Andalucía es ese swipe right que no falla: una mezcla adictiva de patrimonio vivo, rutas insospechadas, gastronomía que se recuerda y eventos que marcan agenda. En 2026, cuatro provincias –Sevilla, Cádiz, Málaga y Jaén– ofrecen maneras muy distintas y complementarias de enamorarse del sur.
Aquí van pistas, escenas y recorridos para un viaje que combina grandes citas culturales, senderos de altura, pueblos con alma y mesas memorables. Sevilla: un área metropolitana cargada de cultura Si hay un lugar donde el calendario manda sobre el pulso urbano, ese es Sevilla.
La primavera arranca con la Feria de Abril, que en 2026 se celebrará del 21 al 26 de abril: seis días de farolillos, casetas y paseos a caballo en el Real, con la ciudad vestida de gala y el Guadalquivir como telón de fondo. El otro gran latido es la Bienal de Flamenco, que regresa en 2026 con fechas por confirmar y que convierte teatros, patios y plazas en templos del cante, el toque y el baile. Es la oportunidad de ver a figuras consagradas junto a jóvenes que están redefiniendo el género en espacios icónicos como el Lope de Vega o el Real Alcázar.
Entre cita y cita, conviene bajar revoluciones: cruzar el puente de Triana, desayunar en el mercado de abastos, colarse en un ensayo de baile, o pedalear por la Isla de la Cartuja hasta el Monasterio de Santa María de las Cuevas.
Reserve una tarde para Itálica, en Santiponce, con su anfiteatro romano cinematográfico; otra para perderse por Santa Cruz al atardecer. Para comer, la Sevilla de barra y cuchara convive con una nueva guardia creativa que relee la despensa de la vega y la marisma: espinacas con garbanzos, pavías, frituras ligeras y vinos de la provincia.

Cádiz: viento, playas y rutas que no esperabas
Pocas regiones resumen tan bien el mar como la provincia de Cádiz: once días de ingenio y sátira coronan cada invierno el Carnaval de Cádiz, que en 2026 se celebrará del 12 al 22 de febrero; la ciudad vibra entre el COAC del Gran Teatro Falla, las chirigotas callejeras y los carruseles de coros que ocupan plazas y esquinas. Más allá del calendario, sorprende una red de rutas para caminar o pedalear con sabor industrial y naturaleza salvaje.
La Vía Verde de la Sierra (entre Olvera y Puerto Serrano) ofrece 36–36,5 km de trazo fácil por un antiguo ferrocarril nunca inaugurado, con túneles, viaductos y un mirador sobre el Peñón de Zaframagón, donde planean los buitres leonados. Perfecta para familias o cicloturistas sin prisas.
En la costa, el match es distinto según el viento: Tarifa para kitesurfistas, Bolonia para quien busca la gran duna, la buena comida de sitios como Las Rejas y la ciudad romana de Baelo Claudia, La Barrosa para largos paseos vespertinos.

Si quiere un plan de día completo, trace un triángulo entre Vejer, Conil y Barbate: desayuno con vistas, baño en cala, atún rojo de almadraba en temporada, y una puesta de sol que baja el ritmo cardíaco. Para dormir, hay hoteles con spa y thalasso que entienden el bienestar en clave oceánica.
Cádiz también se disfruta desde sus pueblos blancos –Grazalema, Zahara de la Sierra, Setenil– y a golpe de pedal por carreteras secundarias que huelen a encina y romero. Y si el golf le tienta, el litoral entre Sotogrande y Chiclana reúne campos de referencia donde el swing se acompasa al rumor del Atlántico.
Málaga: cine, desfiladeros y museos con vocación mediterránea
Málaga es hoy, más que nunca, ciudad de cultura. El Festival de Málaga celebrará su 29ª edición del 6 al 15 de marzo de 2026: diez días donde el cine en español toma el Teatro Cervantes, la calle Larios y media ciudad. Reserve entradas, pero también tiempo para los museos: Picasso, Carmen Thyssen, Pompidou, Colección del Museo Ruso… y una escena gastronómica que no se entiende sin el espeto y el ajoblanco. Para el cuerpo, el gran icono es el Cami- nito del Rey: 7,7 km lineales (de los que 2,9 km son pasarelas suspendidas), tres a cuatro horas de caminata entre el Desfiladero de los Gaitanes, con casco obligatorio y vértigo controlado. Mejor reservar con antelación; la recompensa son paredes que estrechan el cielo y un silbido de tren a lo lejos.

