Así ha quedado la cara del hombre más tatuado del mundo tras quitarse los tatuajes

La imagen se ha convertido en viral. Tras el 95% de su cuerpo tatuado, Leandro de Souza ha decidido eliminar la tinta de su piel

Leandro de Souza, antes de quitarse los tatuajes.
01 de septiembre de 2025 a las 10:37h

Leandro de Souza, brasileño de 36 años, llegó a tener el 95% de su cuerpo tatuado, incluida la cabeza y el rostro, lo que le otorgó un aspecto intimidante en su momento de mayor exposición mediática. Sin embargo, asegura que esa imagen pertenece al pasado. Recientemente, ha iniciado un proceso de transformación personal tras convertirse a la religión evangélica, lo que le ha llevado a tomar la decisión de borrar sus tatuajes mediante sesiones de láser. La imagen de cómo ha quedado su rostro tras la eliminación de los tatuajes se ha convertido en viral.

En declaraciones recogidas por el medio brasileño G1, explicó que su vida anterior estaba marcada por las adicciones y la falta de rumbo. "Ya no soportaba la vida que llevaba", afirmó. Aseguró además que "era una atracción en los eventos a los que asistía y me sentía como un animal de circo".

Un proceso doloroso para un cambio de vida

El exmodelo de tatuajes comenzó este camino en una clínica de Sao Paulo, donde se somete a dolorosos tratamientos con láser. En un vídeo publicado en Instagram tras su quinta sesión, mostró los avances alcanzados y compartió su "gratitud", afirmando que "todo se trata de Jesucristo".

De Souza sostiene que su "dignidad ha sido restaurada" tras conseguir un trabajo formal y comenzar a integrarse de nuevo en la sociedad. Dice sentirse reconfortado al "sorprender positivamente a quienes lo rodean", después de años de marginación.

Así ha quedado el rostro de Leandro.

Su historia incluye un divorcio, una larga etapa de consumo de drogas como cocaína, éxtasis, LSD y alcohol, además de un paso por el sistema penitenciario y períodos en los que llegó a vivir en la calle. Reconoce que en esa etapa había perdido la confianza en sí mismo y sentía que "ya nadie creía en él".

Hoy, mientras avanza en la eliminación de sus tatuajes, insiste en que los dibujos en la piel no definen a una persona. Para él, la transformación es más profunda: un proceso que combina fe, esfuerzo personal y determinación, y que busca alinear su imagen exterior con la nueva identidad que está construyendo.

 

Sobre el autor

Rubén Guerrero

Ver biografía