Más de 30 años del vertedero que una pareja de biólogos convirtió en la Cañada de los Pájaros de Sevilla

Maribel Adrián y Plácido Clarita restauraron una antigua gravera del Parque Natural de Doñana en 1987, y cinco años después, la abrieron al público para mostrar la riqueza patrimonial del humedal con más de 200 especies en el que crían en cautividad a tres en peligro de extinción

Los biólogos Maribel Adrián y Plácido Clarita, propietarios de la Cañada de los Pájaros.
Los biólogos Maribel Adrián y Plácido Clarita, propietarios de la Cañada de los Pájaros.

En un enclave idílico, a escasos kilómetros del Parque Natural de Doñana, en el término municipal de La Puebla del Río, se divisa la Cañada de los Pájaros. Ya han pasado más de 30 años desde que los biólogos Maribel Adrián y Plácido Clarita pusieran en marcha la creación de este proyecto en 1987. Ella, natural de Burgos, y él, de Sanlúcar, pero criado en el corazón de Doñana, se embarcaron en una aventura motivada por su pasión por las aves.

Así, levantaron la primera experiencia privada en España de restauración y manejo de graveras. “Surgió un poco al azar”, confiesa Maribel, “mi marido cogió una psitacosis en el Palmitos Park, donde trabajaba en Canarias, mientras cuidaba a loros en cuarentena, y fatal, nos tuvimos que volver”, recuerda la propietaria, que empezó a aficionarse a los pájaros durante la carrera. "Salía con un grupo de mi clase que era muy pajarero, íbamos mucho al campo”.

Plácido conocía la zona del Parque Natural al ser hijo de una saga de guardas, por lo que decidió buscar un terreno para vivir con Maribel. Ambos localizaron una antigua gravera convertida en basurero y, tras alquilar una casa en las proximidades, empezaron las labores de restauración y limpieza. Durante tres años se alojaron allí mientras que arreglaban la zona y construían su futuro hogar, tarea que completaron en enero de 1990, cuando pudieron mudarse a la finca. “Estuvimos limpiando fondos, quitando eucaliptos, arreglando taludes e islas, además es el tramo final de una cañada de agua y estaba lleno”, comenta la bióloga.

Plácido observando flamencos.
Plácido observando flamencos.

En un principio, la pareja no contemplaba trabajar en la Cañada, sin embargo, sus planes dieron un giro cuando en 1988 unos guardas les llevaron unos huevos rescatados de una quema de aneal. “Eran supuestamente de focha común, pero nos dimos cuenta de que eran de focha cornuda, una especie que estaba en peligro de extinción, prácticamente desconocida, entonces fuimos a hablar con la Agencia de Medio Ambiente para que nos diera permiso para tenerlos”, explica Maribel. Encontrar un ejemplar que daban por desaparecido en el Libro Rojo les impulsó a iniciar un programa de reproducción de especies amenazadas. “Nosotros nos volcamos con esta especie”, dice. De hecho, en 1998, después de varios intentos, lograron traer ejemplares de Marruecos con el objetivo de reforzar genéticamente la población española. Según comenta la administradora, “desde entonces estamos repoblando Andalucía”.

Después de años adecuando el terreno, en 1991, la Cañada fue declarada por la Agencia de Medio Ambiente como la primera Reserva Natural Concertada de España. A la que se han sumado cuatro más hasta hoy, entre ellas, Charca Suárez en Motril, Granada; la Dehesa de Abajo, en la Puebla del Río, Sevilla; Puerto Moral en Aroche, Huelva; y Laguna de la Paja, en Chiclana. “Logramos transformar la antigua gravera en un humedal protegido con una elevada biodiversidad”, añade la bióloga.

Ejemplares de cerceta pardilla en el humedal.
Ejemplares de cerceta pardilla en el humedal.

No fue hasta 1992 cuando Maribel y Plácido optaron por abrir al público este espacio donde ya realizaban trabajos de conservación y cría en cautividad de especies amenazadas. La inauguración coincidió con la Expo y llamó la atención. “Como era una curiosidad pues venía gente a ver qué era esto”, cuenta la propietaria, echando la vista atrás. Desde entonces, aunque su principal actividad es la conservación, ampliaron miras. “Para poder dedicarte a esto siendo una empresa privada, sin subvenciones, teníamos que conseguir dinero de alguna manera, y lo abrimos”, explica.

“Queríamos mostrar nuestro rico patrimonio natural, que es bastante desconocido"

Así, para seguir con su filosofía de conservación del hábitat y de las especies, introdujeron programas de educación ambiental, alojamiento rural, servicio de restauración y actividades educativas y de ocio. Además, promovieron distintas iniciativas en colaboración con entidades científicas y universidades. “Perseguimos una función de sensibilización y concienciación, queríamos mostrar nuestro rico patrimonio natural que es bastante desconocido. En la televisión salen documentales de leones, de jirafas, pero de lo nuestro poco”, relata Maribel.

