Al pasar por la plaza de la Asunción y Sedería llamará la atención un nuevo establecimiento hostelero, entre bar y restaurante, que solo por su decoración merece una parada. Se trata de Palique —que suma el apellido coloquio bar—, una iniciativa que ha puesto en marcha el empresario Miki Gutiérrez que en un alarde estético ha vestido el establecimiento con un colorido de lo más singular.
Es lo primero que impacta cuando uno se acerca a un local que tiene un largo recorrido como bar. Allí estuvo el recordado Rody y ahora Palique retoma esa tradición hostelera, ofreciendo una imagen desenfadada y ante todo en la que sobresale la “calidad y precio” y el decorado de fondo, el “sitio más bonito de Jerez”.
El propietario cuenta que la idea surge por “tener un sitio en el centro de Jerez donde poder disfrutar de un buen tapeo, de una buena cervecita, un vinito o comer junto con los amigos y compartir esa experiencia de estar rodeado de buenos productos y buenos vinos, de manera informal”, explica, pero resaltando un concepto primordial: "Disfrutar de esos momentos".
El mismo nombre del bar ya lo señala, El Palique, la conversación sobre lo intrascendente, sobre el día a día, que se puede “disfrutar en un sitio que para nosotros es una de las plaza más bonitas de Jerez, la de la Asunción”. En esta idea se asienta el hecho de montar “un local bastante llamativo donde lo que intentamos es que la gente se sienta lo más cómoda posible y que el personal lo reciba con alegría”.
El concepto lo tiene claro Miki, “disfrutar de la comida, del sitio y del establecimiento”. Estar en la plaza de la Asunción es un privilegio que, además de su belleza, es el lugar sobre el que pivota una buena parte de la oferta hostelera de Jerez, entre restaurantes, bares, tabancos… Para pelear su sitio Palique oferta “una carta de una calidad altísima a un precio bastante económico”, ademas de tratar de transmitir al cliente “la peculiaridad del sitio, poder disfrutarlo con una carta a más alto nivel”.
Con esa propuesta, “hemos intentado hacer la carta lo más extensa y variada posible”. Insiste en la calidad como el factor diferencial: “Podemos disfrutar, por ejemplo, de huevo roto trufado con jamón, un tartar de atún de almadraba, ensaladilla de gambas al estilo Palique —que la verdad es que cliente que la prueba, cliente al que le encanta; tenemos puntillitas, costillas de atún, carrillada, una selección también de hamburguesas —que la gente que viene repite repite—, langostinos, gambas…”.
También se apuesta por los vinos de denominación de origen, una carta de vino “lo más extensa posible y que también haya una selección de vinos de aquí de la tierra”.
“Queremos transmitir ese colorido que también lo implementamos en los platos y en la selección que hemos hecho de la carta; intentamos trasmitir la alegría de disfrutar de la comida y la bebida, y darle un toque colonial, de viveza, de frescura, de celebración, para que la gente entre y le llame la atención el local”, expresa Miki Gutiérrez, un empresario que sabe a lo que juega gracias a su experiencia en el sector, pues es socio de Tokio, uno de los bares de copa de moda en el centro de la ciudad.
Palique inicia un camino con matices diferentes en su concepción en el que tiene que ir buscando su hueco. Y como defiende su promotor, con unas cartas clave: "Con calidad, precio y el valor del lugar donde estamos; la más alta calidad al precio más asequible posible y con un equipo de primera”.
