Kiko Rivera ha emitido un comunicado público en el que confirma la separación de su esposa, Irene Rosales, después de once años de relación y nueve de matrimonio. La pareja, que tiene dos hijas en común, ha decidido tomar caminos distintos, aunque mantienen la prioridad de proteger el bienestar de sus hijas.
En el texto, Rivera asegura que no buscará un beneficio económico ni acudirá a medios de comunicación para hablar de su vida privada. La decisión se presenta como el resultado de un proceso de reflexión y aceptación personal, con el objetivo de iniciar una nueva etapa vital de manera consciente y tranquila.
El DJ explica que la separación no ha sido una decisión fácil y reconoce la dificultad de elegir lo que considera correcto. Señala que la ruptura se realiza con respeto y gratitud, destacando que sus hijas continuarán siendo el vínculo principal entre ambos y el centro de su vida familiar.
El comunicado
Rivera subraya que la separación no altera el compromiso de ambos como padres. Afirma que el amor que compartieron permanece en el recuerdo y que el lazo familiar se mantendrá, con la intención de garantizar la estabilidad emocional y la crianza conjunta de sus hijas.
El hijo de Isabel Pantoja describe el cambio como una oportunidad para evolucionar hacia una vida más sana y auténtica, valorando lo vivido y mostrando apertura hacia el futuro, pese a la incertidumbre que implica la ruptura. "Hoy no empieza un final, empieza una transformación. La vida me ha enseñado que incluso en medio del dolor hay lugar para la gratitud, y que de cada cambio nace una oportunidad. El futuro es incierto, sí, pero también está lleno de posibilidades, y voy a recibirlo con la fuerza de alguien que sabe que lo más valioso ya lo tiene: mis hijos y la paz de haber hecho lo correcto".
