Salinas abandonadas tras una potente inversión pública: el proyecto de Aponiente tumbado por Costas

La Junta de Andalucía mantiene en punto muerto el concurso para la concesión de las salinas de San José, en El Puerto, paralizado por dos veces. El Ministerio para la Transición Ecológica no permite la construcción de edificios que pretende la empresa de Ángel León dentro del dominio público marítimo-terrestre

Las salinas San José de El Puerto, abandonadas.
Las salinas San José de El Puerto, abandonadas. MANU GARCÍA

Hay compuertas rotas y tajos desmoronados donde debería haber vida, con actividades de educación ambiental o ecoturismo. Las salinas de San José de El Puerto están abandonadas por un procedimiento administrativo que se encuentra paralizado. En ellas hay invertidos 350.000 euros de dinero público que prácticamente se han tirado a la basura. 

La salina, que data de 1969, cuando se aprobó su deslinde, sirvió durante muchos años como vertedero, hasta que en 2010 se inició su recuperación. En ella, la Junta de Andalucía destinó 350.000 euros en 2015 a un proyecto de restauración que, siete años después, prácticamente no se aprecia.

Durante este tiempo, en las salinas de San José se han llevado a cabo actividades medioambientales, con numerosas visitas escolares, organizadas por Ecologistas en Acción. La Junta decidió sacar a concurso su explotación, un proceso al que se presentó la entidad ecologista, incluida en un proyecto de la empresa Hermanos Úbeda Goldsal SL, de Almería, con un siglo de experiencia en el sector salinero.

El concurso, en un primer momento resuelto en 2019, lo ganó la compañía Mar Cristal Marilum, ligada al restaurante Aponiente del chef Ángel León, que se encuentra en el molino de mareas, pegado a la salina. Los ecologistas se quejaron entonces de que el proceso priorizó a las empresas, “vetando la posibilidad de la participación de entidades sin ánimo de lucro”, por lo que se incorporó al de GoldSal como responsable de la restauración ambiental, educación ambiental y voluntariado.

La salina de San José, tras los concursos fallidos —hubo otro en 2020, revocado por la Demarcación de Costas Andalucía-Atlántico— lleva tres años abandonada, desde que Ecologistas en Acción dejó de realizar actividades de mantenimiento en 2019, cuando la Junta de Andalucía convocó el proceso para su concesión administrativa. 

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Estado actual de la salina.  MANU GARCÍA

“En este concurso se han producido numerosas irregularidades”, describen los ecologistas, ya que consideran que “la Mesa de selección intentó infructuosamente invalidar el proyecto de GoldSal” y que “infravaloró este proyecto sin justificación alguna”, tras lo que hubo denuncias y se terminó invalidando el proceso. 

En el nuevo concurso, en marzo de 2020, Ecologistas en Acción intentó que las dos empresas acordaran la presentación de un proyecto conjunto para evitar más retrasos, pero no fue así, mientras la salina se iba deteriorando. Ahora tiene compuertas rotas, se han abierto cangrejeras en los muros y se han derrumbado las tajerías, entre otros desperfectos.

En este nuevo concurso, la delegación territorial de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul de la Junta en Cádiz volvió a seleccionar el proyecto de Mar Cristal Marilum —llamado Salinas de San José: un mar de vida—, que contempla la ocupación de 118.362 metros cuadrados de dominio público marítimo-terrestre, una decisión que revocó el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

Secadero, terrazas y un embarcadero

El proyecto ganador, el de Mar Cristal Marilum, contempla la construcción de varios edificios e instalaciones en la salina incompatibles con la Ley de Costas, por lo que la directora general de la Costa y el Mar emitió el 2 de septiembre de 2021 un informe desfavorable que ha tumbado el proceso.

“Lo lógico y legal es que, desestimado el proyecto más valorado, se le otorgara la concesión al segundo, que es en el que participa Ecologistas en Acción, pero la Junta de Andalucía parece que no está dispuesta a hacerlo”, se queja la entidad conservacionista. 

La empresa ligada a Aponiente contempla la construcción de un edificio de recepción y secadero de 247 metros cuadrados de superficie, con hall, almacén y aseos. También un edificio llamado Palafito, de 389 metros cuadrados, con seis salas con terrazas, embarcadero, distribuidor, almacén, office y cocina. Salvo el embarcadero, destinado a las “rutas en embarcación neumática por el río Guadalete” incluidas en el proyecto, el resto se deduce que se dedicarían a uso hostelero. 

Además, incluye un módulo de avistamiento con tres espacios de casi 24 metros cuadrados cada uno, para uso turístico; la Casa Salinera, con azotea transitable y porche, de 140 metros, con habitación, salón, cocina y baño. “El uso de esta edificación se destina a recibir a los diferentes visitantes y usuarios de la salina, imitando una casa tradicional donde vivían los trabajadores de las salinas”, recoge el informe de Costas, que lo desestima. 

