Echar gasolina en los últimos meses se ha convertido en toda una odisea para muchos bolsillos. Con el precio de los carburantes disparados, a más de dos euros el litro de gasolina y gasoil, el repostaje casi no se notaba.
Para luchar contra la subida histórica del combustible, el Gobierno aprobó el 28 de abril un decreto anticrisis para bonificar con 20 céntimos por litro de carburante a todos los ciudadanos. Una medida que se ha prorrogado hasta octubre.
Pero mientras el Gobierno ha estado ejecutando durante estos últimos meses el llamado 'Plan de respuesta' al impacto económico de la guerra de Ucrania y a la inflación desatada, que dicho sea de paso no ha aliviado mucho a los transportistas y ciudadanos, ya que el precio de la gasolina ha seguido subiendo con la excepción de las últimas semanas, las multinacionales energéticas son las que están sacando una gran tajada.
Repsol, por ejemplo, no ha notado para nada la crisis por la guerra de Ucrania. Al revés, todo lo contrario. En el primer semestre del año ha obtenido un beneficio neto de 2.539 millones de euros, lo que supone el doble de beneficios (105,6%) que en el mismo período del año anterior. La referida compañía ha sacado rédito de la subida de los precios de las materias primas en los mercados mundiales por el conflicto bélico.