Poco a poco, la Cañada avanzaba y se convertía en el centro de atención de las excursiones por su afán de poner en valor las cerca de 200 especies que campan a sus anchas en más de 7 hectáreas. El trasiego de aves en el humedal es todo un espectáculo en plena naturaleza. De ellas, 180 son autóctonas, algunas son exóticas y tres están en peligro de extinción, la focha cornuda, la cerceta pardilla y el porrón pardo.

Algunas especies de aves en la cañada.   MARIBEL ADRIÁN
Algunas especies de aves en la cañada.   MARIBEL ADRIÁN

Las especies se incrementan en época de invernada cuando la Cañada de los Pájaros funciona como un lugar alternativo a Doñana. Según afirma Maribel, “las condiciones climáticas influyen mucho. En años secos se pueden llegar a concentrar 4.000 especies porque no tienen humedales cerca con agua, mientras que en años lluviosos las aves se dispersan, hay más zonas húmedas y vienen menos”. Al final del verano suele ser la época del año en la que se dan más problemas de sequía en los humedales andaluces. “Podemos encontrarnos con la población más importante de focha cornuda de Andalucía, pero también vienen muchas especies a nidificar en primavera”, explica.

Pero el momento más importante para Maribel y Plácido tiene lugar el 2 de febrero, cuando se celebra el Día Mundial de los Humedales. Es entonces cuando los ejemplares nacidos durante el año en el programa de cría se liberan. “Aquí se mantienen el tiempo que ellas quieran, para ellas es su casa, y se van dispersando tranquilamente, pero si las condiciones de otros humedales son malas, vuelven”. Maribel observa cada año con sus propios ojos la evolución de las aves, su comportamiento migratorio y su singularidad. En un año marcado por la pandemia, el show de las aves no ha podido ser contemplado por el público, que suele acercarse al humedal con expectación. Pese a ello, se han liberado “450 cercetas pardillas, unas 90 fochas cornudas y unos 30 porrones pardos”, detalla.

“Aquí formamos una gran familia donde nos conocemos todos, bichos y humanos"

Los biólogos conviven durante todo el año con las especies a las que hace dos años se incluyen aquellas que han sido decomisadas por falta de documentación, como los yacos. La Cañada presenta un convenio con la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites) para poder acoger estas aves, en su mayoría loros. “Si no tienes los documentos, lo tienes ilegal, entonces te lo quitan y hay que llevarlos a algún sitio como este”, expresa Maribel que lleva gran parte de su vida cerca de estos ejemplares.

Crías.  MARIBEL ADRIÁN
Crías.  MARIBEL ADRIÁN

Como en todos los rincones del mundo, la pandemia también se ha notado en esta finca. “El plano económico ha ido muy mal, se nos cortó todo marzo, que es cuando tenemos más visitas”, lamenta al otro lado del auricular. Por el contrario, para las aves ha supuesto un respiro. “Aquí formamos una gran familia donde nos conocemos todos, bichos y humanos, pero ellas, al no haber gente por ahí paseando ni gritando, han considerado esto mucho más suyo. En ese aspecto les ha beneficiado”, dice. El estado de alarma provocó que la fauna tomara las calles, sintiéndose más libres, y en Doñana se vio este efecto.

Ahora, la Cañada de los Pájaros recupera el movimiento de visitantes gracias al buen tiempo. “La gente está deseando salir al campo a espacios abiertos”, opina con cierto alivio. La propietaria augura una primavera concurrida en la que los curiosos pueden descubrir este paraíso ornitológico que perdura en el tiempo.

Sobre el autor:

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Patricia Merello

Titulada en Doble Grado en Periodismo y Comunicación audiovisual por la Universidad de Sevilla y máster en Periodismo Multimedia por la Universidad Complutense de Madrid. Mis primeras idas y venidas a la redacción comenzaron como becaria en el Diario de Cádiz. En Sevilla, fui redactora de la revista digital de la Fundación Audiovisual de Andalucía y en el blog de la ONGD Tetoca Actuar, mientras que en Madrid aprendí en el departamento de televisión de la Agencia EFE. Al regresar, hice piezas para Onda Cádiz, estuve en la Agencia EFE de Sevilla y elaboré algún que otro informativo en Radio Puerto. He publicado el libro de investigación 'La huella del esperanto en los medios periodísticos', tema que también he plasmado en una revista académica, en un reportaje multimedia y en un blog. 

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Comentarios (1)

Lola Hace 3 años
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