza el 'que viene la ultraderecha' por convencimiento... pero también por tacticismo frente al PP que, a su vez, ve cómo cada vez que encuentra un posible nicho para hacer daño al PSOE –leáse el tema de las pulseras antiviolación– le sale otro propio, como el del cribado del cáncer en Andalucía (y la gestión de los incendios en Castilla y León, la dana en Valencia, etc). Eso sin perder de vista el tema de Gaza y el genocidio, donde le ha resultado a Feijóo imposible mantener un poco de orden interno, lo que no le ayuda nada...
La sensación creciente en el debate nacional es que un nuevo caso de corrupción o una revelación significativa en los casos en curso podría llevar a convocar elecciones. Incluso un cambio estratégico del PSOE respecto a Vox... nada está escrito.