En una pequeña cocina en pleno barrio de Santiago, Margara Ramos Jiménez, cuchillo en mano, pela un kilo de habas que en un rato prepará con arroz. Aprendió todo lo que sabe de fogones de su madre Antonia, su abuela Aniquita y su tía Carmen, artistas que en tiempos de carestía sabían hacer guisos de papas con carne, sin carne, pero que sabían a carne. Puro trampantojo, que dirían ahora los grandes chefs, en tiempos en los que ni siquiera se sabía lo que era eso.
Estamos en la calle Moraíto Chico. Aquí, un 24 de septiembre de 2015, Margara, junto a su hijo Manuel de Mané, inauguraron la primera peña gastrovinícola de Jerez que, como su nombre indica, aúna vino y cocina, con la genial idea de centrarla en la gitana jerezana, un secreto que ya desveló en un libro el chef Manolo Valencia y que luego puso en práctica, con fortuna desigual, en sus dos etapas en el restaurante La Andana.
La Margara de Manué, que así se llama, abre seis días a la semana y raro es el momento en que no haya alguien. La familia Ramos Jiménez es amplia, prácticamente hacen vida en la peña, así que salvo a la hora tonta de la siesta, suelen estar allí. Hacerse miembro es fácil. “Entrar, tomarse un vino y apuntarse”, señala Manuel, que indica que ya son más de un centenar de socios que pueden disfrutar de catas, maridajes y concursos de tapas. Eso sí, el que no sea socio también es bienvenido.
Margara recuerda esas vendimias de antes, en las que se quedaban a dormir en las viñas, y donde la comida principal del día era la cena, puesto que era el momento en el que había más tiempo para cocinar. “Me acuerdo de cómo atacábamos esos lebrillos con fideos, o los picadillos de cardos borriquero con comino, pimiento, orégano…”. Toda esa amalgama de sabores es lo que ahora quiere transmitir en la peña, a la que se va no solo a comer y a beber, sino a pasarlo bien.
Tabancos como el Plateros o San Pablo, bares como La Moderna o la tetería de Chancillería y hasta la bodega González Byass ya disfrutan de algunas de sus creaciones, que ha patentado y que en un futuro espera que incluso puedan ser características de un tipo de mobiliario made in Jerez.