Nervios a flor de piel. Un sonido irrumpe en esa noche mágica en la que los Reyes Magos hacen pasar las horas en vela a mayores y pequeños. En Puerto Real, no solo los sabios de Oriente tienen ese poder. Hay un hombre al que todas las familias esperan ver en la madrugada del 5 al 6 de enero. Un hombre que mantiene la llama de la ilusión encendida desde hace más de 44 años.
El puertorrealeño Juan García Guerrero ha creado una bonita tradición en su municipio. Todo el mundo da un respingo cuando escucha el Quinto Levanta, melodía que entona con su trompeta todos los años. Quién no conoce al “tío de la trompeta”, ese vecino risueño que alegra las mañanas de Reyes. “Es un día muy especial para mí”, comenta Juan, de 65 años, trabajador del sector de la construcción.
Acompañado por su gente, se remonta a los inicios de esta ocurrencia que habita en el imaginario colectivo de La Villa. A Juan siempre le ha encantado la música y, desde que tenía unos 13 años, ya tocaba su trompeta en bandas de Semana Santa. Un buen día tuvo una idea que perdura en el tiempo. “Decidí tocar por mi barriada, San Antonio de Padua. Mis amigos me decían: -Ven por mi casa”, cuenta.
“Es un día muy especial para mí”
Al principio, solo recorría las calles de esta zona, pero, progresivamente, el itinerario se amplió y cada vez más vecinos le decían que se acercara a su barrio. “Me salió eso y como la gente me lo pedía”, explica Juan, que se tomó en serio sus salidas cuando regresó de la mili, allá por el 1977.
En el cuartel ya tocaba esa cancioncilla popular como cornetista, y desde entonces, no se cansa de repetirla cada Navidad. El puertorrealeño siempre ha estado entre instrumentos musicales en “bandas viejas que ya ni existen”. Primero estuvo en la Veracruz y, por último, en la Virgen de la Estrella.
En sus primeros recorridos, recuerda que iba solo, al cabo de los años se unió su sobrino y, en los próximos, se fueron sumando personas de su entorno. “Poco a poco se ha ido uniendo toda la familia”, explica rodeado del grupo que actualmente toca con él.
La mayoría de ellos pertenece a bandas y lleva años practicando con la trompeta, el trombón o la tuba, que también se unen a la canción. Sus hijos, José Ángel y Juan Antonio, comparten esta experiencia con su familia -entre sobrinos y primos- Alejandro, Abraham y Vicente, que empezó como profesor de ellos. “Soy el adoptado, pero me tratan como uno más”, bromea el trompetista.
“Poco a poco se ha ido uniendo toda la familia”
Juntos rememoran esos momentos especiales que viven “como los niños chicos cuando les dan los juguetes”. Según explican, la aventura arranca sobre las 4.30 de la madrugada cuando los vecinos empiezan a preguntar en las redes sociales dónde se encuentra el grupo. Ellos lo llaman “el recorrido virtual” donde la gente avisa si ha escuchado la trompeta.
A esa hora, después de haber visto las cabalgatas y recibir a los Reyes, todos quedan en casa de Juan. “Allí tomamos el cafelito y los rosquitos”, cuentan al unísono. “Yo soy la que lo prepara y luego me siento a ver la tele, no he ido ni una vez”, comenta Antonia Ramos, su mujer, que prefiere esperarle en casa tranquilamente.
Una vez que han cogido fuerzas y mucho aire en sus pulmones, el conjunto sube a la azotea desde donde dan el primer toque a las 5.00 horas. “El mejor regalo de reyes que te pueden dar es escuchar todas las ventanas del barrio abrirse”, dice Vicente. Nadie quiere perderse el show y el rugir de las persianas se funde con el Quinto Levanta.
Acto seguido, salen a la calle dispuestos a despertar a todo el vecindario. “Nos dividimos para poder llegar a más puntos del pueblo”, señalan los músicos que, el año pasado fue por primera vez a Río San Pedro, una barriada que le había pedido durante muchos años poder verlos. En algunas zonas el público está tan entusiasmado que se animan a tocar hasta cuatro veces.
“Antes de salir tomamos el cafelito y los rosquitos”
Tras unas cinco horas caminando por toda la localidad llega el momento de volver. Los rostros de ilusión de los niños y los saludos de las familias se quedan grabadas en sus mentes cada larga mañana invernal.
“Acabamos destrozados, hasta las 9.30 o 10.00 de la mañana no llegamos a nuestra casa”, cuentan a lavozdelsur.es. Después toca abrir los regalos con la familia y disfrutar de los suyos.
Juan acumula un sinfín de anécdotas que comparte una tarde navideña con el alumbrado reluciente sobre su cabeza. Una vez, una chica se desplazó desde Chiclana expresamente para hacer una foto con él, mientras que otra, quien le persiguió fue la Policía.
“Eran portuenses y no conocían la tradición, salieron a buscarnos a las 5 de la mañana, se preguntarían quiénes son estos locos”, relatan de camino a la plaza de Jesús.
Para ellos, lo que sienten esa noche es “algo que no se puede explicar”. Los murmullos de los vecinos asomados envuelven a Puerto Real en una velada a golpe de trompeta a la que Juan no piensa faltar. “Hasta que no me partan la boca no lo voy a dejar”, dice el creador de esta costumbre.
Los seis se detienen frente al árbol ubicado frente al Ayuntamiento y sacan de sus fundas los instrumentos protagonistas. Con solo soplar la boquilla, la trompeta despierta la curiosidad de los viandantes, que rápidamente reconocen el hilo musical.
“¿Ya estáis ensayando para los Reyes?”, pregunta un vecino. De pronto, la plaza se ha llenado de familias para escuchar a Juan, muy querido en el municipio por su entrega cada 6 de enero.
Este año, el Foro Municipal de Fiestas le ha concedido la Estrella de Oro de la Navidad, máximo galardón que reconoce la dedicación del puertorrealeño, siempre vinculado a esta época del año.
En 2011 fue Cartero Real y, algunas personas ya lo proponen como próximo Rey Mago en el grupo de Facebook En Puerto Real el día de Reyes me espabila "El tío de la trompeta". Sin lugar a duda, Juan ha hecho historia. Las personas que le rodean están orgullosas de su entrega por el pueblo y, sobre todo, por que la magia exista.
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