Cómo comerse la Feria de Jerez en 10 bocados

Catavino y buenos alimentos, en una imagen de la Feria del Caballo.

Si la Feria del Caballo no se hubiera convertido en su día en una de las mayores ferias gastronómicas del sur de España, las consecuencias habrían sido devastadoras para nuestra salud. Ya me dirán si no cómo sería posible metabolizar el medio millón de medias botellas que, según la Casa del Vino, nos metemos entre pecho y espalda en sólo una semana. Vamos, que los voluntarios de Protección Civil y de la Cruz Roja no darían abasto ante tanto coma etílico. De cuántos desvanecimientos nos ha salvado un caldito de puchero a tiempo o ese montadito milagroso que nos ofrecían en el momento idóneo.

Y es que para estar a gusto en la Feria hay que saber beber, y para saber beber hay que empapar el vino, y de esto último entendemos en Jerez más que en ninguna parte. Cuando en todas las ferias restantes se echaba de comer y la cocina elaborada brillaba por su ausencia, en la Feria del Caballo vestimos las mesas con mantelería, vajilla y cristalería. Mejor dicho, la vistieron a la altura de los mejores restaurantes los más importantes hosteleros locales. Por eso, desde hace más de veinticinco años, en la Feria de Jerez se come con en ninguna otra. Una hectárea de recinto ferial con más de dos centenares de cartas para satisfacer el paladar al mismo tiempo que nos alegramos la vida con el sol de Andalucía embotellado.

Sin embargo, hay quienes aseguran que la feria gastronómica paralela va a menos. Que la dejación por parte de los propietarios de las casetas, que entregan la cocina al mejor postor sin importarle nada más, está desanimando al hostelero local. Al punto de que muchos, como el inefable Faustino Rodríguez, arrojaron hace tiempo la toalla después de haber sido el alma mater del Hontoria, con las inolvidables casetas del Ajolí, Volvo, bar Juanito...

Un grupo de hosteleros locales quiere constituirse después de la Feria, y de hecho ya han mantenido varios encuentros. Su objetivo es destapar al hostelero “de feria” y sustituirlo por el hostelero de aquí, el que se juega su credibilidad de todo el año mientras todos nos divertimos. Pretenden evitar así la proliferación del casetero de fuera de la provincia que ha acabado quitándole el protagonismo al de Jerez y que ha elevado los precios, en ocasiones de forma abusiva, al tiempo que no ha sido capaz de mantener la calidad.

Entre tanto, y con la confianza de que les sirva, desde #ABocaLlena queremos hacer un esfuerzo por separar el trigo de la cizaña y recomendarles 10 bocados para comerse la Feria de Jerez y quedar estupendamente con su familia, amigos y compromisos. Ahí van.

GEMELAS AL JEREZ (PASEO DE LAS PALMERAS, 180)

Aunque el televisivo MasterChef las lanzó al estrellato hace dos años, Virginia y Raquel Naranjo, las gemelas al Jerez, son unas veteranas en la Feria del Caballo. En la pasada edición estrenaron caseta propia y fueron una de las más solicitadas del Real. Vamos, que había que reservar con antelación para poder deleitarse con sus originales y riquísimas creaciones. Aunque el año pasado dejaron el listón a una altura considerable con la pata de pulpo a la pancha sobre una cama de puré de patatas aliñadas y aceite de pimentón o el tortillón de cinco huevos con patatas nuevas de Sanlúcar, este año se han inventado un revuelto de wakame con langostinos al ajillo cuyo nombre sólo es ya irresistible.

CANAL SUR - LA MODERNA (PASEO DE LAS PALMERAS, 33)

Por segundo año consecutivo, los compañeros de la delegación de la RTVA en Jerez apuestan sobre seguro con el personal de La Moderna. Aprovechando que durante la semana de feria los hermanos Pacheco echan el cierre al céntrico bar, el cuerpo de camareros, con Tomás, Pablo y Edu a la cabeza, se hacen cargo de la caseta de Canal Sur. Antológicas las mollejas, aunque no desmerecen ninguno de sus guisos. Viva la cuchara.

