Equisur cumple 26 ediciones y vuelve a reunir en Ifeca a ganaderos, domadores y amantes de los caballos. Campeonato morfológico, doma, entre otras exhibiciones hípicas, donde destacan las diferentes razas equinas. 

Segundos antes de salir a recibir el primer premio, José Carlos Ruiz Morante besa a su corcel. En la 26º edición de Equisur celebrada en Ifeca, su caballo Ainhoa Saadeen ha sido campeón de raza árabe entre los 32 participantes. José Carlos está eufórico. No sabe por dónde sacar la alegría. Lleva más de 17 años dedicándose a esto y todavía no se sostiene cuando gana una competición. Como muchos otros entrenadores, el trato con los caballos le viene de familia. "Mi padre no sabe ni leer ni escribir, pero tiene un don. Mi madre dice que le parió una yegua", rie. Su padre es Pepe Er de Méndez, quien en 1985 colocó a la ganadería de Diego Méndez, uno de los ganaderos más importantes de España, como la número uno del mundo. "Él nació sabiendo. De pequeñito, montaba a los caballos salvajes sin silla y sin nada, y los domaba", evoca su hijo, que ensalza con orgullo cómo su padre consiguió tres campeonatos del mundo, tres de naciones y más de 20 torneos de España en menos de diez años.

Ruiz Morante sigue los pasos de Pepe Er de Méndez en sus propias cuadras de Arcos, su ciudad de origen. Hoy José Carlos entrena a ocho caballos de raza árabe en sus tierras. No obstante, ha llegado a presentar en Equisur a 25 corceles. Una feria jerezana que busca, en su vigésimo sexta edición, mantenerse como evento "referente del caballo". La presidenta de a Diputación de Cádiz, Irene García, en una visita a la feria de ganado selecto caballar ha destacado que se trata de una "cita clave del calendario", pero que se sigue trabajando para "contribuir a que el binomio de la Feria del Caballo y Equisur se convierta en un revulsivo económico". Si la Feria de Jerez aumenta cada año en visitas, esta feria ha conseguido incrementar las plazas de los graderíos en 400, pasando de una capacidad para 700 a 1.100 personas para asistir como público a las exhibiciones y espectáculos. Al igual que ha habido una mayor participación de equinos que en 2016, pasando de 174 a 211, divididos en 114 caballos y 97 yeguas.

"¡No te lo lleves que seguro que tendrá que recoger otro premio!", le espeta a un trabajador de la ganadería sanluqueña La Avutarda, al coger las riendas de Ainhoa Saadeen. ¿Cómo sabe que va a volver a ganar? "Porque es una máquina. Ya quedó entre los diez mejores del mundo el año pasado", responde su actual domador. "Él no tiene defectos, es súper inteligente", agrega sobre la intuición de su semental mientras en el exterior de Ifeca retumba la voz de Pepe Marín. "He trabajado con algunos tercos y muy difíciles, pero él me entiende", indica mientras señala con las cejas a su caballo ganador de 11 años de edad. Rafael Íñiguez, preparador de caballos de Almonte, no puede decir los mismo de su yegua Gala, un pura raza española (P.R.E.) que tiene "mucho temperamento".

