Se han marchado las sirenas lejos de San Sebastián

Este tiempo de transición entre la primavera y el verano que viene es un momento ideal para visitar la ciudad y pasear por sus calles, las avenidas arboladas junto al rio Urumea o las calles con sabor a historia de la Parte Vieja

Uno de los pintxos de Mendaur Berria, en San Sebastián.
Uno de los pintxos de Mendaur Berria, en San Sebastián.

Desde que las sirenas se marcharon hace ya algunos años la ciudad, no sé si la más bella que jamás vio el sol como canta La Oreja de Van Gogh pero seguro que una de ellas, ha ido recuperando su histórica tradición turística rompiendo, eso sí, con el carácter elitista que tuviera en otros momentos de una historia de la que da fe buena parte de su arquitectura.

Este tiempo de transición entre la primavera y el verano que viene es un momento ideal para visitar la ciudad y pasear por sus calles, las avenidas arboladas junto al rio Urumea o las calles con sabor a historia de la Parte Vieja. El rio es testigo con cada subida de la marea de la fuerza del mar Cantábrico incluso en días en los que luce el sol. El olor a mar penetra en buena parte de la ciudad a través de su cauce convertido en prolongación marina.

 Sus tres playas, la majestuosa Concha y sus guardianas de Ondarreta y Zurriola, configuran un espacio único para el paseo y la contemplación del mar, en ocasiones extremadamente furioso pero siempre vivo y atrayente.

Pero junto a su paisaje marino insuperable y una arquitectura que refleja de manera contundente las distintas etapas que la ciudad y sus habitantes han vivido, es la gastronomía la otra pata de ese banco para el disfrute y el deleite de quienes la visitan. Donosti es probablemente una de las ciudades con más estrellas Michelin por metro cuadrado, pero lo que de verdad interesa al común de los mortales es ese volcán gastronómico en erupción en que se ha convertido la Parte Vieja cuyas calles, testigos mudos de la barbarie anglo-portuguesa aquel 31 de agosto de 1813,  rebosan hoy de gente de la más diversa procedencia a la conquista del bocado exquisito.

san sebastian
San Sebastián.

En ocasiones resulta difícil acceder a las numerosas tabernas y restaurantes que salpican toda su trama urbana y poder disfrutar de la irresistible variedad y sabor del pintxo, una forma de satisfacer el apetito propia de todo Euskadi y como no, el rey gastronómico de la Parte Vieja de Donosti. Es aquí, en plena degustación de pintxos y vinos, sobre todo estos, que uno llega a pensar que  es verdad que estamos en la ciudad más bella que jamás vio el sol.

Y llegados a este punto toca hablar de la calidad humana de quienes atienden ese mercado de excelencias gastronómicas apto para todas las economías. Difícil, si no imposible,  resulta encontrar alguien que no te atienda con todo el cariño del que disponen que es tan alto como la calidad gastronómica que ofrecen. Quedaron para volver restaurantes como Gandarias donde la atención de su personal es la primera señal de que acertaste en la elección tal como confirman después sus kokotkas de merluza o su ensalada con tkangurro, en definitiva calidad a su justo precio.

Y en ese volcán gastronómico del que hablábamos resulta sorprendente encontrar un lugar como Mendaur Berria que con su nombre, mantenido desde su apertura a pesar del cambio de propietarios, evoca el monte navarro de donde procedía su primer propietario y fundador del establecimiento según me contó Richard, el jefe y hombre para todo del establecimiento. Fue su estética interior, con el blanco como color principal y sus pantallas en las que aparecían sus platos, y una impagable ayuda de Trip Advisor, lo que nos llevo a probar suerte en aquel local no muy grande pero sí extraordinariamente acogedor como sus propietarios Edurne y Richard, que como decimos aquí en Cádiz son para comérselos.

Aquí el pintxo alcanza el nivel de la excelencia, se nota el trabajo y la elaboración de Yon, su jefe de cocina, y de Edinette, su cocinera. Su pintxo de txipirones a las tres salsas o su arroz trufado con foie son el mejor ejemplo de que también con los pintxos es posible disfrutar la alta cocina sin pisar el firmamento de las estrellas Michelin, enhorabuena.

Por suerte el fuego que recorre hoy las calles de la Parte Vieja es sólo el de los fogones de estos y otros establecimientos en lugar del de la barbarie del 31 de Agosto y una vez que las sirenas se han marchado lejos de San Sebastian.

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Paco González Cabaña

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