RADIO JEREZ -CADENA SER (LA PAQUERA DE JEREZ, 38)

Sólo tenemos que avanzar un poco en el dial y vamos, de radio en radio, hasta la caseta de la emisora decana de la ciudad. Radio Jerez-Cadena SER vuelve a confiar, por segundo año, en el buen hacer de Ismael, de El Cicharrón y los Altos Ibéricos. Sus albóndigas de cola de toro ocn salsa de Pedro Ximénez Albóndigas están para repetir y repetir y repetir…

LAVOZDELSUR.ES (MANUEL SOTO, SORDERA 104)

En esta relación, aunque está mal decirlo, no puede faltar nuestra caseta de feria, la de lavozdelsur.es. El motivo es que la cocina está dirigida este año por Pepe, el del Rody, todo un clásico del centro, que acumula también un buen número de ferias a sus espaldas. De entre todos los menús y la completa carta, me quedo con los fideos a la marinera tanto de almuerzo como de cena.

CASETA LOS VILOITA-GUILLÉN (MORAÍTO, 154)

Los hermanos Jesús y Pilar Viloita llevan más de una década dando muy bien de comer en la Feria del Caballo. Las manos de Pilar en la cocina son un homenaje a los guisos clásicos. Imprescindible la carrillada ibérica guisada con patatas fritas.

BODEGAS FUNDADOR (LA PAQUERA DE JEREZ, 63)

Además de contar con un buen número de metros, una buena terraza en forma de ele, un ambiente muy agradable y actuaciones a diario con flamenco de la tierra, las Bodegas Fundador tienen en el catering Grosso, de El Puerto de Santa María, a un gran aliado. Es una de las cocinas más completas de la feria. A tener en cuenta, su siempre elogiada carrillada ibérica al oloroso Harveys. Este año la novedad del sushi promete ser la sensación de la feria, ya que casa perfectamente con nuestros vinos.

LOS JUDÍOS DE SAN MATEO (PASEO DE LAS PALMERAS, 31)

La Caseta de Los Judíos de San Mateo siempre fue por delante en la nómina de la de las hermandades en la feria. Desde su ubicación primitiva en el pequeño módulo del Paseo de La Rosaleda (ahora Lola Flores), siempre llamaron la atención la tortilla de Angelita, el capirote colora, el bizco o el judío. Este año, en una caseta más amplia y agradable, cuenta con la novedad en la cocina de Alberto, que la pasada edición se hizo cargo de El Alboroto. De la carta me llama la atención la sopa de tomate con langostinos, pero Paco Zurita, su hermano mayor, me recomienda encarecidamente el Revuelto San Mateo, con patatas panaderas, huevos fritos, cebolla rebozada y jamón ibérico que inevitablemente me recuerda al antojito de la venta Esteban. A ver.

PICHACO (MANUEL TORRE, 114)

Si la feria resulta especialmente calurosa, acudan a una caseta con buen aire acondicionado. Yo tengo mi rinconcito reservado en la caseta de Manolo Pichaco. Incluso, con permiso del riquísimo rollo jerezano y de sus alcachofas en salsa, tengo hasta el plato en la mente: el revuelto de patatas volaoras. Son patatas de Sanlúcar cortadas con mandolina, un poco más gruesas que las chips, que una vez mezcladas con el huevo batido forman una combinación perfecta que provocan auténticos surcos de lágrimas. Indispensables cualquier feria.

CASA JUAN CARLOS (PASEO DE LAS PALMERAS, 175)

Juan Carlos y Alfredo Carrasco representan la auténtica profesionalidad en la feria. Para comer en el Real a mesa y mantel busquen Casa Juan Carlos. Cada año, su caseta pasa por un restaurante con suelo de alberto. Lástima que no sea capaz de despejar la duda entre las albóndigas de secreto en salsa de boletus y los huevos rotos con chistorras para poder recomendarles un solo plato de su atractiva carta.

PEÑA LOS VEINTE (PASEO DE LAS PALMERAS, 14)

La caseta de la peña Los Veinte es garantía de buen comer ya que desde hace algunos años la cocina es cosa del Restaurante El Duque, de Medina Sidonia. Su plato estrella, la cola de toro.

Seguramente son muchas más casetas las que, por calidad y buen hacer en la cocina, merezcan estar en esta relación, pero no hay cabida para todas. Lo que sí les aconsejo es que, si quieren salir del Real un ratito y tomarse algo por los bares de parque Avenida, pasen por Valdepepe, tomen asiento en su fresca terraza, lejos del ruido y del polvo, y tómense un gazpacho gelé. No hay mejor reconstituyente.