Por último, está el edificio Nido, de 45 metros, planteado para servir como espacio de recepción de los visitantes que accedan por la zona norte, punto de encuentro de diversos recorridos y rutas, y como espacio para la contemplación y avistamiento de aves. 

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Las salinas de El Puerto, abandonadas.   MANU GARCÍA

Alegaciones a la concesión 

La Demarcación de Costas de Andalucía-Atlántico, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica, pone objeciones a la construcción de alguna de las edificaciones planteadas, concretamente del edificio Palafito y de la Casa Salinera. Y critica que no ha sido informada del procedimiento del concurso.

Las alegaciones presentadas por Ecologistas en Acción critica que “el proyecto presentado por Mar Cristal Marilium, S.L. implica que el espacio de la salina se convierta en parte del negocio de restauración”, y recuerda que “el pliego indica que se da preferencia a las instalaciones de uso público sobre las de negocios privados, máxime cuando son ajenas a la puesta en marcha de una salina artesanal”.

Los edificios de recepción y secadero, se insiste en las alegaciones, “deberían denegarse por no tener justificación y provocar un fuerte impacto paisajístico, siendo suficiente con un pequeño módulo”.

El edificio Palafito “está destinado igualmente al uso exclusivo de la clientela de Aponiente, debiendo denegarse por su diseño alejado de las tipologías salineras y marismeñas”, reseñan. Sobre la Casa Salinera, aportan que “su construcción no está justificada ni es permisible con la legislación de Costas, ni se entiende la necesidad de una cocina funcional”.

“El proyecto no se ajusta a lo establecido en el artículo 32 de la Ley de Costas, por incluir numerosos edificios de restauración que no tienen cabida en el dominio público marítimo-terrestre, siendo los únicos edificios permitidos de esas características los destinados al servicio de las playas y con limitaciones, no siendo este el caso”, recogen las alegaciones. 

El citado proyecto tampoco tiene en cuenta las afecciones a la Red Natura 2000, sostienen los conservacionistas, que agregan que “el pliego de la licitación elude la necesidad de evaluar las repercusiones del proyecto a la Zona de Especial Conservación (ZEC) dentro de la que se ubican las salinas”.

Por todo ello, Joaquín Paloma, miembro de Ecologistas en Acción en Cádiz, lamenta en declaraciones a este periódico el “desperdicio” de dinero público en la restauración de la salina y el “desprecio” de la Junta al proyecto medioambiental de la entidad.  

Costas tumba el proyecto

“No consta en los servicios centrales de este ministerio ni en la Demarcación de Costas de Andalucía-Atlántico información alguna sobre los concursos convocados en 2019 y 2020”, recoge el informe emitido el 2 de septiembre de 2021 por Transición Ecológica. 

“Con carácter previo a la emisión del informe preceptivo solicitado, se requiere pronunciamiento de la Junta de Andalucía acerca del procedimiento de tramitación del concurso convocado”, señala Costas, que incluye el contenido de un escrito remitido por la delegación territorial de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul en Cádiz, que asegura que “en ningún caso resulta preceptivo la emisión de informe alguno respecto a un concurso previo de prevalencia en el otorgamiento de concesiones”.

Costas es clara al respecto: “Si bien cabría prestar conformidad a las actividades planteadas relativas a una explotación salinera tradicional, cultivos marinos y actividades de educación ambiental y ecoturismo, se considera no obstante que actividades comerciales tales como la venta y/o exposición de sales, de productos alimenticios, de productos cosméticos, así como de los típicos productos de souvenir adaptados a las peculiaridades de las salinas, las actividades de turismo gastronómico asociadas al molino de mareas El Caño, la producción de huertos con técnicas tradicionales y agricultura ecológica, la realización de eventos y promociones de productos locales y otros de similar carácter que se plantean en la solicitud, se trata de usos que por su naturaleza pueden llevarse a cabo fuera del dominio público marítimo-terrestre”.

Sobre el autor:

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Francisco Romero

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Antes de terminar la carrera, empecé mi trayectoria, primero como becario y luego en plantilla, en Diario de Jerez. Con 25 años participé en la fundación de un periódico, El Independiente de Cádiz, que a pesar de su corta trayectoria obtuvo el Premio Andalucía de Periodismo en 2014 por la gran calidad de su suplemento dominical. Desde 2014 escribo en lavozdelsur.es, un periódico digital andaluz del que formé parte de su fundación, en el que ahora ejerzo de subdirector. En 2019 obtuve una mención especial del Premio Cádiz de Periodismo, y en 2023 un accésit del Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García de la Asociación de la Prensa de Jerez.

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