Repsol rodea a Torrecera de un mar de espejos: "No ha creado el trabajo que esperábamos"

La compañía impulsa 'Sigma', un proyecto solar con capacidad para 204 MW, que durante su construcción ha generado unos 500 empleos, aunque en la ELA de Jerez soñaban con un mayor impacto económico en la zona

Una de las plantas solares que Repsol tiene en el entorno de Torrecera, que se ve al fondo.
Una de las plantas solares que Repsol tiene en el entorno de Torrecera, que se ve al fondo. JUAN CARLOS TORO

—“Dicen que da mucha temperatura. Yo parece que ya lo estoy notando”.

Alrededor de Torrecera, una Entidad Local Autónoma (ELA) de Jerez de poco más de 1.000 habitantes, el paisaje ha cambiado radicalmente. De viñas —hace varias décadas—, a posteriores cultivos de pipas, trigo o remolacha, y ahora a un mar de espejos que se encargan de convertir la luz del sol en energía. 

Ocupando más de 400 hectáreas de terreno, en cinco parcelas diferenciadas, hay el mismo número de plantas fotovoltaicas, que acumulan una capacidad total de 204 MW. Repsol es quien está detrás de este macroproyecto, el tercero que pone en marcha en todo el país, tras los de Valdesolar (264 MW), en el municipio extremeño de Valdecaballeros y Kappa (126,6 MW), en Manzanares (Ciudad Real).

El de Torrecera se llama Sigma. Más de 500 empleos ha generado durante su construcción, según asegura la propia compañía, que dice que generará 430 GWh de energía renovable al año. O lo que es lo mismo: lo suficiente para abastecer a 43.000 hogares. 

En la ELA jerezana, estos datos suenan lejanos. Cuando está a punto de concluir su puesta en marcha, ya apenas quedan medio centenar de empleados, que serán en torno a una decena —sobre todo para tareas de mantenimiento— cuando esté al 100%. ¿Y qué ha supuesto para Torrecera? ¿Qué quedará? Eso se preguntan muchos vecinos. 

Pocos empleos ha generado en la localidad. Preguntando por las calles, nadie acierta a cuantificarlo, pero no pasa de una quincena, con suerte. “Hemos sido muy pocos”, confirma Gertrudis, una de las afortunadas. Ella, su marido y su cuñado consiguieron un puesto en la planta. 

Gertrudis se encargaba de apretar tornillos, montando piezas que luego formaban parte de las placas solares instaladas en los parques fotovoltaicos. Su contrato ya expiró, pero se ha quedado como fija discontinua de una subcontrata que espera que la llame para un próximo proyecto. Es de las pocas personas del pueblo que puede decir eso. 

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Las plantas solares, vistas desde la ELA.   JUAN CARLOS TORO
Vista de la planta desde Torrecera
Vista de la planta desde Torrecera.   JUAN CARLOS TORO

En Torrecera, no fueron pocos los que vieron el anuncio de la construcción de estas plantas solares como una salida laboral. Muchos se apuntaron a cursos de formación —con costes que rondaban los 100 euros—, pero hubo a quien no le sirvió, porque no llegó a conseguir un contrato. “Hubo un boom, ¿pero luego qué?”, se pregunta Gertrudis. Y como ella mucha gente. 

Las cifras del proyecto han oscilado durante su evolución. Al principio se habló de una inversión de 107 millones de euros y la creación de entre 700 y 800 empleos. Al término —está al 90% de ejecución, aproximadamente—, la inversión que anuncia Repsol es de 150 millones, y los puestos de trabajo, unos 500 durante el pico más alto de producción.

El alcalde de Torrecera, el socialista Francisco Arcila, es de los que pensaba que, con estos números, sus vecinos iban a verse más beneficiados. “No ha creado el trabajo que esperábamos”, confiesa a lavozdelsur.es. “Todo lo que suponga empleo es positivo”, dice, pero insiste en que contaba con más impacto directo. Ya sea en forma de trabajo o vía licencias, que gestiona directamente el Ayuntamiento de Jerez: “Como ELA no hemos percibido ni un solo euro”.

