Las madres de día de un “hogar” educativo de Jerez donde “no hay castigos ni chantajes”

Las educadoras Susana Doña y Rebeca Bedoya se embarcan en un proyecto alternativo a las guarderías convencionales en contacto con la naturaleza y sin juegos dirigidos

Rebeca Bedoya y Susana Doña, las madres de día del proyecto educativo Abracadabra en Jerez.

Por la ventana entra claridad. Dos pequeños revolotean por una sala repleta de juguetes que se alejan de lo común. Piezas de madera y algún que otro juego que permita desarrollar la imaginación reposan en el suelo. En el espacio, “que es como un hogar”, del proyecto Abracadabra, dos madres de día le dan una vuelta de tuerca a la educación convencional para apostar por pedagogías alternativas. Una forma diferente de aprendizaje que bebe de los métodos Montessori o Waldorf desde Puertas del Sur de Jerez.

Pablo y María no paran quietos. Exploran el salón, la cocina o el baño mientras la jerezana Susana Doña y la madrileña afincada en El Puerto, Rebeca Bedoya, les acompañan en la maravillosa aventura de descubrir. “La primera infancia es la principal y ellos son el futuro. Si queremos cambiar el mundo tenemos que empezar por los más pequeñitos”, explica Susana, de 42 años, profesional titulada en educación especial que, tras estar formando a adultos, hace unos 4 años decidió volver a la infancia.

Rebeca juega con los pequeños en el salón. MANU GARCÍA

A ambas madres les chirriaba el sistema establecido y optaron por “ofrecer unas herramientas básicas que le van a durar para el resto de sus vidas”. Las educadoras se conocieron en la escuela Waldorf de El Puerto donde aprenden sus hijas. Todo surgió entre conversaciones a la salida. Hablaron, compartieron inquietudes y llegaron a la conclusión de que, juntas, podrían sacar adelante una iniciativa que les llenaba. “Nos conocimos el año pasado, vimos que podíamos conciliar, teníamos el espacio, las ganas, la formación y así surgió”, comentan sin quitar ojo a los pequeños, llenos de inocencia y energía.

“Si queremos cambiar el mundo tenemos que empezar por los más pequeñitos”

El proyecto echó a andar en marzo de 2020, sin embargo, hasta mayo de este año no se ha podido desarrollar con plenitud. Las madres se apoyaron entre ellas tras haber tenido que enfrentarse al mismo dilema. “Sabes lo que quieres para tus hijos, pero no lo encuentras”, dice Susana, que no llevó a su pequeña a la guardería. En su ciudad, ninguno de los centros de educación infantil le convencía. Así, Abracadabra nace para cubrir ese vacío en el modelo no convencional al que se suman cada vez más familias, y sobre todo, para ayudar a la conciliación.

Susana y Rebeca durante la entrevista. MANU GARCÍA

“La filosofía es dejar al niño ser como es, simplemente acompañarlo. Nos gusta que jueguen libremente, no hacer un juego dirigido, no decirle cómo tiene que jugar o qué es lo que tiene que hacer. Nos gusta que el niño explore, se manche, se equivoque, se frustre, que sea él y que tenga plenas capacidades de poder experimentar”, explica Rebeca, que ejerce como “segunda madre que está cuando la suya tiene que ir a trabajar”.

“Nos gusta que el niño explore, se manche, se equivoque, se frustre, que sea él”

Hasta 8 niños de entre 0 y 5 años pueden incorporarse a este espacio donde prima la atención individualizada y se intenta mezclar edades porque “aprenden mucho por observación”. Cada día, las madres hacen una propuesta a los pequeños. Por ejemplo, Pablo y María han escuchado cuentos, y después, han jugado con el agua. En definitiva, opciones de experimentación y sensoriales en las que “si quieren participan y si no, no”. No son partidarias de imponer la actividad de forma que los niños no tienen que manipular la plastilina “ahora y porque sí”.