A sus 36 años, Íñiguez participa en la competición jerezana con dos caballos y dos yeguas P.R.E. "En mi familia siempre ha habido caballos y llevo en esto toda la vida, desde los 16 años", incide mientras rapa con sumo cuidado la crin de Gala con una maquinilla. "Trabajo en lo que me gusta, aunque por eso mismo para mí esto no es un trabajo", agrega. Con bata azul, Rafael mima a su yegua de pelo castaño para competir en pista. Y con unas tijeras de mango rojo detalla los últimos cortes. "Hola, hola, hola...", le susurra Manuel, ayudante de Rafael, a Gala. "Es puro genio y la tranquiliza así", dice su patrón. Para este onubense, lo más importante a la hora de entrenar a un caballo es la alimentación y la musculación. "Tienen que estar gordos pero muy duros". Eso sí, como escaparate de ganado que es Equisur, el maquillaje que no falte. Un poco de brillo en los cascos y aceite hidratante en la cara. ¿Por qué el caballo? "Caballo por ser caballo", sentencia Concha Gallego, una malagueña que visita la Feria del Caballo en sus dos amplios significados. "Es un animal muy noble", enlaza su cuñada Ana Valderrama. No saben qué decir, no encuentran un por qué a la pregunta: ¿Por qué el caballo? Ana pone el ejemplo de su nieto, que con seis años quiso tener su propio corcel. "Cuando hagas la comunión", le decía su padre, creyendo que simplemente se trataba de un capricho pasajero. Sin embargo, a escasos días de que su nieto recibiera el santo sacramento, le recordó a su padre aquella promesa que le hizo años atrás. "Y al final así fue. Pero él lo quería sin tener contacto alguno con los caballos. Él se enamoró de este animal", concluye Ana mientras acaricia el hocico de uno de los muchos potros que se exponen en la feria. "Es un amor platónico", murmura Concha al rato que ambas se arriman a una preciosa yegua árabe que acaba de ganar el oro en su debut. "Rocío eres tú, ¿no?", pregunta una de ellas. "¡Te lo has llevado todo!", le felicitan, ya que Rocío Román, una joven domadora jerezana de 18 años ha ganado el primer premio en movimiento y el segundo en raza con su yegua La Janda.

Rocío lleva mirando al horizonte a lomos de un caballo desde que tenía tres años. No conoce otra manera de caminar por el mundo y todo lo que sabe hoy lo ha aprendido escuchando los consejos de Pepe Gallardo, robando con la mirada y estando muy cerca de su padre, quien le regaló a su amor, La Janda. "Yo tenía una yegua española, pero en el verano de 2015 murió dando a luz", narra, a lo que continúa: "Lo que hizo mi padre fue hablar con Nicolás Domecq. Me llevó a su ganadería, de visita, pero realmente quería que, sin que yo me diera cuenta, escogiese a mi yegua". Y ambas, preparándose en menos de cinco meses, han debutado juntas en Equisur alzándose con dos premios en diferentes modalidades de la raza árabe. Rocío se encuentra cursando segundo de Bachillerato, en breve tendrá que decidir si entrar en la Universidad de Cádiz o en la Real Escuela. "Dudo por la estabilidad, pero lo que realmente me apasiona son los caballos y mis padres me animan a continuar en este mundo. Ven que le tengo ganas", explica. "Pasión por la equitación", se puede leer en una de las casas ganaderas que intervienen en la feria. Si bien en el interior de Ifeca algunos entrenan a sus sementales, almuerzan en familia como si estuvieran en el campo u ojean monturas, fustas, carteras de piel de Ubrique y demás enseres relacionados al caballo, otros disfrutan en el exterior del campeonato de doma vaquera de hispano-árabes. Descansando y contemplando el torneo desde las vallas se encuentra Angélica Popcev, una experta en esta raza, ya que su ganadería Messia Popcev, ubicada en Sevilla, está especializada en la cría de hispano-árabes. "Llevo más de 50 años con ellos", expresa mientras observa cómo un jinete galopa con un corcel que tiene unos cuatro años. "El caballo es el animal más puro y bello... es hermoso. Hay que honrarlo porque nos ha llevado a conquistar el mundo", argumenta, a lo que continúa: "El caballo es mi pasión, pero lo que más me gustaría es que mis hijos siguiésen con esta afición", puntualiza. Historia, tradición, amor, pasión... un animal que mueve y concentra a personas de todos los puntos del mundo. Así han llegado a Equisur Sheryl y Dan, una pareja estadounidense que está de vacaciones con Simone y Nick, un matrimonio de Nueva Zelanda que se queda impresionado con la hermosura de los caballos, pero... ¿Qué les pareció Jerez? "It's very beautiful...", comenta Simone. "And very old!", remata Sheryl. 

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Claudia González Romero

Periodista.

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