El Puerto de Santa María es un lugar que alberga muchísima historia y leyenda en su interior, ambas luchando por ser más válidas. No obstante, la historia cuenta con documentos que atestiguan la veracidad de los hechos, mientras que la leyenda agrega un toque romántico e imaginativo al pasado.
Al caminar por las calles tranquilas del Puerto de Santa María, rodeados de bodegas y casas antiguas, nos invita a imaginar qué historias podrían contar si tuvieran boca, o incluso si tuvieran oídos para escuchar nuestros secretos. En medio de este paseo tranquilo nos encontramos con el Palacio de Purullena, una casa palacio reformada en gran parte, con balcones enrejados, altos techos e imponente altura.
Este palacio es conocido por la leyenda de la Dama Blanca, quien supuestamente vivió allí en el pasado. Según la leyenda en el siglo XVIII, Juana Ortuño; hija del primer Marqués de Villarreal y Purullena, Agustín Ortuño; se enamoró de un esclavo negro, y a pesar de que su amor era apasionado, era considerado prohibido.
Agustín los descubrió y decidió vengarse por su propia mano. Juana fue emparedada, y su larga cabellera quedó por fuera de los muros para que todos pudieran verla. La versión más amable cuenta que su amante se escapó por los túneles que unían el palacio con el Castillo de San Marcos, mientras que otras versiones sugieren que fue ajusticiado de forma violenta y rápida.
Los vecinos de la zona aseguran haber sentido y visto cosas extrañas cuando entraron en el lugar después de que quedara abandonado, y se sabe de una guardiana que se vestía de blanco para asustar a los paseantes. Sin embargo, la historia cuenta que Juana Ortuño vivió muchos años como esposa de un señor respetable.
Además, años después de que Juana viviera en el Palacio de Purullena, se instaló un prostíbulo cerca del lugar, lo que podría haber influido en la creación de la leyenda para evitar que jóvenes de influencia se vieran tentados a visitar el lugar.
En conclusión, aunque la leyenda de la Dama Blanca en el Palacio de Purullena es fascinante y atractiva, la historia nos indica que puede que no haya sido del todo cierta. A pesar de ello, el encanto y la misteriosa atmósfera que rodea al Palacio de Purullena siguen atrayendo a muchos visitantes, quienes pueden imaginar y soñar con su propio relato.
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