El 'Frank de la Jungla' andaluz que lucha contra la extinción de los anfibios

Eduardo Fernández, herpetólogo de 25 años, contribuye a frenar la crisis biológica que afecta a este grupo de animales, amenazado por el cambio climático, con pequeñas acciones como la construcción de charcas

Eduardo Fernández, joven herpetólogo de Alfarnate, en Málaga.
Eduardo Fernández, joven herpetólogo de Alfarnate, en Málaga.

Gallipatos, tritones, ranas verdes, sapo común. Cuando se cruzan con las personas, a veces, estas muestran una expresión de horror en sus rostros y salen huyendo. Pero más bien los que deberían sentir ese espanto son los anfibios de todo el mundo. Aunque ellos sean ajenos, sufren una crisis biológica que se plasma en una reducción dramática de especies. Algunos hablan incluso del comienzo de una extinción masiva que lleva años fraguándose. Según la Lista Roja de Especies Amenazadas que elabora la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el 41% de sus especies están en peligro de extinción. Es el grupo de animales vertebrados más amenazado del planeta, pero, afortunadamente, hay personas que ponen su granito de arena para frenar esta tragedia.

Hace unos días, Eduardo Fernández, malagueño de 25 años, natural de Alfarnate, biólogo comprometido en la supervivencia de estos animales, pudo ver cómo Pancho, una hembra de Bufo spinous, una especie de sapo, criaba a varios renacuajos en un estanque que él mismo había construido en su finca familiar. “En esta zona no hay mucha agua y es bastante árida, toda la ayuda es buena. Los anfibios necesitan agua en su primera etapa para que las crías crezcan”, explica este joven que cavó la charca, agregó el impermeabilizante y la llenó de agua. “Ver como ellos la utilizan para crear más vida, la verdad es que es una sensación bastante gratificante”, comparte con lavozdelsur.es.

Estanque construido por Eduardo en su finca de Alfarnate.
Estanque construido por Eduardo en su finca de Alfarnate.

Este malagueño es consciente de los factores que perturban a esta clase de animales. Estudió el grado de Biología en la Universidad de Málaga y, posteriormente, cursó un máster en Diversidad biológica y Medio Ambiente. “Desde pequeño siempre me han gustando los animales y la naturaleza”, comenta Eduardo. Su infancia la recuerda en el campo, explorando las especies que se iba encontrando a cada paso. “Me he criado en un pueblo de la sierra, con la naturaleza al lado y siempre estaba buscando y observando lo que había”, cuenta este malagueño, que notó cómo se despertó en él esa pasión por la fauna gracias a su entorno.

“Mi familia me llevaba al cine a ver películas de dinosaurios y leía libros de animales. También conservo con muchísimo cariño un cocodrilo de juguete que me regalaron con cinco años. Todas esas cosas van marcando”. Al final, se dio cuenta de que su especialización era la herpetología, que es la rama de la zoología que estudia a los reptiles y anfibios, y a ello se entrega en cuerpo y alma.

Cuando finalizó su máster decidió trabajar en el extranjero y, tras un año en Irlanda en una agencia de recuperación de ecosistemas y medio ambiente, se marchó seis meses a Polonia, gracias a una beca, a investigar un hongo que ataca a los anfibios. Le gusta la investigación y su próxima meta es conseguir una beca de doctorado que le acreditaría como investigador profesional.

 

 

“Los anfibios son los animales más sensibles a todos los cambios que hay en el mundo porque dependen del agua, les afecta el cambio climático y la sequía. También tienen una piel muy permeable y les afecta el uso de químicos y los fitosanitarios de los cultivos”, señala el herpetólogo. Entre los problemas a los que se enfrentan estas especies también menciona el mercado negro y su comercialización ilegal. “Son el grupo de animales más castigado por el contexto mundial. La gente puede ayudar construyendo charcas o informándose, ellos nos lo agradecen”, sostiene.

"Los anfibios son los animales más sensibles a todos los cambios"

Este amante de la zoología no solo se labra un futuro profesional en esta rama sino que también contribuye a la divulgación. Por ello, utiliza su cuenta de Instagram para mostrar todas las especies con las que se topa en su día a día. Eduardo posa con las serpientes, confiesa ser un enamorado de sus escamas, y deja que repten por su cuello. Es el auténtico Frank de la jungla malagueño. Eso sí, una vez que interactúa respetuosamente con los anfibios y reptiles, les cede el paso para que continúen su camino.

“Mucha gente me lo dice. Subo contenido de los trabajos de investigación y de las salidas que hago por mi cuenta con mis amigos. Nos dedicamos a revisar muchos sitios donde los animales pueden caer, como pozos, y hacemos rescates de fauna. Después de salvarles la vida les hago una sesión de fotos”, explica el malagueño, que disfruta enseñando distintas especies de “estos animalejos que son muy importantes y no los tenemos tan bien valorados”.

 

A Eduardo le satisface cuando las personas que muestras asco por ellos acaban teniendo una toma de contacto tras haber visto su contenido en las redes sociales. “Me mandan fotos de lo que han encontrado y me dicen que antes salían corriendo o los mataban y ahora se paran a mirarlos y los devuelven al campo”, comenta.

La extinción de los anfibios puede tener consecuencias fatales. La biodiversidad merma cada vez que muere uno de ellos ya que su importancia biológica es mayor de la que a veces se concibe. “Son igual de beneficiosos que cualquier otro animal. Todos cumplen su papel en el ecosistema. Los anfibios, dentro de las relaciones tróficas, son las especies más básicas, sirven de alimento a muchos animales como las aves rapaces. Son unos aliados excelentes para el ser humano porque, a su vez, consumen muchas especies de insectos como los mosquitos, arañas, chinches, que pueden ser vectores de enfermedades. Por eso, son importantes para controlar las plagas en los cultivos agrícolas”, explica Eduardo. Desde Málaga espera dar visibilidad a esos que velan por la Tierra desde tiempos inmemorables.

Sobre el autor:

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Patricia Merello

Titulada en Doble Grado en Periodismo y Comunicación audiovisual por la Universidad de Sevilla y máster en Periodismo Multimedia por la Universidad Complutense de Madrid. Mis primeras idas y venidas a la redacción comenzaron como becaria en el Diario de Cádiz. En Sevilla, fui redactora de la revista digital de la Fundación Audiovisual de Andalucía y en el blog de la ONGD Tetoca Actuar, mientras que en Madrid aprendí en el departamento de televisión de la Agencia EFE. Al regresar, hice piezas para Onda Cádiz, estuve en la Agencia EFE de Sevilla y elaboré algún que otro informativo en Radio Puerto. He publicado el libro de investigación 'La huella del esperanto en los medios periodísticos', tema que también he plasmado en una revista académica, en un reportaje multimedia y en un blog. 

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