“Nos hemos encontrado con este proyecto y hemos mendigado para que metieran a gente de la localidad”, relata Arcila, que asegura que la compañía “necesitaba puestos cualificados que quizás aquí no ha encontrado”. El alcalde, eso sí, matiza que se muestra “a favor de las energías renovables”. En este caso, se ha transformado terreno de secano en plantas fotovoltaicas que ahora generan energía, y algo de empleo. 

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Vista de las plantas solares del proyecto 'Sigma'.  JUAN CARLOS TORO

Arcila era de los que jugaba de pequeño en el cortijo colindante a Torrecera, que fue de Belmonte y luego de la familia Ruiz Mateos (Rumasa), donde trabajó su padre. “Yo he corrido por esos montes y daba gusto. Lo he visto lleno de viñas y de actividad. Ahora todo es muy frío”, dice. Como regidor de la ELA, se resigna a convivir entre un mar de espejos. “Es lo que hay si queremos energías renovables”, apunta. 

Aunque tampoco ve mal la moratoria impulsada por el gobierno local de Jerez, del PP —aprobada por todos los grupos, con la abstención del PSOE—, para que durante dos años no se otorguen licencias para la implantación de parques eólicos, fotovoltaicos o de hidrógeno verde en viñas de la campiña jerezana. Actualmente, hay trece parques eólicos y 18 plantas solares, en marcha o en proceso de tramitación de licencia.

“Es necesaria la adopción de medidas para regular su implantación debido a determinados efectos no deseables, como pueden ser el impacto visual y la pérdida de valor del paisaje, la ocupación indiscriminada del territorio de viñas, o la progresiva transformación de los usos del suelo rústico (destinados a usos primarios) en suelos destinados a la producción de energía”, alertaba el gobierno jerezano tras el pleno en el que se aprobó la moratoria, en octubre de 2023. 

Un vecino de la planta solar, que prefiere no dar su nombre, conoce bien estos “efectos”. Ya echa de menos las vistas que tenía antes desde su finca, de cultivos agrícolas que fueron cambiando con los años. De viña a girasol, de trigo a remolacha. Y ahora, placas solares. “Dicen que no es bueno, que da mucha temperatura. Yo parece que ya lo estoy notando”, comenta. “A mí no me ha fastidiado, pero han quitado un poco de naturaleza que había ahí”, dice. 

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Entrada a la finca Ranchiles, donde están las dos primeras plantas del proyecto.  JUAN CARLOS TORO

En el pueblo hay opiniones encontradas, aunque parece que la balanza se inclina hacia la decepción. Hay quien comenta que a su bar le ha venido bien temporalmente el proyecto, durante su construcción, porque ha pasado de vender entre 25 y 30 desayunos a más de 100 todos los días. Eso durante dos años, ya el flujo ha vuelto al que era habitual. “Había gente que se creía que se iba a quedar fija, se puso a hacer cursos, pero muchos no entraron”, incide un hostelero. 

Quien tenía vivienda en alquiler también la ha tenido ocupada este tiempo, pero la oferta es limitada, y muchos empleados acabaron buscando alojamiento en localidades de alrededor. Carmen trabaja en una tienda de alimentación. Ella dice que no ha notado mucho la diferencia. “Un chaval venía a por un Red Bull de vez en cuando”, asegura. Ella es de las que lamenta que se cambie terreno de cultivo por plantas solares. 

“El día que no haya dónde sembrar, ¿qué comemos?”, se pregunta Carmen. “Placas vamos a comer”, contesta su compañera de trabajo, que tuvo a un allegado trabajando en la planta. Hace unos meses lo trasladaron a otro proyecto. La rotación es constante. Carmen sigue con su discurso: “Esta zona siempre ha sido agrícola. Había fincas que vivían de exportar hortalizas a Inglaterra, manufacturadas y todo. Como sigamos así, tendremos que hacer nosotros lo mismo con otros países”.

