Los mejores senderos para disfrutar del Parque Natural más pequeño de Andalucía (en la provincia de Cádiz)

La Breña y las Marismas de Barbate ofrecen al visitante un paisaje incomparable, rodeado además de municipios con una atractiva oferta gastronómica basada en lo local

Sendero junto a los acantilados en el parque natural de La Breña.
Sendero junto a los acantilados en el parque natural de La Breña. David Montes

Quizá pocas personas sepan que el Parque Natural más pequeño de toda la comunidad autónoma andaluza está en la provincia de Cádiz. La Breña ocupa lo que en otro tiempo fue la ya desaparecida laguna de La Janda, que llegó a formar uno de los humedales más grandes de Europa hasta mediados del siglo XX, cuando fue desecada. 

En ese entorno, hoy se esconde un auténtico tesoro, un escenario de arrozales, marismas, dunas y pinares entre la Bahía de Cádiz y el Estrecho, entre los términos municipales de Vejer y de Barbate. Constituido como Parque Natural en 1989, el corazón de La Breña es el pinar que lleva el mismo nombre, y cuyas vistas al acantilado, un impresionante tajo de 90 metros, pueden llegar a cortar la respiración a quienes visitan el lugar de primeras. 

5.000 hectáreas jalonadas por marismas, acantilados, dunas y hasta un bosque, y múltiples senderos, recorren este Parque Natural de la comarca de La Janda. 

El Pinar de La Breña constituye un espectacular bosque que alberga especies diversas como el pino piñonero, el carrasco o el enebro, y que es hogar de multitud de aves y de rapaces. Entre sus habitantes se encuentran el águila pescadora, la garcilla bueyera y el halcón peregrino. En las marismas y lagunas, la población de aves llega a ser considerable, ya que son lugares de nidificación y de paso migratorio para otras como la garza real, la grulla común o el ánade real.

Dos rutas ofrecen las vistas más espectaculares de la zona al visitante: el sendero del Acantilado y el del Arroyo Mondragón. Ambas son de dificultad baja, por lo que son aptas para realizar con los más pequeños de la familia.

Si se opta por el sendero del Acantilado, que une la playa de la Hierbabuena con la de Los Caños, es importante tener en cuenta que tiene una duración aproximada de dos horas y media, a lo largo de poco más de siete kilómetros, por lo que es recomendable llevar víveres para hacer un alto en el camino y reponer fuerzas. El punto de partida es un aparcamiento de la propia playa de la Hierbabuena, cerca del puerto.

El sendero recorre un gran sistema de dunas que quedaron separadas del mar por procesos geológicos. Sobre este enclave, se plantaron pinos piñoneros para impedir el propio movimiento de las arenas, y así también obtener piñones, la 'estrella' por excelencia de este Parque Natural. El camino está bien señalizado y asciende en una pendiente suave hasta llegar a la Torre del Tajo, ofreciendo una vista sobre los acantilados. A lo largo de toda la ruta está presente la línea de costa, por lo que la panorámica es espectacular, especialmente para aquellos visitantes que no estén muy familiarizados con los paisajes incomparables que ofrece la provincia de Cádiz.

Junto a la Torre del Tajo, construida en el siglo XVI, hay varios miradores. El camino continúa hasta llegar a la playa de Los Caños.

El sendero del Arroyo Mondragón, por su parte, recorre un camino antiguo desde Barbate hasta el palomar de La Breña. Transcurre por el extremo norte del Parque Natural, al margen derecho del arroyo Mondragón, cuyas aguas desembocan en las Marismas de Barbate. 

El camino comienza en el punto conocido como San Ambrosio, y finaliza en el llamado Camino de los Veteranos. Como no podía ser de otra manera, el pino piñonero domina el sendero, pero lo hace acompañado de otras especies como lentiscos o acebuches, y también por plantas aromáticas, como la lavanda. La primera mitad del recorrido, por su orientación norte y su cercanía al arroyo, va acompañada por un microclima específico. La segunda mitad, ya más alejada del arroyo, llega hasta un mirador en el que se observan los restos de una antigua cantera, y desde el que se ven los municipios de Vejer, Medina y Benalup, y también las propias Marismas de Barbate.

Esta ruta tiene una duración aproximada de una hora y media y recorre una distancia de siete kilómetros (ida y vuelta). La dificultad es moderada.

Sobre el autor:

Alaia Rotaeche

A. R.

Graduada en Periodismo y Máster en Estudios Literarios por la Universidad Complutense. He pasado por medios locales, por comunicación política y de organizaciones y he participado en proyectos autogestionados. Me interesan particularmente la cultura, la política, las migraciones y los feminismos, e intento siempre tener la mirada puesta en quienes tradicionalmente han habitado los márgenes de la sociedad.

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