Ciudadanos intentó aparentar como exitoso un evento que apenas congregó a un centenar de personas en Dos Hermanas. Cuestión de perspectiva y de una cámara aliada. Es tan sencillo construir una mentira como difícil restituir la reputación perdida, pero a la formación naranja poco pareció importarle esta regla básica de la comunicación en redes. No es la primera vez que sucede, ni será la última, que en este show en el que se ha convertido la política del siglo XXI se confudan deseos con realidades. No obstante, la realidad acabará imponiéndose, es cuestión de tiempo. En la era de la posverdad y las fakes news cada vez es más complicado engañar al respetable con artificios de andar por casa. Las redes sociales llevan tiempo desarrollando una conciencia colectiva, donde cualquier embuste es rápidamente destapado. Las comunidades digitales están forjando herramientas para protegerse de la manipulación mediática. Buscan autoregularse depositando en su seno una función de vigilancia compartida. No es casualidad que haya surgido los últimos años iniciativas como Maldito Bulo o Stop Rumores, con la intención de cortar de raíz el fraude en nuestro Timeline. Tampoco que las indignación ciudadana esté levantando iniciativas que llegan a los parlamentos para protegernos de abusos (recodemos, por ejemplo, el difícil año que lleva Mark Zuckerberg, CEO de Facebook, obligado a crear un plan para frenar las fakes news en su red social). En el caso de Ciudadanos Sevilla, poco les duró el llenazo de Dos Hermanas, lo que tardó un usuario en colgar la perspectiva real del evento. Un usuario puede ser mucho más auténtico e influyente que toda la aparatología mediática de un partido, si uno transmite veracidad y otros infunden sospechas. Hay algo que los partidos políticos parecen no haber entendido todavía: En la red, la mentira tiene ya las patas muy cortas. La presencia en Internet y las redes sociales no son elementos puramente publicitarios, son espacios donde tus prácticas van definiendo cómo es percibida tu marca. No falla: a mayor honestidad, mejor reputación. La escasa profesionalización de los encargados de redes sociales también contribuye al despiporre y es un debe del sector. Cualquier profesional medianamente formado hubiera comprendido los riesgos de un tweet como el que emitió la cuenta sevillana de Ciudadanos. Con su acción, esa cuenta se construye una reputación lamentable donde su pretensión de llegar a mayorías se ve sustituida por un espacio para hooligans y fieles del partido. No aportará valor al proyecto. El futuro camina hacia una era de responsabilidad, transparencia y autenticidad en la red. No son tres sustantivos al azar, son los que está exigiendo el usuario después de años de descontrol e indefensión la ciudadanía, ejes que formarán la sociedad digital del futuro. Mucho más importante, que las siglas de un partido en campaña.

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Javier López Menacho

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