La mesa redonda, cuadrada, rectangular, ovalada. Ese objeto donde reposan las tazas de café en una tarde de lluvia o las copas de vino en una velada romántica. El elemento estrella del comedor que tantas risas y conversaciones ha presenciado también se viste de gala en ocasiones especiales. Más allá de ser testigo de tantos telediarios, es un espacio donde compartir momentos con seres queridos y, por qué no, donde darle rienda suelta a la creatividad.
A Silvia Díez, una jerezana “por los cuatro costados”, le encanta la decoración y todo lo que tiene que ver con el arte. Entre sus aficiones –“tengo más hobbies que tiempo libre” - destacan pintar o coser, pero también una actividad con la que disfruta a lo grande en tan solo 5 metros cuadrados. Decora mesas en las que “el color está servido”.
Es el nombre que eligió en junio de 2020 para la cuenta de Instagram que abrió para compartir sus diseños. “El mantel siempre va a ser el lienzo que te marque los colores y ya luego juegas con las tonalidades”, dice la técnica de Turismo de 58 años que empezó a combinar objetos en pandemia.
Como pasaba mucho tiempo en casa -como el resto de los mortales- , su amiga le comentó cómo se entretenía y Silvia decidió probar. Además, se lanzó con la red social motivada por su pasión por la fotografía. Para su sorpresa, sus propuestas coloridas gustaron y en un año y medio ha logrado 11.000 seguidores.
Personas que siguen de cerca los distintos montajes a los que da vida. La intención de la jerezana es “inspirar a otras a que prueben y se diviertan” con esa actividad donde se pone el foco en las piezas que se utilizan para comer. Vasos, platos o servilletas impolutas que da pena manchar cuando el diseño está acabado.
“Dan mucho juego y no hace falta gastar mucho”, asegura Silvia, que para sus creaciones se sirve de vajillas de familiares y amigos encantados de colaborar con la iniciativa. Además de los que tiene en su casa, donde intenta sacarle el máximo partido a cada plato.
Para ella, junto a las velas, los tarros o las figuras de porcelana no pueden faltar las flores. “Dan muchísimo color. Con esta afición he aprendido nombres de flores que yo no conocía, y ahora casi siempre tengo plantas naturales en casa”, expresa a lavozdelsur.es.
Cuando quiere darle un toque elegante, opta por cubiertos de plata y a veces compra telas con estampados para crear sus propios manteles. Lo que más le gusta es probar y romper con el clásico mantel blanco que tantas mesas ha cubierto a lo largo de los años.
“Se puede mezclar absolutamente todo, desde telas lisas, estampadas, rayas, cuadros, piezas antiguas con modernas, cerámicas con losas, cristal con vidrio y cualquier recipiente se convierte en florero”, apunta.
A veces, en días soleados realiza sus montajes en el jardín. Eso sí, las copas de color siempre las utiliza para el agua, nunca para el elixir de las viñas. “Si se va a servir un buen vino, es imprescindible que el cristal sea transparente”, cuenta Silvia que, ante todo, quiere transmitir la ilusión que siente durante la preparación.
“Cuando una mesa es atractiva, está claro que la comida sabe mejor”, dice la jerezana, a la que le sorprende el juego que puede dar esta afición recién descubierta que no duda en poner en práctica cada vez que tiene visita.
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