El 19 de noviembre de 1886, después de estar unos años antes trabajando como extractor de bodega o de fundar una sociedad de vinos, Cayetano del Pino Vázquez (1858-1918), natural de la localidad cordobesa de la Carlota, registró en Jerez la bodega que lleva su nombre. En principio, como firma exportadora de vinos.
Su primera ubicación fue en la calle Rosario, donde actualmente se encuentra el conservatorio de música, para después trasladarse, en 1890, a la calle Armas de Santiago, donde había 14 dependencias y contaba ya con 150 trabajadores. Con almacenes en las calles en Lealas y Ventura Misa, casa comercial en París, delegaciones en Madrid y viajantes por toda España y América.
El fundador murió en 1918, cuando cogió el testigo su hijo, Cayetano del Pino Balbontín, que siguió exportando vinos y reforzando las patentes de sus productos, muy codiciados en muchos países. Entre 1935 y 2015 se dedica sobre todo a la labor almacenista, de elaboración de vinos para otras bodegas.
Desde 1983, la bodega está ubicada en la plaza Silos. Y en 2015 vuelve a embotellar sus vinos, unos años antes de que, en 2022, la comprara el empresario Fulgencio Meseguer. Más de 130 años después de su fundación, la bodega dejó de pertenecer a la familia. Ahora se encuentra inmersa en un profundo proceso de renovación.
Forma parte de este proceso el museo y centro de interpretación del vino inaugurado este miércoles. Todos los datos aportados al inicio de este artículo, y muchos más, se pueden conocer en este espacio museístico, que hace un repaso a la historia de la bodega, pero también del vino de Jerez en general, habla de la forma de elaboración y da a conocer términos del gremio y una buena colección de etiquetas históricas de la marca.
“Este día pone punto y final a la época inicial de mi grupo en la bodega”, comenta Fulgencio Meseguer, que lidera el Grupo Mesgal, propietario de Cayetano del Pino. “Quería que esta bodega fuese como mis proyectos, que respirarse su espíritu de exigencia y de excelencia”, agrega, todo ello sin perder su sello clásico.
En la parte de la bodega que comunica con la plaza del Carbón, donde tiene proyectado un acceso ajardinado, está el museo de Cayetano del Pino, que se puede visitar todos días a las 10:30, a las 11:30 y a las 13:00 horas, y los martes, jueves y sábados a las 18:00 horas. Las visitas —que se pueden reservar a través de la web— incluyen catas, para lo que hay un centro con capacidad para 60 personas. Y también una sala audiovisual, en la que caben 70 personas, que pretende acoger presentaciones de libros o proyección de documentales.
La visita completa al museo de Cayetano del Pino tiene un precio de 15 euros. En caso de que se elija la opción de cata con dos vinos (amontillado y cream), es de 20 euros. La visita y cata con cuatro vinos (fino, amontillado, palo cortado y cream) cuesta 25 euros. La visita con cata de dos vinos VOS (con más de 20 años), amontillado y palo cortado, es de 30 euros. Y la visita con cata de amontillado y palo cortado VORS (más de 30 años), cuesta 50 euros.
La oferta se completa con una tienda de souvenirs, situada a la entrada por Silos —abierta de 7:30 a 15:00 horas— con todo tipo de merchandising —de vinos a copas, láminas, llaveros, imanes o posavasos—. "Pero esto no acaba aquí", comenta Yago Yerga, responsable de cultura de la bodega, que destaca como proyectos de futuro el acceso por la plaza del Carbón, así como la habilitación de QR con audioguías en varios idiomas para visitar el museo.
Dentro del espacio museístico hay detalles sobre la historia de la bodega Cayetano del Pino, como se ha descrito, pero también sobre los orígenes del método de crianza del vino de Jerez. Como que en el año 1.100 a.C., los fenicios introdujeron la vid, que en el 138 a.C. se comercializó en el imperio romano o que el primer reglamento de la Denominación de Origen data de 1935.
Pero también hitos de la propia bodega, como que fue proveedora oficial de la Casa Real entre 1899 y 1910 —el rey Alfonso XIII la visitó en 1904—, y numerosos premios. El primero, la medalla de bronce obtenida en la Feria Colombina de Chicago en 1893. El último, la medalla de oro al palo cortado VOS y al amontillado VOS en el Concurso Mundial de Bruselas (Concours Mondial de Bruxelles). Entre medias, un sinfín de reconocimientos. La idea del museo, recién inaugurado, pasa por "entroncar con la historia de la bodega", relata el responsable de cultura de la firma bodeguera, siendo un proyecto "honesto, didáctico, sintético y gráfico".
También es digna de ver la colección de etiquetas históricas. Como litografías de Ramón Párraga, que representa desde corrida de toros a mujeres vestidas con trajes goyescos o féminas brindando, con una mandolina (instrumento de cuerda) en la mano. Y una muy llamativa, en la que aparece un fraile dominico que representa los fines curativos del vino, especialmente para combatir la difteria en niños. O de Federico Berrocal, que ilustra una escena en una Feria de Abril de Sevilla en la que las casetas se entremezclan con animales que pastan a pocos metros.
En la puesta de largo del museo, el teniente de alcaldesa de Turismo de Jerez, Antonio Real, anuncia la colaboración del Ayuntamiento en la "difusión" del centro museístico, "porque es muy importante, que a prolongar la estancia de los visitantes en la ciudad y a contribuir al desarrollo económico de Jerez". Real da las gracias a Meseguer por su apuesta: "Te lo reconocemos y sabemos que será fundamental para el futuro y te pedimos que no pares, que sigas aportando cosas a la ciudad".
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