Los contrastes están a un paso: Antequera con su Torcal karstificado y dólmenes prehistóricos; Ronda suspendida sobre el Tajo; la Axarquía de viñas viejas y paseros; calas claras en Nerja y Maro. Si el plan es activo, complemente el Caminito con una travesía por los montes de Frigiliana, o una ruta en bicicleta por la Senda Litoral entre esteponas, faros y chiringuitos discretos. La noche, en el centro histórico, pide terrazas y una copa fría mirando al puerto.

Jaén: bosques del sur, aceite y renacimiento
El flechazo más silencioso de Andalucía está en Jaén, un territorio de sierras, castillos y olivos infinitos que premia al viajero sin prisa. El GR-247 Bosques del Sur dibuja 478 kilómetros señalizados a través del Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas: 21 etapas principales y variantes que permiten diseñar travesías a medida, a pie, a caballo o en bici de montaña. Es uno de los grandes recorridos circulares de España y una puerta de entrada a ríos, bosques de pino laricio, calares y miradores que huelen a resina y a lluvia.
Una opción para 3–4 días: enlazar Cazorla–Segura–Hornos por etapas medias, dormir en casas rurales con chimenea y dedicar una jornada al Tranco, con su embalse y pasarelas sobre el agua. Los amantes del pedal encontrarán propuestas de bikepacking que recorren parte del anillo por pistas forestales y carreteras secundarias.

La otra cara de Jaén es Renaissance & Oil: Úbeda y Baeza (Patrimonio Mundial) enseñan palacios platerescos y plazas geométricas; las almazaras abren sus puertas a catas de AOVE tempranos, desayunos molineros y visitas en campaña. Remate con la cocina serrana: andrajos, gachas, pipirrana y carnes de caza. Y con suerte, cielos oscuros en la Sierra Sur, territorio Starlight, para volver al hotel con estrellas en la cabeza.
Rutas insospechadas: cómo hilar el viaje
La gracia de 2026 está en mezclar escenas. Un itinerario posible: Sevilla en primavera, AVE hasta Málaga para ir al festival de cine y asombrarse con sus museos, coche de alquiler hacia el interior para recorrer el Caminito, seguir a Ronda y dormir en una casa señorial como un viajero romántico. Bajar a la costa gaditana por la carretera de Gaucín y dejarse dos días largos entre Tarifa y Barbate. Antes de volver, una mañana de bici por la Vía Verde de la Sierra de Cádiz o un atardecer en Zahara de la Sierra. Y en la segunda escapada del año, dedicar una semana a Jaén: tres o cuatro etapas del GR-247, con parada en Úbeda y Baeza para lavar la mirada entre piedra dorada y patios.
Otra combinación: invierno en Cádiz con Carnaval (febrero), el estallido primaveral con la Semana Santa en Jerez o Arcos, verano camaronero en San Fernando, y otoño de montaña en Jaén. Son viajes que caben en puentes o que se estiran en vacaciones largas, fáciles de conectar por tren y carreteras secundarias que piden detenerse. Gastronomía que enamora Hacer match también es sentarse a la mesa.
En Sevilla, la tapa de barra –espinacas con garbanzos, pringá, adobo– convive con una escena creativa que respeta el producto de la tierra. Cádiz es almadraba (en temporada), pescaíto frito, esteros y sal. Málaga es espetos y ajoblanco, pero también vinos dulces, aceitunas aliñadas y chacinas de la sierra. Jaén luce el mejor AOVE: pruébelo sobre pan de telera con tomate rallado y sal, y todo cobrará sentido. Añada dulces conventuales, quesos artesanos y bodegas con historia. El resultado es un mapa comestible que acompaña cada sendero y cada museo.


