"Quería ser diferente, como un lince ibérico en peligro de extinción. Las administraciones deberían proteger a los comercios de este tipo (ríe). Yo quería ofrecer lo mismo que buscaba cuando voy de viaje".
"Buscaba algo alternativo, no la calle y las tiendas más turísticas del centro, no lo de siempre. Mejor unos metros por detrás, cerca, en la calle de atrás, esa distinta, un poco más lejos".
"Yo buscaba, y eso quiero ofrecer, algo que le diera valor al diseño, a la locura, al atrevimiento. Quería hacer un comercio local para el turismo, algo que apenas queda y necesita apoyo. Somos pocos", asegura el creador y propietario en tiempos de compras digitales y centro comercial.
Por más particular que resulte tal objetivo, parece logrado. La tienda-museo De Cadi Cadi es un ejemplar único en su especie, una tienda que sólo puede compararse con un puñado pequeño de establecimientos del comercio gaditano, incluso andaluz.
De todo menos lo de siempre
Postales retro de calidad artística, camisetas con lemas propios que juegan con el dialecto gaditano, originales y locales, sudaderas que cruzan el verbo chirigotero con la asombrosa historia de la ciudad, delantales, gorros o cualquier objeto con zombis que salen de yacimientos arqueológicos.
Láminas y cuadros con imágenes clásicas de Hollywood ambientadas en Cádiz, imanes de nevera con los churros de La Guapa, recuerdos y regalos todo tipo, menos lo de siempre. Cabe cualquier referencia menos las manidas.
Igual se publicita en una pizarra como "único punto de venta oficial del amigo invisible" que ofrece líneas enteras sobre "Planeta Cadi" o "EusCádiz".
Siempre objetos artísticos o de diseño pero basados en diseños propios que beben de la historia, la mitología, el anecdotario, la singularidad y el habla de Cádiz.
El local en la calle José del Toro es tan "de cadi cadi", así se llama el local, que el propietario admite que trajo las losas del suelo de casa de su abuelo. "Abrimos un 5 de enero de 2012, ese día en que la gente va desesperada a por los regalos de última hora".
Francisco Javier Benítez Muñoz (Cádiz, 1972), asegura -junto a su compañera Almudena- que triunfaron desde el primer día "aunque no teníamos ni puta idea, ni de comercio ni de nada". Luego hubo algún altibajo, "durante la pandemia llegué a repartir algunas compras a domicilio en bicicleta".
La voluntad de este comerciante y su instinto creativo siempre se impusieron. Desde 2017, sus diseños se venden también por una web "simplona pero que funciona, nos compran de toda España y de fuera", así que ya piensa en alguna celebración de los 15 años de este comercio imprescindible.
"Vamos a renovar mucho los diseños para el año que viene, líneas nuevas para 2026, tenemos varias ideas nuevas pensadas. Es una buena ocasión de celebrar, hacemos 15 años dentro de 12 meses, el 5 de enero de 2027".
Para mayor mérito de Javier Benítez, esta trayectoria ha sido paralela a la de Animarte, un grupo de vocación igualmente creativa, tan artística como turística, la primera empresa en las visitas teatralizadas a recintos culturales (de un teatro romano a un castillo, de una fortaleza a un museo).
"Fuimos los primeros en 1998, nos acercamos ya a los 30 años. Luego nos copiaron muchos, hay mucho intrusismo. Igual que en el diseño hay mucho plagio, es fácil atreverse a repetir lo que otros han hecho. Pero ahí seguimos, tres décadas después".
Pocos gaditanos, y menos visitantes de Cádiz, deben existir que no hayan visto algunos minutos de sus humorísticas visitas guiadas, ataviados de forma tan rigurosa como descacharrante, con una información histórica tan veraz como divertida.
Cachondeo gaditano con base artística e histórica
Tanto la tienda como las guías teatralizadas nacieron del deseo de ofrecer "lo que a mí me gustaba encontrar en otros sitios cuando viajaba. Vi que en Cádiz no había nada así. Empecé a darle vueltas para ver cómo ponerlo en marcha y qué rollo darle".
Al final, tanto a una parte como a la otra, De Cadi Cadi y Animarte, tienen un fondo de seriedad, calidad artística, respeto histórico, pero cubierto de "cachondeo gaditano, un doble sentido si se quiere, que se salga de los típicos souvenirs, del típico guía turístico".
La inspiración, en ambos casos, "viene de las pamplinas, yo soy pamplínico, intento buscarle a todo una vuelta cachonda. También me interesa todo lo que tenga que ver con la historia, e intento que tengan siempre un punto cultural, de transmisión de cosas de aquí".
Uno de sus mayores triunfos en estos tres lustros es la línea -camisetas, gorras, bolsas, sudaderas, pegatinas, imanes- con el logo de EusCádiz, la provincia dentro de la ikurriña.
"Todo con la tipografía típica de ellos y los nombres de los pueblos de la costa a mi bola, Barbateoak, Txiklana, Kaños de Meka. También me inspiro mucho en la forma de hablar de la gente, y en todo lo que ocurre en torno a la vida aquí, por ejemplo, el levante, el poniente".
Las nuevas ideas del aniversario, una excusa como otra para seguir en su propuesta, " que es cabezonería", tendrá las mismas bases.
"Si está a mi alcance, lo hago yo. No soy diseñador, se me ocurre una idea y la boceto de la mejor manera que puedo. La tecnología también me va dando cada vez más posibilidades y voy aprendiendo cosas".
"Algunas las hago yo, pero las que son más complicadas las boceto y le pido a Francisco, un amigo y vecino, dibujante e ilustrador muy bueno, que colabore conmigo".
"Cuando hago los diseños pienso en mis amigos o mi familia, que les guste a ellos"
La clientela está dividida, mitad y mitad, dice Javier, entre turistas y locales. "La idea también era que los gaditanos tuvieran un sitio de referencia, para hacer regalos, para lucirlos. Al final, yo cuando hago los diseños pienso en mis amigos o mi familia, que les guste a ellos".
"Por ejemplo, la línea No es que er mundo sea shico, es que Cadi es mu grande está pensada para todos los amigos y familiares que se han tenido que ir de Cádiz a vivir, a trabajar y a buscarse la vida".
"Para los que tienen una morriña tremenda donde quiera que estén. Ese diseño es para ellos, y para esa gente desconocida que se escapa tres días en verano para venir a Cádiz, y que se emociona cuando entra".