Manuel Romero, un obrero que está trabajando en una obra de Torrecera cuando lavozdelsur.es visita la ELA, es de los que no ve con buenos ojos el proyecto. “Yo pondría las placas solares en terrenos que no sean de cultivo. Ahí se sembraban pipas, trigo, remolacha… era una tierra fértil”, comenta frente al Ayuntamiento, ubicado en la Plaza de Artesanía de la ELA.

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Trabajadores de las plantas, llegando a la oficina para comer.   JUAN CARLOS TORO
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Trabajadores, almorzando en las oficinas ubicadas junto al Ayuntamiento de Torrecera.  JUAN CARLOS TORO

Precisamente, en una de las esquinas de la plaza hay una oficina desde la que se coordina todo el trabajo de los empleados que van quedando en las plantas solares. Un responsable de una empresa que trabaja en el proyecto comenta que se encuentra cerca del 90%, por lo que es probable que en pocas semanas concluya. Empezó en junio de 2022 y acabará en febrero-marzo de 2024.

“Repsol no solo construye la planta, también una subestación, luego una línea de alta tensión de la subestación que ha construido hasta la siguiente, después en la siguiente hace una ampliación… Eso supone mucho trabajo”, cuenta este encargado. Para ello, se ha buscado a trabajadores cualificados, para las tres especialidades requeridas: electricidad, civil —movimientos de tierra— y mecánica —construcción de la estructura de los paneles—. “Es complicado encontrar a especialistas”, asegura. 

En las cinco plantas que rodean Torrecera han estado trabajadores procedentes de muchas localidades de alrededor. Juan vive en El Portal, una barriada rural de Jerez. Muy cerca, ya trabajó en la instalación de Las Quinientas. Era maquinista y albañil, pero cambió de sector. En Sigma maneja la retroexcavadora, pero también hace montajes eléctricos. Lleva poco más de un año trabajando, pero sabe que pronto terminará contrato. Y espera encontrar empleo rápido.

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Trabajadores de las plantas solares, durante la hora del almuerzo.  JUAN CARLOS TORO

Carlos viene de la construcción, donde "hay trabajo", pero es más sacrificado. Él está destinado a la parte mecánica, para lo que tuvo que hacer un curso. Casi 15 meses lleva en el entorno de Torrecera. Pepe Leal, vecino de Paterna, viene del campo, "de coger tagarninas", dice entre risas. Su vida laboral se ha volcado en el sector del metal, antes de llegar a las fotovoltaicas. "Aquí hacemos de todo".

Paco estaba como trabajador de mantenimiento en una cantera de Arcos. Ahora, es un "todoterreno" en las plantas fotovoltaicas. De electricidad a mecánica, lo toca todo. "Cuando termine, tocará echar currículum hasta que nos avisen, aunque antes de entrar aquí estuve poco tiempo parado. Sabemos que son proyectos cortos, pero hay varios por la zona", comenta.

Sigma, que es como Repsol ha bautizado a su megaplanta de Torrecera, es un macroproyecto dividido en cinco plantas. Las dos primeras están en la finca Ranchiles, ubicada a la entrada del pueblo, donde hay dos de 48 megavatios cada una, en un terreno de unas 176 hectáreas. La tercera, que ronda los 50 megavatios, está muy cerca de esta finca. Y la cuarta y la quinta, en los llamados Llanos de los Arquillos, tienen 29 megavatios cada una, en una superficie de 162 hectáreas.

Sobre el autor:

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Francisco Romero

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Antes de terminar la carrera, empecé mi trayectoria, primero como becario y luego en plantilla, en Diario de Jerez. Con 25 años participé en la fundación de un periódico, El Independiente de Cádiz, que a pesar de su corta trayectoria obtuvo el Premio Andalucía de Periodismo en 2014 por la gran calidad de su suplemento dominical. Desde 2014 escribo en lavozdelsur.es, un periódico digital andaluz del que formé parte de su fundación, en el que ahora ejerzo de subdirector. En 2019 obtuve una mención especial del Premio Cádiz de Periodismo, y en 2023 un accésit del Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García de la Asociación de la Prensa de Jerez.

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