Impagable publicidad la que en uno de sus episodios la serie El vecino, el último gran estreno de Netflix en España, dedica a la marca más famosa de las bodegas jerezanas de González Byass. Si aún no han visto la serie, un joven loser recibe de la noche a la mañana super poderes y se transforma en Titán, un superhéroe un tanto torpe que, en este caso, acude a la Puerta del Sol para evitar, como consecuencia de una ciclogénesis explosiva, la caída sobre la vía pública del luminoso de Tío Pepe, "emblema de la ciudad", según aparece en el metraje.
El cineasta Nacho Vigalondo se adentra en el asunto superheroico dirigiendo los dos primeros capítulos de la adaptación del tebeo homónimo de Santiago García y Pepo Pérez que ha llegado a Netflix el pasado 31 de diciembre. Una serie que actualiza la historia original de la viñeta y cuenta con un villano "igual de gigante y masivo que Galactus": el "capitalismo".
Como explica Quim Gutiérrez, que encarna al protagonista, la serie estudia "cuestiones patilleras y tomatierra" de los superpoderes. De esta manera, la ficción orbita en torno al "descubrimiento de Javier y su entorno más inmediato" de sus poderes, mientras que el resto de vecinos quieren descubrir "quién es" el superhéroe. Junto a él está José Ramón, el escudero a quien da vida Adrián Pino, que se encuentra con un superhéroe "que entra [literalmente ]de culo por su ventana".
Por su parte, Clara Lago interpreta a Lola, una "periodista muy idealista" a la que "todo le sale bastante mal, como a todos los personajes de la serie". Finalmente, Catalina Sopelana da vida a Julia -que no estaba en la historia original-, la vivaracha amiga de Lola "que parece un poco de otro planeta" y "quiere ayudar a la gente, pero a su manera".
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