El líder de Cs en Málaga se da de baja del partido y amaga con una moción contra Paco De la Torre

El candidato a la alcaldía de la formación liberal deja el partido pero mantiene el acta, abriendo la posibilidad de una moción de censura contra el septuagenario De la Torre

De la Torre y Juan Cassá, en el acuerdo para los presupuestos municipales de 2019. FOTO Ayto. Málaga
De la Torre y Juan Cassá, en el acuerdo para los presupuestos municipales de 2019. FOTO Ayto. Málaga

Aquellos días de mayo, Málaga volvía a caer del lado de los populares. Francisco De la Torre, durante la campaña, se había llevado en El Intermedio el halago de toda una voz de la izquierda, la por entonces alcaldesa de Madrid Manuela Carmena, que dijo que si viviera en Málaga, le votaría. Eso sentó mal en Podemos y en Adelante, que recordaron las políticas en materia de vivienda que convirtieron al centro de la ciudad en un paraíso para Airbnb, la plataforma de alquiler de pisos turísticos.

Sin embargo, De la Torre, a sus 77 años, rozó la mayoría absoluta y consiguió revalidar la alcaldía gracias a los dos concejales de Ciudadanos. Tuvo alguna opción en el recuento Dani Pérez, un joven socialista que ha conseguido adentrarse en la vida social malagueña. Los socialistas en esta provincia tienen un hándicap, la sensación, bien explotada por el PP, de que los mimos de la Junta se lo han llevado históricamente otras provincias, sobre todo Sevilla.

Los cambios del alcalde popular se pueden ver en la ciudad. Su papel, dicen, fue fundamental para dinamizar el PTA, el ejemplo en el que se miran el resto de parques tecnológicos de Andalucía. La transformación del centro no sólo gustó a una mayoría, sino que además está inconclusa. El proyecto es remozar el río. En el fondo, le acusan de tener en el punto de mira una barriada deprimida a unos centenares de metros del centro, La Trinidad. De cumplirse, las zonas turísticas y comerciales se ampliarían enormemente en un entorno que empieza a vislumbrar el fin de las obras del metro. Las viviendas al precio de grandes capitales como Madrid o Barcelona, una ciudad limpia por el centro y algo más descastada en las barriadas, y un sentimiento malagueñista bien tejido y aprovechado por el PP.

Ésa sería una radiografía de la Málaga que De la Torre tiene visos de entregar. Lleva 20 años en el cargo. Perteneció a los gobiernos de la prejunta andaluza. Un cargo orgánico desde los 60, un alto funcionario reconvertido en político, con mucho talante y buenas maneras. Desde hace unos años, un abuelo amado por los suyos y respetado por otros. Como muestra, en noviembre Pedro Sánchez barrió en la ciudad donde De la Torre había ganado unos meses antes.

Sin embargo, algo fuera de su alcance por primera vez le va a hacer entregar la llave de la ciudad si nada lo remedia. El motivo, la marcha de Juan Cassá de Ciudadanos, partido por el que fue candidato. Obtuvo solo dos concejales, por los 14 del PP los 12 del PSOE  y los 3 de Adelante. 16 a 15 para la derecha. Vox se quedó fuera del Ayuntamiento por poco. Cassá ha roto con su partido tras ser un díscolo y estar a punto de ser apartado de la candidatura, que al final pudo repetir. Su falta de ritmo con otros pesos pesados de la formación en Málaga, como es el caso de Imbroda, o de las direcciones provinciales y andaluzas, le han llevado al extremo de marcharse en plena pandemia, y justo después de que De la Torre haya sufrido un ictus del que se ha recuperado satisfactoriamente.

Cassá indica que no entrega el acta. No quiso entrar en el gobierno municipal porque no quería formar parte de esa gestión de De la Torre, quizás ya viendo venir lo que luego ha sido, su marcha. Lo hace ahora porque la victoria de Arrimadas en el congreso de Ciudadanos le aleja de la dirección nacional. Paradójicamente, señala que no es el partido que era, pero Arrimadas pertenece a la línea continuista de Rivera, no del último sino del primero, con más manga para llegar a acuerdos a su izquierda. Quizás dentro de esa línea conservadora liberal, pero algo más centrada en el discurso. ¿Qué ha cambiado desde mayo?

Ahora, tiene dos opciones. Por un lado, dejar que De la Torre gobierne con su propio criterio, el de Cassá, que es fundamental para aprobar medidas en pleno, aunque el poder de los ejecutivos municipales depende menos de las votaciones conjuntas que en otras administraciones; por otro,  aupar un gobierno socialista. Quien votó a Ciudadanos, quizá, no quería votar a De la Torre, claro, pero tampoco al PSOE. El movimiento será vigilado por posibles causas de transfuguismo, sin olvidar que el acta de concejal es persona, no del partido. Mantendrá además su puesto en los no adscritos en Diputación. Cassá ahora tiene en sus manos el gobierno municipal. Si es el final de la carrera política de Francisco de la Torre, sólo el tiempo lo dirá. Por ahora le separa de marcharse con los socialistas el acuerdo con Adelante, partido al que no traga. Sólo un giro de opinión del ex de Ciudadanos puede antener. Dani Pérez, el posible alcalde, se prepara para llevarse unas elecciones que no ganó en 2019 pero que le puede entregar la tormenta de Ciudadanos.

Sobre el autor:

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Pablo Fdez. Quintanilla

Licenciado en Periodismo y Máster en Comunicación Institucional y Política por la Universidad de Sevilla. Comencé mi trayectoria periodística en cabeceras de Grupo Joly y he trabajado como responsable de contenidos y redes sociales en un departamento de marketing antes de volver a la prensa digital en lavozdelsur.es.

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