Acompañamiento respetuoso en el espacio de Abracadabra. MANU GARCÍA

Según explica Susana, “los pequeños no tienen obligaciones, aprenden a través del juego y le damos libertada para decidirlo, ¿por qué no?”. Lejos de los que pueda parecer, la jerezana deja claro que en la pedagogía que siguen no hay lugar para el libertinaje. “Hay límites muy marcados, con disciplina positiva, con amor y respeto. Pero no quiere decir que el niño haga lo que quiera”, comenta mientras Pablo y María corretean.

Sus risas acompañan a la visita en la que Susana y Rebeca argumentan sus choques con el modelo educativo convencional. Resoplan cuando se disponen a resaltar los aspectos que rechazan. “La rigidez, no te dejan innovar, no están abiertos a otra mirada”, dicen las educadoras que señalan directamente a las ratios. La atención no es la misma cuando una persona sola tiene que encargarse de 15 criaturas.

Un momento de la entrevista con lavozdelsur.es. MANU GARCÍA

Abracadabra marca sus diferencias con una guardería tradicional. “Es un proyecto basado en la crianza respetuosa en que el niño pueda marcar sus propios tiempos. No hay premio, no hay castigos, no hay chantajes”, dicen. Por tanto, de 9.00 a 14.00 horas, proponen rutinas, pero no horarios. “Si un día están más tiempo jugando, no pasa nada. Si ellos es lo que en ese momento quieren, no les cortamos y si tardan un poco más en comer ese día no pasa nada”, comenta Rebeca. Todo sin prisa, pero sin pausa y, sobre todo, llevando a los pequeños fuera de cuatro paredes.

Para crear vínculos con la naturaleza, utilizan el patio y la zona ajardinada del bajo 4 del edificio número 9, en la calle Escritor Federico de la Vega, además de un parque próximo y la Laguna de Torrox. “Todos los días salimos por lo menos una hora fuera a explorar. Si llueve se sale y si hace frío o calor, también”, explican las compañeras, que también cuidan la alimentación.

Ellas se dedican al apoyo y al acompañamiento respetuoso, una segunda opción para los padres, pero no la principal. “Abogamos por que las mamás y los papás estén el máximo tiempo posible con sus hijos”, expresan.

Los pequeños juegan en el salón. MANU GARCÍA

De pronto María se engancha a la pierna de su madre Cristina. La jerezana está presente durante lo que se conoce como el período de adaptación, que suele rondar los 15 días. Esta pedagoga que ha participado en proyectos educativos alternativos confió en Susana y Rebeca para aportar a su hija una metodología que ya conocía de antemano. “Ojalá hubiera más sitios como estos”, manifiesta desde el salón. Desde un primer momento, buscaba un lugar que encajara con sus preferencias y con el tipo de educación “que yo hago en mi casa”.

“Aquí te dan la oportunidad de que ellos elijan, no le están imponiendo nada”

La joven está encantada de poder acceder a un espacio como este en su ciudad, donde son pocos los que se atreven a decantarse por este tipo de iniciativas. “Aquí te dan la oportunidad de que ellos elijan, no le están imponiendo nada”, expresa la madre que no casa con los métodos de la escuela clásica. “Yo veo que allí los profesores son muy protagonistas. Si ellos no son capaces de adaptarse a los niños, ¿por qué los niños se van a adaptar a ellos?”, se pregunta.

Rebeca y Cristina realizan una actividad con los niños. MANU GARCÍA

La educación cambia, se reinventa y prueba con la filosofía que triunfa en los países nórdicos. Poco a poco, se abre paso y aterriza en Andalucía. La plataforma Ludus, otra educación ya es posible, registra un total de 17 centros alternativos destinados a la etapa Infantil en la provincia de Cádiz. De ellos, tres se localizan en Jerez, siendo Abracadabra la única que trabaja con pedagogías activas.

“Poco a poco van existiendo otros centros con la misma línea de trabajo para cuando terminen aquí”, sostienen, o al menos en eso confían. “Esto es un movimiento de futuro, pronto no va a ser una alternativa sino algo implantado”, auguran con ilusión.