Bodegas Medina, fundada en 1931 en Puebla de Sancho Pérez (Badajoz), ha solicitado un concurso de acreedores voluntario al no poder hacer frente a su delicada situación financiera. Con una deuda acumulada de dos millones de euros, la bodega extremeña, inscrita en la Denominación de Origen Ribera del Guadiana, lucha por su supervivencia tras casi un siglo de historia.
La empresa, gestionada por la cuarta generación de la familia Montaño, atraviesa uno de los momentos más críticos desde su creación por José Montaño. El proceso concursal, según informa El Economista, podría servir como último salvavidas para evitar su desaparición definitiva.
Una marca mítica con historia familiar
“Bodegas Medina, empresa familiar desde sus inicios”, así se presenta la compañía en su web, donde destacan que el bisabuelo fundador tenía “una habilidad especial para la elaboración de los vinos de forma artesanal”. Las actividades comenzaron en una pequeña industria local en Puebla de Sancho Pérez, que con los años se transformaría en una de las bodegas más representativas de Extremadura.
En los años 70, la empresa inició un ambicioso proceso de expansión con la compra de la bodega El Convento, en Zafra, y posteriormente con la fundación de Las Monedas y Corralón de la Vega. Su catálogo incluye marcas reconocidas como Jaloco y Marqués de Badajoz, con una amplia oferta de tintos, blancos y rosados.
Una deuda bancaria de difícil retorno
La deuda, según ha trascendido, asciende a dos millones de euros, siendo en su mayoría compromisos adquiridos con entidades bancarias. No obstante, por el momento, la empresa no presenta impagos con sus trabajadores, proveedores, Hacienda o la Seguridad Social, lo que ha permitido solicitar el concurso de forma voluntaria y no forzosa.
Este tipo de proceso permite a la empresa intentar reestructurar su pasivo y mantener la actividad operativa sin necesidad inmediata de liquidar activos, aunque el futuro depende de la viabilidad que determine el juez concursal.
El riesgo real de la liquidación
Si la empresa no logra cumplir con los requisitos del concurso y ofrecer una propuesta de pago viable, se enfrentaría a la fase de liquidación, lo que supondría la venta de todos sus activos y el cierre definitivo. Un desenlace que pondría fin a una saga empresarial con 93 años de historia y fuerte arraigo en la región.
“Con el paso del tiempo, el legado pasa de padres a hijos, donde una cuarta generación mejora de forma extraordinaria las instalaciones de la bodega”, afirman desde la empresa, resaltando el esfuerzo inversor realizado en los últimos años para modernizar la producción.
Un golpe al sector vitivinícola extremeño
La caída de una bodega como Medina supondría un duro golpe para el sector vitivinícola de Extremadura, que cuenta con marcas de larga tradición pero que también sufre las tensiones derivadas de la baja rentabilidad del sector, la competencia global y las dificultades de acceso a financiación para pequeñas y medianas empresas familiares.
Bodegas Medina, al estar adscrita a la D.O. Ribera del Guadiana, había logrado consolidarse como un referente dentro y fuera de la comunidad. Sin embargo, los problemas económicos han terminado por asfixiar a la empresa a pesar de su historia y prestigio.
Esperanza entre la incertidumbre
Por ahora, el concurso de acreedores ofrece una mínima ventana de oportunidad para evitar el colapso total. Todo dependerá de si la compañía logra un acuerdo con los acreedores que permita reestructurar su deuda, mantener su plantilla y preservar su legado.
Aunque la empresa no ha cesado su actividad, el temor a una liquidación planea sobre sus instalaciones, sus marcas y sus trabajadores. Sería, de confirmarse, el triste final para una de las bodegas más longevas de la región.
