Jerez ha sido elegida Capital Española de la Gastronomía 2026, un reconocimiento que distingue a la ciudad que más ha destacado en la promoción de la cocina como motor turístico y cultural. Con tres estrellas Michelin y una identidad culinaria marcada por el vino y la tradición, la ciudad se prepara para un año en el que su potencial gastronómico será protagonista.
En la ciudad jerezana hay platos tradicionales que sobreviven a las modas y a la llegada de recetas exóticas, porque conservan la esencia de una gastronomía que hay que mimar. Y que se mima en muchos establecimientos,
Ajo campero: sabor del campo y del mosto
El ajo campero, o ajo caliente, es un plato humilde de origen rural que se elaboraba en los meses de vendimia con tomates de viña, una variedad autóctona del Marco de Jerez. Esta sopa espesa combina pan, ajo, tomate, pimiento y aceite de oliva, servida en lebrillo de barro y acompañada de rábanos.
Nacido entre cortijos y vendimiadores, el ajo campero es hoy una especialidad muy apreciada por su sabor reconfortante y su vínculo con el mosto jerezano.
Chicharrones: el rey del tapeo jerezano
De textura crujiente por fuera y tiernos por dentro, los chicharrones son imprescindibles en cualquier barra de Jerez. Se sirven templados y cortados en pequeños taquitos, perfectos para acompañar con una copa de vino fino o amontillado.
Su aroma especiado y su punto justo de sal los convierten en el bocado más popular del mediodía.
Berza, el guiso más jerezano
La berza jerezana es el plato más representativo de la ciudad. Heredera de la cocina gitana local, se prepara con garbanzos, habichuelas, berza (col), chorizo, morcilla y tocino. Su cocción lenta consigue una textura melosa que se disfruta acompañada de la tradicional pringá.
Este guiso de invierno es sinónimo de hogar, familia y autenticidad, una receta que resume la historia y el carácter de Jerez.
Cola de toro: tradición y buen vino
El rabo de toro, cocinado a fuego lento con vino tinto, verduras y especias, es otro de los grandes clásicos de la gastronomía jerezana. Su salsa densa y la carne que se desprende fácilmente del hueso lo convierten en un guiso de culto. Más allá del plato, es un homenaje a la tradición taurina y vinícola de la ciudad.
Riñones al Jerez: sabor intenso y carácter
Entre las recetas más singulares, los riñones al Jerez destacan por su sabor profundo y por incorporar el vino como ingrediente protagonista. Este plato de casquería, cada vez menos habitual, sigue siendo una joya para los amantes de la cocina tradicional.
Papas aliñás: la tapa más sencilla y perfecta
Sencillas, frescas y sabrosas, las papas aliñás son un clásico indispensable. Su secreto está en la cocción de la patata y en el toque justo de vinagre de Jerez, un ingrediente que eleva su sabor y las convierte en la tapa ideal para abrir cualquier comida.
Tocino de cielo: el postre jerezano por excelencia
El tocino de cielo nació en Jerez hace muchos siglos —la leyenda habla del siglo XIV, pero hay historiadores que lo ven improbable—, cuando las bodegas usaban claras de huevo para clarificar el vino y donaban las yemas sobrantes a los conventos. De esa generosidad nació este postre celestial elaborado con yemas, azúcar y almíbar.
De textura suave y sabor intenso, sigue siendo el símbolo dulce de Jerez, un legado conventual que ha traspasado generaciones y se mantiene presente en celebraciones y reposterías locales.
