La 'pâtisserie' que abrió en Cádiz un matrimonio de Francia tras un viaje en velero por el Atlántico

La Poême lleva 20 años ofreciendo gran variedad de dulces tradicionales franceses en pleno casco antiguo

David y María en el interior de su local, situado en las inmediaciones del mercado central de Cádiz.
David y María en el interior de su local, situado en las inmediaciones del mercado central de Cádiz. GERMÁN MESA

Si usted lee éclair o petit pain au chocolat, quizás no sepa de qué estamos hablando. Si en cambio lo hacemos en términos de petisú o napolitana de chocolate, el concepto se hace universal al paladar. En Le Pôeme, ubicada en la calle Alcalá Galiano de Cádiz, llevan 20 años ofreciendo pastelería tradicional francesa a pie del mercado central de abastos. 

Esta 'pâtisserie' artesana la forman María y David, un matrimonio franco-belga, que en el año 97 vendió todas sus propiedades para comprarse un velero y dar la vuelta al Atlántico, en un año sabático que finalmente se alargó tres. "Cuando me quedé embarazada fue incompatible vivir en un velero, pero decidimos no volver al norte", cuenta María.

A Cádiz llegaron por casualidad en su regreso de las Azores. "En aquella época no había móvil y la manera que teníamos de guiarnos era a través de mapas que nos intercambiábamos con otros barcos", explica esta mujer, que antes de abrir el negocio se dedicaba al escaparatismo. 

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Como no tenían ganas de volver a los fríos inviernos franceses, decidieron cambiar el guion de su vida. "El padre de David era muy buen pastelero, así que valoramos la posibilidad de dedicarnos al negocio pastelero en el sur de España", relata María.

David, que anteriormente trabajaba en un banco, decidió aprender de su padre, ya jubilado, el cual le cedió toda la maquinaria y materiales de pastelería. Llegaron a Cádiz en diciembre de 1999 y el 4 de julio de 2002, tras ocho meses de obras, abrieron Le Poême en el local donde todavía siguen.

El clima y el estilo de vida de la ciudad fue determinante para que María y David se decidieran finalmente por 'La Tacita', después de valorar ciudades como Sevilla o pueblos costeros de la provincia como Rota o Conil. "Esta zona nos gustó mucho por su ambiente y folclor. Antes de abrir ya veníamos al bar de al lado y nos encantaba la vida que había, aunque no entendiéramos muy bien el idioma", recuerda María. 

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El mostrador de pasteles. GERMÁN MESA
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Ofrecen una gran variedad de macarons. GERMÁN MESA

Es sabido que el gaditano y la gaditana gusta de salir a la calle a tomarse su cafelito acompañado de churros o un pastel. Algo que vieron pronto María y David, quienes le dieron una vuelta al concepto de salón de té francés y lo adaptaron en su versión gadita. Reconocen que los comienzos fueron duros, ya que su apertura fue en verano y desconocían la devoción de la ciudadanía por ir a la playa. No obstante, sintieron el respaldo de sus vecinos y vecinas, que iban asiduamente como muestra de apoyo. 

María afirma que el negocio continúa muy bien, pero que han vivido momentos más bajos durante la crisis de 2008 y ahora con la pandemia. "Hay que saber perder para seguir ganando", espeta la dueña, quien asegura que antes de 2008 iba mucha más gente de Cádiz, y conforme han pasado los años, el turismo ha compensado la clientela. 

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David en el obrador preparando macarons de frambuesa. GERMÁN MESA

David es el encargado del obrador, con una producción diaria de entre 200 y 300 pasteles. "Todos son pasteles tradicionales con las recetas de mi padre, yo no he inventado nada", cuenta este hombre, reconvertido a pastelero, que se levanta cada día a las 4 de la mañana para preparar los dulces del día.

El obrador se encuentra en el interior del local y tuvieron que adaptar todo el cableado de la maquinaria debido a su antigüedad. "Todo llegó desmontado desde Francia. Muchas de estas máquinas tienen más de 60 años y todo es gracias a mi padre", comenta David, que dice estar muy feliz con su trabajo. "Hay quien podrá pensar que mi horario es de locos, pero si te gusta lo que haces, lo ves de otra forma", añade. 

Entre sus pasteles más destacados se encuentran la milhoja, hecha al estilo tradicional francés, la canasta de frutas, el plevert de pistacho (por el que todo el mundo pregunta) o los macarons, que los hacen de frambuesa, mandarina, pistacho y avellana.

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Canastas de frutas de Conil y el dulce de café 'Ópera'. GERMÁN MESA

También ofrecen las clásicas sultanas de coco, cruasanes de mantequilla y almendra, selva negra con una receta de 1870 de la pastelería donde el padre de David trabajó en Luxemburgo, o el caracol brioche. Además de sus adaptaciones del chocolate a la taza, que en Francia es más líquido, y el clásico roscón de Reyes.

El matrimonio tiene claro su destino a medio-largo plazo. "Seguiremos aquí hasta que nos jubilemos", dice María, que quiere ser una jubilada en Cádiz, pero seguir viajando. Quién sabe si en velero. Mientras tanto, la ciudad puede respirar tranquila, pues quedan pasteles de Le Pôeme para rato.

Sobre el autor:

Carmen Marchena

Carmen Marchena

Gaditana. Periodista feminista por vocación y compromiso. Empecé en las redacciones de Ideal Granada y Granada Hoy. He pasado por eldiario.es/Andalucía. Parte de El Salto Andalucía desde sus inicios. Tengo dos ídolas: mis abuelas Carmeluchi y Anita. Defensora de los Derechos Humanos y la Memoria. Sin más dilación, papas con choco o barbarie.

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Comentarios (1)

Rafael Hace 2 años
¡Qué bueno tener tan cerca una pastelería de tanta calidad y un servicio tan amable!
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