Los dentistas Salvador Fernández Miró y Salvador Fernández Paniagua nos hablan sobre las trabas que existen para desarrollar el tratamiento contra esta patología desde la odontología.
La migraña es una de las causas más frecuentes de consulta al médico, porque es un tipo de dolor de cabeza pulsátil, en una parte del cráneo, que se acompaña de molestias visuales y por el ruido e incluso puede provocar nauseas y vómitos. La Sociedad Española de Neurología (SEN) estima que cada mes se producen 14.000 nuevas consultas por cefalea en España, de las más del 50% son provocadas por migrañas, según un estudio prospectivo realizado en el Hospital Marqués de Valdecilla de Santander. Pero un nuevo tratamiento podría acabar rápidamente con esta patología. La solución no viene desde neurología, ni siquiera de la otorrinolaringología.
En mayo del pasado año se comunicó la resolución de la migraña gracias a la eficacia del tratamiento del Compromiso Articular Temporomandibular (CAT), "con una aplastante evidencia clínica de un 97.6% de curación". Nos habla de ello Salvador Fernández Miró y su hijo, Salvador Fernández Paniagua, como presidente y secretario respectivamente de la Sociedad Española de la Enfermedad de la Evolución del Aparato Masticatorio Humano (SEDEAM). Ambos son dentistas gaditanos que llevan mucho tiempo involucrados en el tratamiento de esta enfermedad relacionada con la evolución.
Esta limitación del movimiento provocada por la falta de espacio para el movimiento de la mandíbula es lo que se denomina CAT, la enfermedad responsable de todo tipo de molestias como dolor de cabeza, inestabilidad o síndrome de boca ardiente.
La SEDEAM tiene como objetivo "fomentar el estudio y conocimiento de esta patología así como promover actividades formativas e informativas para medios de comunicación con el fin de aumentar el conocimiento sobre la Enfermedad de la Evolución del Aparato Masticatorio Humano". Por ello van a celebrar los próximos 25 y 26 de mayo el I Congreso de la SEDEAM, en el Colegio oficial de Ingenieros Industriales de Cádiz.
"Esta patología la descubrió el doctor José Larena-Avellaneda, que se dio cuenta de que los movimientos mandibulares están limitados en el ser humano y al desplazarse la mandíbula hacia el lado se produce un golpeo con el maxilar. Se trata de un problema evolutivo", Fernández Miró expone que este desplazamiento se debe a la dieta blanda a la que se ha ido acostumbrando el ser humano, que a lo largo de su historia ha optado por alimentos más fáciles de masticar. "La disminución del tamaño de la boca pero no del número de dientes, limita los movimientos naturales que la mandíbula ha de hacer al realizar todo tipo de gestos cotidianos como bostezar, masticar o dormir". Esta limitación del movimiento provocada por la falta de espacio para el movimiento de la mandíbula es lo que se denomina CAT, la enfermedad responsable de todo tipo de molestias como dolor de cabeza, inestabilidad o síndrome de boca ardiente.
"En Cádiz tenemos la suerte da haber contactado con una serie de otorrinos que han confiado en nosotros desde el principio y nos han enviado pacientes para que nosotros los tratemos".
La migraña supone 1.838 millones de euros de coste cada año en España; el coste estimado por paciente activo es de 730 euros al año, perdiéndose aproximadamente 16,6 de días al año de trabajo, siendo estos costes indirectos mayores que los costes directos derivados por la enfermedad. "La migraña tiene tal repercusión en el mundo, que si los profesionales tomaran en cuenta el tratamiento del CAT se ahorraría millones de euros. Bajas laborales, recursos humanos destinados al tratamiento de la cefalea, medicamentos y recursos médicos... supondría un impacto socioeconómico brutal", asegura Fernández Miró. "A las farmacéuticas no les conviene que se cure la migraña, porque el ahorro sería para las instituciones, a ellas le supondría lo contrario".
"En Cádiz tenemos la suerte da haber contactado con una serie de otorrinos que han confiado en nosotros desde el principio y nos han enviado pacientes para que nosotros los tratemos". Sin embargo, aún existe mucha resistencia a creer en los efectos positivos de este tratamiento por parte de los profesionales de la sanidad, que esperan que el tratamiento les llegue avalado previamente de forma oficial o por revistas de alto impacto. "Nosotros nos encontramos ante la mayoría de neurólogos con un muro, porque ellos piensan que un dentista no puede tener más conocimientos que ellos sobre un tema que es la piedra angular de su carrera".
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