La gastrotaberna Atuvera arraiga en uno de los pulmones de San Miguel gracias a sus platos exóticos, vueltas de tuerca a lo tradicional, y tapas con productos típicos de la provincia.
Hay un vídeo divertidísimo en Youtube en el que los humoristas del grupo catalán La Trinca entrevistan, hace casi 30 años, a Lola Flores mientras preparan juntos un gazpacho. Uno de ellos, en un determinado momento, ofrece sardinas a la artista, pero esta le frena en seco: "Sardinas no, por tu madre, sardinas no". Reniega ella, reina del mestizaje. Esa que según la crítica no sabía bailar ni cantar pero que siempre era digna de ver por su arrolladora y personal forma de entender el arte. No sabemos si el cocinero Pablo Lázaro bebe de esta anécdota, ni siquiera si ha visto este vídeo, pero en su gastrotaberna Atuvera, inspirada en la Faraona, pareciera que ella misma fuera a servir unas costillas con chocolate o unos garbanzos templados con curry sobre humus de remolacha. O sea, cualquier cosa que saque los pies del plato y enseñe que por mucho boom gastronómico, siempre quedan sabores con los que sorprendernos.
Cuando abrió el local en verano del año pasado fue tanteando el terreno con pocos platos. Poco a poco, la aceptación de la gastrotaberna fue a más, hasta el punto de que ya incluso se atreven a meter varias propuestas de pescado en carta, "puesto que queremos que todo siempre esté fresco". Atuvera empezó con la idea de conservar la cocina de la tierra y ofrecer papelones y tapas al estilo de los tabancos, con queso de la tierra como el payoyo, chacinas de la Sierra, jamón ibérico, chicharrones, salazones de Barbate –solomillo de atún, sarda, sardinas ahumadas, mojama…-, para maridar con los vinos. Pero al mismo tiempo, el fuera de carta era una sinfonía de técnicas e ingredientes del mundo con una vuelta de tuerca a lo tradicional.
Mezcla de originalidad, calidad y precio, Atuvera es singular hasta en su decoración, obra también del propio Pablo Lázaro
Mezcla de originalidad, calidad y precio, Atuvera es singular hasta en su decoración, obra también del propio Lázaro. "Hemos reciclado materiales respetando la estructura del local", comenta, junto a una barra de azulejos negros, una bicicleta junto a un palé de flores colgada de la pared, y dos fotogramas con los protagonistas de El resplandor para diferenciar los baños de hombres y mujeres. Hasta Lola tiene su altar en este local en forma de romi reciclado, con una rosa y una inscripción en carmín: "Ayer, hoy, mañana y siempre eternamente atuvera”. "Era irresistible no tenerla presente estando donde estamos, pero tampoco queríamos abusar, así que le dedicamos el altarcito". "La gente que viene disfruta también del local, pensado todo para una clientela muy familiar, para todo tipo de públicos". Incluso planean intercambiar recetas y ofrecer catas a sus clientes, "que esto sea como una especie de club gastronómico", expone quien junto a Ángel Villaescusa regenta el local.