Un 'escape room' ambientado en una bodega jerezana que desafía a la pandemia

Javier Rodríguez cogió las riendas de Una vuelta de tuerca en septiembre de 2019, ahora se reinventa con un nuevo juego que recrea una bodega de Jerez adaptada a los tiempos del covid

Javier Rodríguez, gerente del 'escape room'.
Javier Rodríguez, gerente del 'escape room'. MANU GARCÍA

Enigmas, acertijos y darle vueltas al coco suelen ser los ingredientes para salir victorioso de un escape room. Desde la plaza Compañía, Una vuelta de tuerca apuesta por este tipo de ocio, pero lo hace dando un homenaje a Jerez, la ciudad donde inauguró los juegos de escapismo hace cuatro años. Fue el primero que abrió en el municipio con una propuesta innovadora muy de la tierra. En septiembre de 2019, Javier Rodríguez decidió sumergirse en esta aventura con la ayuda incondicional de su mujer, Noelia Evangelista, y desde entonces han llevado este negocio familiar con mucha ilusión.

“Nosotros hicimos un escape room y nos gustó mucho”, tanto que la pareja se interesó de inmediato por esta empresa cuando sus impulsoras Marta y Leticia lo dejaron libre. “Teníamos muchas ganas, vimos que eran las puertas para nosotros”, comenta Javier, toledano afincado en Jerez desde hace 12 años.

Por aquel entonces, decidieron mantener el mismo nombre y el juego que caracterizaba a este escape room, basado en la leyenda del Rincón Malillo, pero en mayo usaron su ingenio, para darle una vuelta a su propuesta y crear una nueva experiencia. “Estábamos viendo que ya venía poca gente porque el juego ya tenía mucho rodaje, queríamos cambiarlo, lo teníamos planeado, pero surgió la pandemia”, explica Noelia desde la recepción.

Javier Rodríguez en la recepción de la plaza Compañía.
Javier Rodríguez en la recepción de la plaza Compañía. Manu García
Un elemento decorativo de la recepción de 'Una vuelta de tuerca'.
Un elemento decorativo de la recepción de Una vuelta de tuerca. Manu García

No les quedó otro remedio que aprovechar el verano sin poder poner en marcha sus ideas, pero cuando llegó septiembre “nos arriesgamos”, dice la jerezana de 29 años, que no trabaja en el negocio, pero siempre está dispuesta a echar una mano. Cerraron el local y estuvieron reformando las salas durante tres meses hasta que a finales de noviembre sacaron a la luz un nuevo juego: La ambición del Brandy.

Al más puro estilo jerezano y con la tradición del vino como seña, el escape room se renueva con esta peripecia ambientada en una bodega. “Hay sorpresas”, exclama Noelia que guarda el secreto de las salas avivando la curiosidad. “No te las puedo decir, hay que venir a jugar”, expresa.

Esta experiencia inmersiva que se puede disfrutar en grupos de hasta seis personas desafía a las mentes, en esta ocasión, evocando a la historia jerezana. “En época de crisis se vendieron parte de las acciones y aparecieron magnates extranjeros que quería comprar y llevarse el Brandy para allá”, relata Javier, sin dar más datos para no desvelar el misterio.

Botellas con bonos de regalo en su interior.
Botellas con bonos de regalo en su interior. Manu García

Cuando llegan los participantes, el matrimonio se mete en la piel de los familiares de los antiguos dueños de una bodega adquirida por un magnate foráneo. Ellos sospechan que es un usurpador y esconde “algo turbio”. A partir de ese momento, animan a los escapistas a desentrañar las pistas para demostrar si realmente sus acciones son legales. Noelia adelanta algunos detalles a lavozdelsur.es, que se guardarán bajo llave para que los interesados puedan descubrirlo con sus propios ojos.

El matrimonio cuida la decoración de cada rincón para dar el máximo de realidad al juego, además derrochan originalidad hasta en el bono regalo, que lo ofrecen dentro de una botella de vino. “Parece que la gente está más animada, a los de Jerez que les gustan los escape room estaban expectantes, tenían ganas de que cambiáramos de juego para venir”, sostiene la jerezana que ha visto como la empresa de su marido sufría los golpes de la crisis. “El verano ha sido fatal, la gente tiene miedo”, dice.

Por ello, siendo consciente de la situación, Javier se preocupó porque las salas fueran seguras y, a la hora de decorarlas, pensó en la desinfección. “Esto es mucho más seguro que por ejemplo un supermercado donde no están las cosas desinfectadas, aquí todo lo que se toca está limpio”, explica Noelia que suspira pensando en los meses anteriores y con la esperanza de que las familias y amigos vuelvan a optar por esta alternativa. Su hora de cierre está adaptada a las 18:00 horas y hasta ahora, nadie de otros municipios podía desplazarse.

Javier con una de las botellas de regalo del 'escape room'.
Javier con una de las botellas de regalo del 'escape room'. Manu García

Para la ambientación de las salas, han seleccionado elementos que no requieren de mucho tiempo de limpieza. En este sentido, limpian “todo cada vez que un grupo se va, dejamos media hora entre grupo y grupo para hacerlo”.

A su vez, el local cuenta con un plus de seguridad, una certificación de la que no todo el mundo dispone. Sus medidas están basadas en el Protocolo Especial COVID-19 de Prevención y Seguridad en Centros de Ocio en Vivo Escape Room, creado por la Asociación Española de Juegos En Vivo Escape Room (AEJEVER). Esta organización lucha por la regularización propia del sector “nosotros no tenemos ningún epígrafe, estamos como en el limbo al ser algo nuevo”, dice Noelia. Así, frente al covid se ha reunido para establecer esta normativa aprobada por la Empresa de Riesgos Laborales Quirón Prevención y por el Ministerio de Sanidad.

Los dispensadores de gel y las mascarillas obligatorias no faltan en Una vuelta de tuerca, que le planta cara a la crisis con esta propuesta tan arraigada a la ciudad. Javier, como gerente, se reinventa con frecuencia - ya lo hizo con un especial en Halloween - y seguirá maquinando juegos para sorprender a un público sediento de pasar los 60 minutos más cortos de su vida. Él ya ha desbloqueado el desafío.

Sobre el autor:

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Patricia Merello

Titulada en Doble Grado en Periodismo y Comunicación audiovisual por la Universidad de Sevilla y máster en Periodismo Multimedia por la Universidad Complutense de Madrid. Mis primeras idas y venidas a la redacción comenzaron como becaria en el Diario de Cádiz. En Sevilla, fui redactora de la revista digital de la Fundación Audiovisual de Andalucía y en el blog de la ONGD Tetoca Actuar, mientras que en Madrid aprendí en el departamento de televisión de la Agencia EFE. Al regresar, hice piezas para Onda Cádiz, estuve en la Agencia EFE de Sevilla y elaboré algún que otro informativo en Radio Puerto. He publicado el libro de investigación 'La huella del esperanto en los medios periodísticos', tema que también he plasmado en una revista académica, en un reportaje multimedia y en un blog. 

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